Idiota, en el espacio nadie puede oír tus gritos
Hay personas con las que puedes estar hablando un buen rato sin que te des cuenta de cómo pasa el tiempo. Con independencia de que estés o no a favor de lo que dice, en ese diálogo abierto a la discrepancia sales normalmente con una sensación de que no has perdido el tiempo, y que gastar saliva intentando convencer al contrario de las bondades de determinada película, lectura o sonido, reafirma tus convicciones intelectuales pese a que no sean tiempos digamos que generosos con todos aquellos a los que nos encanta consumir cualquier tipo de producto cultural.
Me hago esta misma semana con el lujoso libro Alien. La sinfonía biomecánica, que ha editado la tercera edición de Fimucité, volumen en el que se recopila una serie de interesantes artículos sobre las películas que se han rodado del que quizá sea hoy la especie alienígena más famosa del cine.
Para el aficionado a la ciencia ficción el volumen reúne todos los elementos que uno le pide a un libro de estas características: rigor informativo, análisis inquietamente salvajes, transgresores en ocasiones, y nuevas visiones (lo que se agradece) a la hora de volver a enfrentarte a la hoy ya franquicia hollywoodiense.
No soy lo que se dice un gran aficionado al cine de Ridley Scott, aunque tiene algunos títulos (el mismo Alien, Blade Runner y Los duelistas) que sí llegaron a interesarme porque supieron conmover algo dentro de mi cuando tuve la ocasión de verlas en pantalla grande. Alien. Sinfonía biomecánica va, de todas formas, por otros derroteros. Lo que se agradece. Porque además de tratarse de un texto muy recomendable para sus seguidores también lo es para todos aquellos a los que les gusta leer un buen libro de cine. Independientemente del género al que esté adscrito la película/s que ha dado origen a su publicación.
Los especialistas que firman los diferentes artículos que componen el volumen son Pedro Mérida (crítico guerrillero de una desarmante ortodoxia); David Fuentefría, Manuel E. Díaz Noda y Acaymo G. Sarmiento, escritores todos ellos más sosegados y por eso menos desarmantes en sus conclusiones.
El volumen, profusamente ilustrado, algunas a color, se lee rápidamente. Lo que es un problema, porque me ha pasado como lector que al final me he quedado con ganas de más. De hecho, grité más cuando acabé de leerlo. Claro que, pobre idiota, ¿no te habías dado cuenta que en el espacio nadie puede oír tus gritos?
Saludos gratamente sorprendidos desde este lado del ordenador.
Agosto 10th, 2009 at 22:09
¿Sabes dónde puedo hacerme con este libro?
Agosto 10th, 2009 at 22:15
Buenoooo, me imagino que en librerías, ¿no?