Larga vida al rock and roll

A los cinéfilos de buena cuna les suelen gustar los libros que incluyen listas. Las listas pueden estar dedicadas a las, por ejemplo, cien mejores películas de todos los tiempos o las cien mejores películas de ciencia ficción y terror de la última década. El espectro que abarque la obra es cosa del autor, autor que por norma general suele ser un aficionado y experto que se ha pegado media vida contemplando cine. Cine que suele ser de género. O sea, ese del que huyen los espectadores que se dicen cultivados como aquellos que lo consumen a la misma velocidad con que devoran un plato de comida rápida.

Las 100 mejores películas del rock (Efe Eme, 2021) se viene a sumar a esta colección de libros que pretenden sintetizar en una cantidad limitada lo mejor y en ocasiones lo peor del cine de romanos, del espacio, romántico y, en el caso que nos ocupa, el musical en su versión más eléctrica, el rock. La obra, no obstante, incurre en algunas contradicciones de las que ya nos avisa el autor, Xavier Valiño, en el prólogo, ya que junto a cintas de rock, rock and roll, y pop de toda la vida, cuela otras que no pertenecen a esta familia como el jazz (Alrededor de la media noche, Bird); el blues y el soul. También el country western.

Como en todo libro que se precie de listas, el aficionado que se haga con un ejemplar encontrará algunas ausencias. Ausencias que serán graves o no según su criterio y sus gustos. Nosotros, por ejemplo, hemos notado en falta películas rock de cine español. Sobre todo una que considero esencial: Un, dos, tres… Al escondite inglés (Iván Zulueta, 1969) y Dame un poco de amor (José María Forqué, 1968), un filme éste que mezcla imagen real con dibujos animados. Al margen de que Valiño no contara con ellas, el libro reúne un centenar de películas que muchos aficionados habrán visto pero también descubrirán un puñado que no.

La obra está estructurada cronológicamente, así que comienza en los años 50 del pasado siglo XX con una ajustada y muy informativa reseña de Semilla de maldad (Richard Brooks, 1955), un largometraje que además de contar en su banda sonora con el ya legendario Rock Around the Clock, interpretado por Bill Haley and His Comets, inició sin querer un subgénero (el de profesor recién llegado a un instituto conflictivo) que cuenta en su haber con dramas y comedias.

Es inevitable que para quienes son iniciados en el mundo del cine y en todo el aparato que rodea a la industria, sobre todo la norteamericana, un libro de esta clase hace inevitable que la memoria refresque películas que vio en la noche de los tiempos y le entren ganas de revisitarlas si guarda de ellas buen recuerdo.

El trabajo que ha realizado Xavier Valiño es de chinos y es de agradecer que el tono que marca a toda la obra no sea el de un erudito que demuestra que tiene la lección bien aprendida sino la de un aficionado que sabe. Y saber, se nota mucho que sabe de lo que escribe.

En su recorrido sobre las relaciones entre el cine de ficción y el rock (y otras músicas) se agradece la reflexión con que habla de todas estas cintas y de muchas de sus canciones que marcaron la banda sonora de nuestra vida, así que la lectura también tiene algo de nostalgia y, al mismo tiempo, de hacerse a la idea de las distintas tendencias que destacaron en aquellas décadas. En los años 60, por ejemplo y tras el huracán The Beatles, filme que se caracterizaron por su mensaje libertario, como Easy Rider (Dennis Hooper, 1969) y en los 70 unas ganas de esparcimiento con la cual olvidar la realidad que se cernía en aquellos años y que se refleja en filmes como Fiebre del sábado noche (John Badham, 1977), extravagancias como The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman, 1975); álbumes conceptuales convertidos en películas como Tommy (Ken Russell, 1975) o la explotación del mito fáustico en clave rock en la estupenda El fantasma del paraíso (Brian de Palma, 1974) así como revisiones del pasado rockero a través de filmes biográficos sobre Elvis y Buddy Holly y musicales pacifistas como Hair (Milos Forman, 1979), entre otras.

Los 70 concluye en la selección que hace Xavier Valiño, con un gran clásico reciente: Granujas a todo ritmo (John Landis, 1980).Tras los 70, la década siguiente ofreció a los espectadores un filme revelación, El Muro (Alan Parker, 1982) donde se da vida con imágenes a un disco legendario de Pink Floyd. No era la primera vez, ahí está Tommy, que hizo lo mismo con un disco de The Who. En cuanto a retratos biográfico nos encontramos con Sid y Nancy (Alex Cox, 1986) con un Gary Oldman que se pone en la piel del batería de los Sex Pistols, Sid Vicious.

El mismo efecto me produce revisar los 90 y la primera década del siglo XXI, con títulos como The Commiments (Alan Parker, 1991) y Alta Fidelidad (Stephen Frears, 2000); Casi famosos (Cameron Crowe, 2000) y 24 hour party people (Michael Winterbotton, 2002), Ray (Taylor Hackford, 2004) y En la cuerda floja (James Mangold, 2005).

En la relación, el autor selecciona series de televisión vinculadas al mundo de la música como Vinly (creadores Martin Scorsese, Mike Jagger, Rich Cohen y Terence Winter, 2016) y Treme (creadores David Simmon y Erik Overmyer, 2010).

En definitiva, se trata de un libro que, pese a sus inevitables agujeros, me atrevería a recomendar a todos aquellos que una vez bailaron al ritmo del Be-Bop-A-Lula.

Saludos, larga vida al rock and roll, desde este lado del ordenador
Saludos,

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