Púa, una novela de Lorenzo Silva

La novela más reciente de Lorenzo Silva que llega a las librerías se titula Púa (Destino, 2023) y es un extraño a ratos híbrido entre la novela de espías con la policíaca. Un híbrido también con la de acción y de manera tangencial con la romántica aunque más que amor lo que haya en este libro sea la historia de cómo unos profesionales solitarios que han entregado su vida al trabajo quieren dejar de serlo en un mundo laboral, el suyo, bastante complicado para que mantengan relaciones lo que se dicen normales y corrientes.

Va a sorprender Púa a los seguidores que ha ido cosechando el escritor madrileño desde que comenzó su carrera literaria y me pregunto si esta sorpresa es para bien o para mal. El caso es que con Púa Silva da un volantazo a una trayectoria que hasta ahora había estado centrada en el ciclo de novelas que protagoniza la pareja de la Guardia Civil Bevilacqua y Chamorro y sus novelas históricas, las mejores las que desarrolla durante la guerra de Marruecos. Sumaría también sus ensayos, aunque el último de ellos, Castellano, no deje de ser un híbrido entre la novela de no ficción y el relato pormenorizado de los comuneros castellanos. Esta obra le sirvió también al escritor para reflexionar sobre los nacionalismos que nacen y se reproducen en este país, llegando el autor a la conclusión que si hubo un primer movimiento en España que reivindicó su territorio este fue Castilla a través de los rebeldes comuneros. Tenga o no razón, es otra historia.

Si se observa la producción literaria de Lorenzo Silva de estos últimos tiempos el lector comprobará que algo está cambiando en su literatura. Tengo la sensación, sensación que se acrecienta con Púa, que el escritor se siente más suelto e incluso más escritor lo que le permite proponer apuestas como las que presenta en esta novela. Una novela donde todo parece que está a medio hacer, o en la que le preocupa más que sea el lector quién elija si es aceptable o no la ficción que nos propone.

Púa transcurre en un país del que no sabemos su nombre que no lleva precisamente una relación de amistad con otro país con el que hace frontera. Su protagonista, a quien se apoda Púa, trabaja en una organización que se llama –como también se conoce a la CIA– La compañía y en ella todos los hombres (porque son hombres) que prestan servicio en esta organización responden también a nombres de guerra.

Púa cuenta con un compañero, Mazo, con el que forma un eficaz binomio en las operaciones a las que lo destinan. Su jefe inmediato es Araña. También está Sombra y más allá el jefe que es Uno. Púa trabaja para este servicio que más que operaciones de espionaje se dedica a labores antiterroristas. Por eso se infiltra en el país vecino en el que anidan grupos violentos, su misión será la de neutralizarlos.

El propio escritor admite al final del libro que sobre las páginas de Púa sobrevuela la influencia de, entre otros autores, Kafka, Proust y Virginia Woolf, y si bien el peso de Kafka que se aprecia en este libro es notable, no diría tanto en cuanto a Proust y Woolf pero si lo afirma el escritor es que debe de ser así.

La novela está dividida en dos tiempos, que el escritor expone en capítulos alternos. En el presente, se nos cuenta la promesa que hace Púa a otro agente, Mazo, de proteger a su hija, Vera, sobre la cual pende la amenaza de los terroristas que, si bien no han podido acabar con la vida del espía, sí que pueden hacerlo con la de su descendiente, una mujer que se ha dedicado al que se conoce como oficio más viejo del mundo mientras que en el pasado Lorenzo Silva narra cómo fue captado Púa por La Compañía, su entrenamiento como agente y las primeras y difíciles misiones en las que intervino para proteger a su país de la amenaza terrorista.

No termino todavía de entender porque el escritor desubica la acción de la novela ni por qué a los personajes se les conoce por sus apodos y no por sus nombres reales (literariamente hablando) ya que, a nuestro juicio, no termina de contribuir al entendimiento de un relato que cuenta la historia de un hombre dedicado en cuerpo y alma a su trabajo, lo que implica que asuma muchas personalidades diferentes mientras pierde conciencia de quién es él mismo, de quién fue antes de terminar arrastrado por el vértigo de un mundo que libra como soldado una guerra sucia en la que muchas de sus víctimas son inocentes.

El narrador nos cuenta la historia en paralelo del pasado y del presente de su protagonista y araña pero solo en la superficie, los sentimientos encontrados ante los que se enfrenta Púa en su trabajo. Ese trabajo sucio que necesita de hombres de acero, capaces de separar su vida privada de la laboral.

Más cercano al espíritu de la estupenda novela que sobre la CIA escribió Robert Littell que del universo poblado de traidores que refleja John LeCarré en sus estupendas novelas, Púa es un híbrido que no termina de fusionar bien las tendencias, los géneros que confluyen en ella aunque como los otros libros de Lorenzo Silva, guste o disguste lo que escribe, se lee con pasmosa velocidad aunque el asunto, el meollo, el corazón de lo que cuenta no termine de estar demasiado trabajado.

LO MEJOR: La capacidad que tiene Lorenzo Silva para capturar la atención del lector

LO PEOR: La mezcla de géneros no termina de conseguirse, lo que repercute en el resultado final

Saludos, calor, más calor, desde este lado del ordenador

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