La espada de Rhianon, una novela de Leigh Brackett

Leigh Brackett es una de las grandes guionistas del Hollywood dorado, de aquella inmensa fábrica de sueños que producía películas que desde el día de su estreno permanecen vivas en nuestra memoria. El caso es que puso su talento al servicio de obras maestras como Río Bravo, El sueño eterno, ¡Hatari!, El Dorado y Río Lobo, que fueron dirigidas por Howard Hawks, y de El largo adiós y El imperio contraataca, de Robert Altman e Irving Kershner, respectivamente, lo que pone de manifiesto lo bien que se movía una escritora que tuvo que demostrar con uñas y dientes su talento en un universo, el de los guionistas y escritores, reservado aquellos años a los hombres.

El caso es que Brackett simultaneó su actividad en el cine con la literatura, especializándose en la literatura popular, donde su nombre sigue ocupando un puesto privilegiado ya que además de una excelente mente organizada también tuvo una capacidad de imaginación que todavía sorprende si uno da con uno de sus títulos más representativos en el mundo de la fantasía heroica como es La espada de Rhianon, una novela traducida al español y publicada en la famosa colección de ciencia ficción que en su día puso en marcha Roca.

Uno se pregunta, la verdad, cómo un título como La espada de Rhianon se pudo colar en esta serie ya que más que una historia de ciencia ficción al uso se trata de un relato prodigioso de fantasía, más cercano al universo de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán de los monos, que de Robert A. Henlein. También más cercano al Randolph Carter cuyas aventuras marcianas serializó Burroughs, que a la fantasía de tintes medievales que imaginó Tolkien en sus exitosas El señor de los anillos y El Hobbit.

La espada de Rhianon es una novela de pocas páginas con claro aliento pulp lo que significa que no deja descanso al lector. Se trata de una narración en continúo movimiento y cuya acción se desarrolla en un planeta, Marte, en el que cohabitan una compleja variedad de especies que viven más o menos en perfecta armonía gracias al comercio.

En este escenario aparece el protagonista de la novela, Matt Carse, un explorador y aventurero que da con sus huesos en la tumba de un personaje legendario del planeta rojo que tras introducirse en una esfera oscura viajará al pasado marciano donde será poseído por Rhianon, una leyenda que dejó una serie de armas prodigiosas custodiando su sepulcro. A partir de este momento se acelera el relato mientras la escritora da rienda suelta a su imaginación mostrando una serie de razas (aladas y marinas) que a mi, personalmente, me evocaron el universo de las historietas que Alex Raymond ilustró para otro gran personaje de la literatura y el cómic estadounidense, Flash Gordon, aunque la novela de Leigh Brackett es mucho más adulta y sutil que las aventuras de Gordon y por supuesto que de las hazañas marcianas que lleva a cabo Randolph Carter, ya que Burroughs fue siempre más un escritor de acciones que de tipos, lo que no pasa con Brackett, que es más una escritora preocupada de dotar de sustancia a sus personajes sin olvidar una trama salpicada de cosas y de capítulos que terminan con una especie de continuará que obliga a que nos animemos a leer el capítulo siguiente.

Es una pena, que se sepa, que las novelas pulp de Brackett hayan tardado tanto en traducirse al español como sí se tradujeron las de otros escritores y escritoras que pusieron su talento al servicio de aventuras espaciales, por eso merece tanto la pena hacerse con un ejemplar de La espada de Rhianon si no se conoce bien el idioma de Shakespeare aunque no resulte la verdad una autora demasiado difícil de leer en su lengua original ya que su inglés es para todos los públicos, no abusa de palabras cultas y apenas usa juegos de palabras que puedan despistar la atención de un lector que, como es nuestro caso, conoce lo suficiente de un idioma para hacerse entender en situaciones de emergencia, sobre todo cuando viaja por esos mundos de Dios.

Mundos a los que sumo a partir de ahora un planeta Marte que ha dado tanto literariamente al fantástico estadounidense comenzando por Burroughs, siguiendo con Ray BradburyCrónicas marcianas y Leigh Brackett que con esta La espada de Rhianon que ignoro si dio origen a una serie protagonizada por Matt Carse, es un héroe muy de aquellos años. Un tipo fuerte y no demasiado inteligente.

Si es de destacar en esta novela publicada en su día en editoriales baratas –de ahí lo de pulp, ya que salían al mercado en un papel de mala calidad– el protagonismo que asumen los personajes femeninos lo que sorprende para la época en que se escribió. Estas no resultan sumisas como las que nos pintó el creador de Tarzán sino más bien fuertes y en algunos casos refinadamente crueles, si no que lo digan a Carse que cae víctima de una de ellas, una princesa de un poderoso reino marciano títere de los villanos de la función, una raza de reptiles con forma humana y contra los que se conjuran un grupo de reinos piratas que quieren aplastarlos si cuentan con la ayuda de Rhianon/Carse, el esquizofrénico héroe de esta novela en la que no hay paz para los malvados.

Como siempre se dice, si lo que buscan es liberarse de la cada días más penosa realidad que nos asiste, si encuentran en alguna librería de lance La espada de Rhianon yo que usted no dejaría que se escapara ya que se lee como se toma agua si se está sediento. Con pasión y sin cálculos que valgan. Además, se demuestra que estamos ante una escritora y guionista que vale su peso en oro y que pudo pero no se la dejó, evolucionar hacia la edad adulta una saga que, como es la Guerra de la galaxias, se perdió en una ya muy, muy lejana galaxia para adolescentes y friquis que huyen del paso de los años adorando a Obi Wan Kenobi.

Saludos, días pero que muy raros, desde este lado del ordenador

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