Un libro que está para comérselo

La gastronomía y el bebercio han generado una extraordinaria literatura que nos viene de antiguo. Tiene mucho de fascinante esto de leer sobre comida y digerirlo como buenamente puedes dentro de la cabeza. Si hay, sin embargo, un libro que me haya invitado a comer sin que tuviera ganas este ha sido precisamente Lo que hemos comido, escrito por Josep Pla, quien despliega todo un muestrario de saber gastronómico que tanto aficionados como profanos deberían de leer para disfrutar no ya solo con la excelente prosa del escritor catalán sino también por los platos de la tierra que va enumerando y describiendo en una obra que tiene incluso alcance metafísico. Si no me creen, les animo a que busquen esta pequeña maravilla en la que se revela el buen comedor que fue Pla, hombre que ama más la comida de la tierra que la que se perfecciona en los grandes restaurantes, los de cinco tenedores y esas cosas.

Por eso y mientras se disfruta leyendo el libro, uno se imagina que no le haría demasiada gracia a Pla eso de la nueva cocina ni la deconstrucción de platos tradicionales que han iniciado varios cocineros, alguno de ellos catalán, por cierto, ya que la cocina que reivindica es la de pueblo y sobre todo la de cuchara. También ingredientes que son fundamentales no solo en los fogones catalanes sino del resto del país como es el ajo y el arte de inventar que ha hecho reconocida la cocina que hoy se conoce como Mediterránea.

Lo que hemos comido cuenta con un excelente prólogo escrito por Manuel Vázquez Montalbán, que fue además de un excelente escritor y periodista, un reconocido gastrónomo. La cocina, de hecho, estuvo muy presente en una obra que crece con el paso del tiempo. Crecimiento que pasa también con la producción literaria de Pla, un sobresaliente prosista y un aficionado al comer, al buen comer del que deja cuenta en este extraordinario libro escrito originalmente en catalán y traducido al español por P. Gómez Carrizo.

Añadiría en este comentario de urgencia, y así me lo piden y así lo escribo y así lo transcribo para este su blog El Escobillón, si no todos muchos de los fragmentos que se diseminan a lo largo de un libro que no aparece para mi sorpresa muy destacado en la producción literario de Pla. Un hombre que antes de ser periodista y escritor fue, ante todo, un extraordinario comelón que es lo mismo que decir un extraordinario amante de la cocina. Pero de la cocina de casa, la que se hace para toda la familia en la intimidad y que sirve además de para reunir a todos sus miembros en torno a una mesa para comulgar también con una unidad que nos hace formar parte de un grupo, de una unidad. Al mismo tiempo, remarca la importancia de comer en compañía, de disfrutar de las sopas, los potajes, los segundos platos sean carnes o pescados y los postres y el pan nuestro de cada día, con gente a la que conoces desde que naciste. Pla vindica también el almuerzo con amigos y esas sobremesas en las que uno se defiende contra el sueño con bebidas espirituosas y platos de quesos y frutos secos para prolongar una digestión que se ve sacudida en ocasiones con eructos que liberan la acumulación de gases que se fabrican en los estómagos satisfechos.

Les animaría por esto y mil cosas más a que buscaran esta pequeña obra maestra de la literatura gastronómica escrita en España, y a observaranr con que facilidad Josep Pla despierta nuestro apetito aunque uno no quiera comer nada mientras pasa las páginas de un libro que parece que invita a ser devorado más que leído. A masticarlo y saborear el poder de cada palabra que deja el escritor y periodista catalán en la que fue una de sus tantas obras maestras.

Saludos, ñam, ñam, desde este lado del ordenador

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