Miradas literarias y cinematográficas para reconocer Canarias

Algo cambió tras el éxito de Panza de Burro de Andrea Abreu en 2020, apenas comenzábamos a recuperar la normalidad tras la pesadilla del Covid-19, y es que sucedió lo imprevisto. La novela de Abreu provocó un seguimiento que más tarde producirían también Supersaurio, de Meryem El Mehdati El Alami y Leche condensada, de Aida González Rossi, tres escritoras que sin renunciar a su acento muestran una mirada de Canarias que ha conectado más allá de las fronteras insulares. Narrando historias que suceden aquí, en un escenario perfectamente reconocible para los que habitamos estas tierras.

Algo cambió también en el cine que se hacer aquí por gente de aquí. Películas, la mayoría de ellas, que proponen una reflexión sobre la isla auténtica. Una mirada que cuenta historias canarias pero también universales.

Para hablar sobre todo esto el pasado sábado 16 de septiembre, el IFIC Instituto de Formación e Investigación Cinematográfica reunió en el Espacio Cultural de CajaCanarias en Santa Cruz de Tenerife a la escritora Aida González Rossi y a los cineastas David Pantaleón y Omar Razzak, directores de Rendir los machos y Matar cangrejos, respectivamente. El título de la charla, moderada por Jairo López, Creando desde lo cotidiano: Nuevas narrativas canarias en el cine y la literatura.

Lo de nuevas narrativas quizá pueda resultar exagerado pero es verdad que algo está cambiando. En literatura la brecha la abrió Panza de burro, de Andrea Abreu. Y han consolidado esa mirada Aida González Rossi y Meryem El Mehdati El Alami. En cine varios directores que cuentan ya con una más que respetable filmografía están proponiendo materiales interesantes y en los que se preocupan por contar historias que se desarrollan en las islas.

David Pantaleón dijo que a él le gusta observar el territorio que habita para encontrar elementos con los que hacer una película. Es decir, que primero aparece el paisaje y los personajes y después la historia. Esto tiene un origen y es procurar que el espectador no sepa qué hay de verdad o de ficción en una película. En Rendir los machos se condensa el estilo de un director que rueda como rodaban los clásicos: con planos largos. Muchos de los planos de esta película me recuerdan el estilo pictórico de Jorge Oramas, sobre todo por la luz, esa luz poderosa y casi transparente que caracteriza cualquier día soleado en estas tierras. Pantaleón recurre, como Omar Razzak en Matar cangrejos, a actores profesionales con los que no lo son. Y el resultado es un cine que obra el milagro de rozar lo real con lo maravilloso.

Aida González Rossi dijo que tuvo desde el principio muy clara la historia que quería contar: cómo es crecer en un pueblo del sur de Tenerife.
Leche condensada no es, sin embargo, una novela autobiográfica” aunque “hay mucho de mí en el libro”. Un libro en el que intenta cruzar el vídeo juego con lo poético porque “en mi escritura ha tenido mucha influencia internet y las redes sociales”.

Matar cangrejos aguantó en la cartelera de unos multicines de Santa Cruz de Tenerife tres meses y no es una película autobiográfica aunque con ella Omar Razzak quiso desmontar algunos complejos que tenemos en las islas sobre estas mismas islas. En su película, que se desarrolla días antes del concierto que Michael Jackson ofreció en Tenerife a finales de septiembre de 1993, no hay plano en el que no aparezca un avión surcando el cielo mientras que el mar que nos rodea le pertenece más al turista que al isleño.

El mar para el director de Rendir los machos siempre fue algo así como ir a Hawai. Nació en un pueblo situado en la montaña (Valleseco, Gran Canaria) y la isla que reconoce no es la de la costa sino la que mira a la profundidad de los barrancos.

Algo ha cambiado. O está cambiando y es una mirada que tiene ganas de explorar estas tierras. Para David Pantaleón esta transformación comenzó cuando irrumpió una generación que no teme hacer películas en los territorios que habitan. De alguna manera, muchos de ellos y con independencia de su sexo cuando cuentan historias, muestran historias que se desarrollan en un territorio que reconocen y en el que viven desde que nacieron.

De momento, es muy difícil vivir del cine y de la literatura en Canarias pero esto pasa también en esa España que existe igual que existe el Telediario. Yo esperaría a ver que nos depara el futuro y observar cuál será la mirada de los que vienen detrás.

De la mesa redonda me quedo con una frase que dice David Pantaleón: “cuidado con la idea de identidad frente al folclore”; tres escritores que Aida González Rossi cita entre sus referentes: Eugenio Millet, Félix Francisco Casanova y una novela, El barranco, que escribió la gran Nivaria Tejera y un consejo al que no hizo caso Omar Razzak cuando le dijeron en un cine de Madrid que le pusiese subtítulos a Matar cangrejos sin que se diera cuenta quien se lo dijo que es su acento uno de los atractivos de la película. Y si ven esta película créanme si les digo que el cineasta hace milagros. Y no solo por la pareja de niños que encontró para interpretar a los protagonistas ya que su mirada se extiende también a los adultos. Todos lo clavan y contribuye a ello precisamente el acento que hablan.

Cuando salgo del acto cae perezosa la noche y pienso que sería bueno que se produjeran más debates como éste. Que hablen de cine y literatura, de música, arte y de lo que sea. Nos ayuda a reconocernos.

Saludos, telón, desde este lado del ordenador

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