Santiago Castellanos y su visión del mundo godo

“Para un creador literario, la época visigoda es apasionante”, aseguró el historiador y escritor de novela histórica Santiago Castellanos en Tacoronte Histórica. Castellanos acudió a la tercera edición del Festival de Novela Histórica Ciudad de Tacoronte para presentar su libro Rey de los godos (Edhasa, 2023), con la que, según la crítica, se consagra entre los grandes del género de la narrativa histórica en España.

 “Es apasionante” … dijo Castellanos como escritor, mientras que el historiador situó con precisión: “Estamos hablando de una época trascendental, cuando el Reino de Visigodo de Hispania empieza realmente a fortalecerse y ocupar casi toda la Península Ibérica. En realidad, toda esta época es lo que viene después de Roma, en el conjunto de Europa y el Mediterráneo. Es un mundo de cambios tan profundos que van a modificar el mapa de todo el mundo occidental hasta ese momento”.

 “Los godos son muy pocos en términos demográficos. Es una minoría absoluta, desde el punto de vista de la población que había en Hispania en esos momentos, y, sin embargo, fueron capaces de construir un sistema y lo consiguieron en un sistema fundamentalmente militar, los godos funcionan con un cerebro militar. Hacer esto es difícil, pero los godos lo consiguieron, aunque, nosotros, desde el presente, sabemos que todo esto se disolvería como un azucarillo en el siglo octavo”. La novela se ambienta en esa época, es producto de esa época y quiere trasladar a los lectores todo ese mundo a través de la tragedia personal del protagonista.

“Esta época es apasionante para un novelista porque es cuando todo el juego se está jugando. La partida se está jugando y es muy importante porque las piezas que habían formado parte del juego anterior ya se han repartido durante varios siglos y, sin embargo, hay poderes que se resisten a dejar de jugar. Este es el hilo conductor de mi novela: los poderes tradicionales que vienen del mundo romano están jugando una partida que saben que es importante y el protagonista de mi novela, Sergio, forma parte de esa partida”, apuntó.

Sergio fue un niño abandonado en el monasterio de Santa Eulalia, en la ciudad de Emérita natal, el fenómeno de la exposición de niños era algo común en Roma y en el mundo antiguo. Fue un niño abandonado ya relativamente crecido, casi un adolescente. Al mirar hacia atrás desde el Toledo del siglo VII, Sergio recorre los hechos que ha vivido:  el asesinato de Agila, las guerras civiles, las querellas religiosas, el ascenso al trono de Leovigildo y la formación del reino godo en Hispania. En medio de estos hechos, el protagonista se ve obligado a tomar decisiones. Verse obligado a elegir significa para su protagonista, según el escritor, preguntarse “¿qué inocencias pierde? No las pierde todas, pero sí algunas de las más importantes”, detalló el novelista.

 Aunque para los lectores, los dilemas de Sergio lo hagan parecer un hombre actual, él es “más romano que el río Tíber”. Lo que ocurre es que, al contar sus memorias, Sergio aborda algo “tan humano como atemporal… hasta dónde estamos dispuestos a apostar nuestra vida –dijo, preguntando al público–: ¿qué estamos dispuestos a perder… por una carrera profesional, por una ambición política o literaria? Ese es el tema de mi novela, que no es el de la Hispania visigoda”.

 “El proceso creativo es muy duro y, en mi caso, además, cuando uno es profesor de Historia de Roma, es más duro en el sentido de que uno tiene que desdoblarse, en cierto modo. Hay una cierta esquizofrenia cultural o intelectual”, dijo Castellanos.

Castellanos aseguró que “hay un vaso comunicante entre la ciencia y la literatura”, lo que, a su juicio, explica que en estos momentos haya más narrativa de creación en la que se recogen los avances realizados por la investigación histórica respecto al periodo de la sustitución del Imperio Romano por los nuevos reinos de los pueblos bárbaros: “yo creo que hay un trasvase; en los últimos 30 o años la ciencia ha dado un vuelco a lo que se sabía sobre esta época, no solo en Hispania, sino también en el resto de Europa. Entonces, antes no podía haber esa expresión literaria, porque la literatura, igual que el cine, es hija de su mundo. La ciencia no había planteado nuevas preguntas, nuevos interrogantes”.

Rey de los godos es una simbiosis perfecta entre historia y literatura en la vida de su protagonista, Sergio, permite conocer los convulsos tiempos que decidieron el futuro de lo que había sido la Hispania romana, una tierra peligrosa en la que imperan el caos y la batalla, donde las ambiciones y el ansia por el poder chocan con el amor y las pasiones.

Santiago Castellanos (Logroño, 1971) es profesor titular de Historia Antigua en la Universidad de León. Doctor en Historia por la Universidad de Salamanca, ha sido Visiting Scholar invitado en la Universidad de Oxford y profesor de investigación por la Universidad de Notre Dame, Estados Unidos. Como historiador, ha dirigido varios proyectos de investigación del Ministerio de Educación y del de Economía, analizando los cambios en el ocaso del Imperio romano y la Hispania visigoda; ha publicado en revistas científicas, como Journal of Early Christian Studies, Early Medieval Europe o Historical Research, entre otras, ha impartido decenas de conferencias en diversos países del mundo y es autor de capítulos en obras colectivas en algunas de las editoriales internacionales más relevantes.

Entre sus ensayos, cabe mencionar En el final de Roma (Marcial Pons, 2013), Constantino. Crear un emperador (Sílex, 2010) o Los godos y la cruz (Alianza Editorial, 2007), sobre la conversión del reino visigodo al catolicismo. Sus últimos libros académicos son Los visigodos (Síntesis, Madrid, 2018), Diocleciano y la Gran Persecución (RBA-Gredos, 2018, con edición en Italia, 2019), y The Visigothic Kingdom in Iberia (University of Pennsylvania Press, 2020). Su dedicación a la novela histórica ha dado como fruto obras como Gothia. Muerte en Barcinona o El libro de los crímenes (todas ellas, en Ediciones B). Rey de los godos es su última novela.

Saludos, qué noche la de aquel día, desde este lado del ordenador

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