Tenerife Noir, una antología de cuentos negros y criminales

No cuenta el género negro y criminal al menos en España con una sobresaliente tradición de historias cortas. Imagino que con el entusiasmo de romper esta maldición, que en Canarias no es tal porque a lo largo de los últimos años han ido apareciendo antologías de esta materia tanto en Gran Canaria como en Tenerife, la aparición de un libro de estas características la celebro con notable interés.

La que ahora presenta M.A.R. Editor con el título de Tenerife Noir, en una edición al cuidado de Javier Hernández Velázquez, que participa también con un cuento, es que se agradece que las historias no sobrepasen las siete u ocho páginas, lo que me hace ser consciente también del reto que tuvo que haber supuesto para los colaboradores haber escrito estos relatos que se desarrollan todos, absolutamente todos, en la isla de Tenerife.

Participan contando al antólogo un total de dieciocho escritores/as (1) y la calidad media de los trabajos presentado es bastante regular. Revelo, en este sentido, que esperaba lo contrario porque me consta lo difícil que es escribir un cuento, y sobre todo cuando el cuento debe de ser negro y criminal y desarrollarse en una geografía que la mayoría de los que participan no conocen o apenas conocen, y si conocen es porque han estado invitados por el mismo festival que da nombre a la antología. En este sentido y que ahora recuerde, hay dos o quizá sean tres los que tienen como escenario este encuentro con las letras negras y criminales y no son, a mi juicio, de lo mejor del libro. Otros, por el contrario, se decantan por narrar historias negras en la que se abordan problemas como la droga, los sicarios que nos visitan para no hacer turismo precisamente o la inmigración irregular que es un fenómeno que por desgracia se conoce bastante bien en el archipiélago.

Los cuentos están firmados tanto por escritores/as canarios como peninsulares, no me he puesto a contarlos pero digamos que el reparto es más o menos equitativo y que en uno y en otro caso (sea canario o peninsular) se aprecia que se han tomado muy en serio el trabajo porque, reitero, el nivel es bastante regular. Como todo, tengo mi preferidos, los que me han llamado poderosamente la atención, en algunos casos porque autores/as que conozco han abandonado otros territorios que es donde ambientaban sus anteriores historias para centrar el relato en la isla en la que vive. Espero que esta experiencia siga animándolos a presentar próximamente novelas negras y criminales que se desarrollen en Tenerife, algo me dice que las obras resultantes serían sonadas.

La mayoría de los autores/as que participan en esta recopilación pertenecen a la escudería de M.A.R. Editor, un proyecto editorial que apuesta por la heterodoxia ya que publica un poco de todo, y cuando se escribe un poco de todo me refiero a géneros diversos, la mayoría novelas escritas por paisanos, entre los que se incluyen al antólogo, Javier Hernández Velázquez, que prácticamente ha publicado casi toda sus obra bajo este sello editorial; Pablo Martín Carbajal, Francisco Estupiñán y Pascal Buniet, francés afincado en Tenerife y autor también de uno de los cuentos que contiene este libro.

No quiero destacar alguna historia por encima de otras que me parecieron más flojas por no desmerecer la participación de los que aceptaron colaborar en este proyecto pero sí me gustaría destacar que los escritores/as peninsulares se esforzaron por conocer el territorio en el que desarrollan su relato, lo que es de agradecer. Por faltarle algo al libro, noto en falta algo más de humor en los dieciocho cuentos que reúne pero hablamos de un género poco dado a la risa aunque cuente con ilustres autores que sí pasaron la prueba y salieron airosos de ella como Donald Westlake con la serie que dedica a John Archibald Dortmunder y la que protagoniza Bernard Grimes Bernie Rhodenbarr, de Lawrence Block.

Con todo, me he llevado una grata sorpresa con este libro porque los contenidos no son malos sino más bien al contrario y hay relatos que cortan la respiración por su despiadada violencia. De paso, las calles y plazas por la que transitan los personajes son las de los pueblos y ciudades de la isla en la que nací, así como los escenarios naturales por los que vagan los protagonistas de estas historias que, más allá de denunciar las corruptelas que se suceden en un pequeño territorio que es una mota junto a otras seis motas en el océano Atlántico y que están muy pegaditas a África, ponen de manifiesto que el género disfruta de una extraordinaria salud en España.

El caso es que esta clase de libros ponen visibiliza que el género negro y criminal continúa dando la nota y que una experiencia literaria como la que nos ofrece esta antología debería de repetirse en un futuro próximo y no lejano que es lo que suele pasar, precisamente, a este lado del Atlántico.

(1) Además de los autores ya citados colaboran en este volumen Miguel Ángel de Rus, Eduardo Bastos Sanz, Elena Puchalt, Arantxa Rufo, Margarita Wanceulen, Jesús Salviejo, Ángel Martín del Burgo, Andrés García Sosa, Tomás Pérez Sánchez, Bernar Freiría, Rafael Guerrero, Samuel Marina Franco, Teresa Galeote Dalama, Enrique Pérez Balsa, Carmen Martagón, y Amira Avil.

LO MEJOR: que la mayoría de los relatos están muy bien y cuentan historias de vértigo en ocasiones muy cercanas en apenas muy pocas páginas.

LO PEOR: Que no participen más autores/as de otras editoriales que no sea la que publica esta antología, M.A.R. Editor

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