Fauna, un corto de Daniel León Lacave

No tengo todavía muy claro lo que es el cine leve aunque esta corriente estajanovista que se rueda en Canarias y por desgracia para públicos muy restringidos, caracteriza el trabajo de dos cineastas que. contra viento y marea, siguen haciendo películas pese a que los elementos que se disponen a su alrededor sean cuanto menos hostiles.

Estos dos cineasta son Josep Vilageliú y Daniel León Lacave, dos caballeros a los que separa un abismo generacional pero que han sabido encontrar puentes, vías de acceso entre un mundo y el otro gracias, precisamente, al cine, que a veces produce estos milagros entiendo yo que involuntarios.

El caso es que si alguien tanto de fuera como de dentro de las islas quisiera tomarle el pulso al cine que se rueda a este lado del Atlántico debería de estudiar la obra (fecunda) de Vilageliú y Lacave, quienes pese a las adversidades y presupuestos raquíticos (una de las claves entiendo del cine leve) siguen rodando y cuando buenamente pueden exhibiendo sus películas. Películas todas ellas originales, rodadas en muy poco tiempo, pero muy cuidadas técnicamente. Cuenta además el cine leve con un extraordinario trabajo de actores. De hecho y gracias a estas películas –modestas material pero ambiciosas espiritualmente– he descubierto a una generación de actrices y actores de las islas que ha logrado que alimente la esperanza de que es posible un cine rodado en esta tierra netamente de esta tierra.

Lo que no quiere decir que sea un cine de magos y para magos porque no se trata de eso sino de reivindicar las pequeñas grandes películas que unos francotiradores, cineastas que ruedan al margen de apoyos oficiales, hacen y continuarán haciendo hasta que el cuerpo aguante.
Solo hay un problema entre los numerosos problemas que afectan a los leves, y es la práctica imposibilidad de ver sus trabajos. Aquí en Tenerife porque el salón de actos de TEA Tenerife Espacio de las Artes se dedica a otros menesteres vamos a decir que “artísticos”, relegando el importante papel que lideró en el pasado por dar visibilidad al importante movimiento de cortometrajistas canarios cuyos trabajos nunca o casi nunca aparecerán entre los seleccionados del programa Canarias en corto, ese mismo que niega (vaya uno a saber las razones y mira que lo hemos preguntado sin recibir respuesta alguna) que se exhiban los 21 trabajos de sus tres últimas ediciones.

Una pena, lo de no haber podido todavía ver los 21 cortometrajes de ese catálogo que financia el Gobierno canario aunque sí que hemos visto el último trabajo de cine leve que llega como una suave marea a nuestros ojos . Fauna se llama y es una atrevida y demoledora crítica al pequeño y endogámico mundo del cine canario. También un bonito homenaje al cine pese a que alimente toda esa fauna de la que el cortometraje de Daniel León Lacave solo recoge una pequeña muestra para –más que nuestra sonora carcajada– dibujemos una sonrisa de complicidad en la línea de nuestros labios.

Es más que probable que la mayoría de los que hacen (y dicen) que hacen cine en Canarias se vean reflejados en esta película que no deja de ser un chiste con pretensiones cinéfilas e intenciones (para nada camufladas) ombliguistas aunque su lectura resulte comprensible aquí como en Katmandú.

El protagonista es un trasunto del propio cineasta, Daniel León Lacave, que también recibe estopa porque el director y guionista de Fauna es consciente de que él también es un “rarito” en el ecosistema que retrata, esos profesionales y aficionados cineastas que solo se ven las caras en Festivales que como el de Las Palmas siente más debilidad por la alfombra roja que por el cine de verdad, ese que debe ir con mayúsculas pero que en el caso de estos festivales, solo hacen que reivindican el independiente y el que se rueda en países que por su exotismo levanta pasiones encendidas pero casi nunca justificadas.

Como otras películas leves, no hay lo que se dice una complejidad en su planificación técnica, sino el placer de dejar que sea una cámara fija la que recoja el diálogo que se cruzan los protagonistas que hablan de cine en un festival de cine de provincias.

Con apenas unos pocos planos, Daniel León Lacave rueda su película más crítica pero también irónica. Todo lo que muestra es una visión extrema de la realidad y tiene el objetivo de que quien la vea se sienta reflejado en un trabajo donde nadie, absolutamente nadie, sale bien parado.

Rodada con un presupuesto que da solo para pipas y gracias a la colaboración de amigos, Fauna constata una vez más que tenemos en el cineasta grancanario a un hombre, a un artista, preocupado por revelarnos las contradicciones de su generación y, al mismo tiempo, la realidad de una industria que no termina de arrancar en este archipiélago abandonado de la mano de los dioses. Sea, quizá, porque por mucho que nos vendan no existe esa realidad. Y si existiera, que le debe mucho más a estos independientes de la cámara que son los leves que a los que producen y dirigen películas profesionales que no salen del pequeño circuito al que se reservan estas obras (seamos benignos) de un cine canario rodado por canarios con actores y técnicos canarios y que subvenciona el Gobierno canario. El problema es que este cine pretendida y pretenciosamente “intelectual”, no hay quien lo entienda. Y mucho menos quien lo firma pero esto, como diría aquél, es otra historia.

Saludos, fundido encadenado, desde este lado del ordenador

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