Los bajos fondos del corazón, un ensayo negro, negro, negrísimo escrito por Eugenio Fuentes

No es el primer ensayo que se publica en español que reflexiona sobre el género negro en la literatura pero sí que se puede entender como un trabajo que propone un renovado punto de vista a la lectura de este tipo de novelas, mirada que va a generar polémica entre los aficionados quizá porque sumergirse en las páginas de esta obra si promete algo ese algo es, precisamente, cómo el autor, el también novelista Eugenio Fuentes, digiere las claves del género negro. Un género que, entiende, habla sobre todas las cosas de misterio y daño.

Dicho así es hasta lógico que el seguidor de esta literatura se sienta desconcertado aunque el escritor justifica esta idea con una amplia y trabajada reflexión donde asoman nombres, se cruzan fronteras y sobre todo, sobre todas las cosas, se observa al género desde lo alto de una colina, lo que da una interesante visión panorámica de lo que cree Fuentes que son esta clase de novelas, esta clase de literatura que nació para todos los públicos aunque en los últimos tiempos participan en su elaboración escritores y escritoras consagrados que han visto una oportunidad en ahondar en el tormento y el éxtasis que lleva implícita toda novela negra que se precie, y porque se precie, que esté por encima de la mediocridad que, como todo género popular, reúne a veces con obras de muy enojosa calidad.

Los bajos fondos del corazón. Las emociones en la novela negra (Tusquets Editores, 2024) le sirve a Eugenio Fuentes para mirarse ante el espejo y reconocerse en la imagen que allí se le devuelve.

Escritor a secas y creador también de la saga que protagoniza el detective Ricardo Cupido, cuya primera historia (El nacimiento de Cupido) se desarrolla en Tenerife, Eugenio Fuentes admite que llegó al género negro cuando quiso construir una novela con buenos diálogos y esto solo se los daba este género, escuela en la que se han formado, vale decirlo, numerosos y grandes narradores de nuestros agitados tiempos.

Es verdad que no se está de acuerdo en muchas de las conclusiones que saca Eugenio Fuentes a lo largo de esta larga divagación sobre el misterio y el enigma, ni que se llegue a entender ni a aceptar que meta en el mismo saco a la literatura que en su día cultivaron escritores y escritoras como Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, autores y autoras a los que le debemos detectives como Sherkock Holmes y Hercules Poirot y Miss Marple, respectivamente, con otros como Dashiell Hammett y Raymond Chandler, creadores también de dos sagaces detectives privados que responden al nombre de Sam Spade y Philip Marlowe, porque navegan por mares diferentes. En el caso de los británicos (Conan Doyle y Christie) porque sus relatos se construyen en torno a la averiguación de un enigma mientras que en los segundos (Hammett y Chandler) les interesa más narrar el ambiente en el que se mueven sus protagonistas y no tanto la resolución de un caso. Y esto solo a vista de pájaro.

Con todo, el trabajo de Eugenio Fuentes se lee con extraña fascinación, sobre todo si quien acude a sus páginas es un iniciado en este tipo de literatura por la que asoma la que el escritor considera oficialmente la primera autora de novela negra en España: Emilia Pardo Bazán y recuerda con cariño novelas como El clavo, del para mi muy estimable Pedro Antonio de Alarcón.

El ensayo de Fuentes propone múltiples puntos de vista sobre un género que casi todo el mundo tantea pero del que luego se aleja ya que aún no cuenta con su obra consagrada, dice el creador de Ricardo Cupido, pero tiempo al tiempo ya que casi parece que está por llegar. Y pronto.

El libro está estructurado en diez capítulos, el último de ellos dedicado a Cupido, e incluye prólogo, apéndices y un índice onomástico que uno puede consultar si quiere ir a tiro hecho. Lo que no recomendaría salvo si se ha leído la obra de principio a fin.

Entre los capítulos que me han parecido más interesantes dentro de una obra interesante aunque no me manifieste muy de acuerdo en algunas de sus conclusiones, destacaría el de Detectives resucitados porque repasa todos aquellos personajes que una vez muertos sus creadores tuvieron continuación en otras manos y el de Ilustres pioneros, que puede resultar muy didáctico para todo aquel que esté interesado en la arqueología de la novela negra. Huellas que Eugenio Fuentes rastrea y encuentra justificadamente en algunos de los pasajes del libro de los libros: La Bibilia y en concreto en el episodio que protagoniza Salomón cuando debe juzgar de quién es el hijo que dos mujeres reclaman. Muy atractivos resultan también sus apuntes sobre películas y series tan negras como la tinta del calamar.

En resumen, Los bajos fondos del corazón es una interpretación muy personal en torno al género negro y por eso mismo un volumen al que se tiene que reivindicar por su entusiasmo globalizador, de mirar cómo se interpreta un género según el país en el que se desarrolle su historia y concluir, no le falta razón, que sea de donde sea, este tipo de literatura tiene muchos elementos comunes, los más importantes el planteamiento de un enigma que deriva a misterio y el daño. Ese daño que no solo se comete en las calles sino también en nuestras casas, contenedores a veces de violencias desatadas.

Saludos, ¿a qué están esperando?, desde este lado del ordenador

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