‘Get on your knees, master’!!!
Teddy Bautista no es de este mundo. Nunca lo fue.
El hombre, el mutante, nació en unas islas mutantes del Atlántico llamadas…
Y yo, que recibí a tierna edad su bautismo, solo quiero recordar a los que ahora lo lapidan con piedras y lenguas venenosas que en la década de los años setenta, Teddy, el Bautista, parió a uno de los mejores grupos del pop rock español de todos los tiempos. Y que ese grupo se dio a conocer con el nombre de Los Canarios.
Y que cuando se cansó de subir a los escenarios haciendo del canario logró –pese a quien le pese– que una cosa llamada Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) comenzara a tomarse en serio en un país donde aún se cree que lo que hacen los artistas es patrimonio de todos porque, se sostiene, eso lo hace cualquiera.
“No se necesita de esfuerzo” y mucho menos de un organismo que en plan bulldog se empeñe férreamente en defender lo contrario.
Traicionado –y ahora también abandonado y vilipendiado– por los que una vez fueron los suyos, Bautista que hizo, curiosamente, de Judas en la versión española de la ópera rock Jesucristo Superstar, se ha convertido hoy en una especie de monigote al que golpear sin que apenas nadie se haya preocupado en estudiar su pasado.
Sobre todo su paso por la SGAE antes de que el escándalo lo sacara de la poltrona a base de tortazos puros y duros. En especial cuando inició su campaña para golpear, más que a los piratas, a las colosales plataformas que permiten piratas.
Teddy Bautista, que es un hombre que por mucho que se empeñen no tiene pinta de cavernícola aunque algunas de sus actitudes sí obedecieran a la prehistoria, comenzará a recibir “en breve” después de todo una pensión vitalicia de 23.000 euros tras poner en marcha la SGAE la petición cursada en su día por el polifacético artista.
Y olé tus cojones, Teddy. Olé tus santos cojones.
Olé y olé sobre todo con la que nos está cayendo a otros encima.
La pensión que reclama Bautista es resultado de un acuerdo al que llegó con la SGAE, ya que antes de que estallase la polémica que lo convirtió en uno de los tipos más odiados del país, el compositor canario “prefirió diferir parte de su remuneración hacia un plan de pensiones.”
Así que escrito desde la distancia, como un natural y residente de unas islas africanas donde además de monos he descubierto que hay personas que como Bautista han demostrado la inteligencia de un orangután, solo puedo quitarme el sombrero y reflexionar que, a veces, esto de nacer con una hora menos puede hacernos jugar con ventaja.
Y Teddy, panda de canallas que ahora lo crucifican, lo ha hecho.
Pero aquí no queda la cosa del canario.
Así que les propongo, panda de oligofrénicos, aprender del estilo Bautista.
La demanda de pensión cursada por Teddy coincide con una reclamación en la que el maestro pide, sin que se le caigan los anillos de los dedos, sin que le tiemble la voz, una indemnización de 1,8 millones de euros por haber “renunciado” al cargo de presidente de la SGAE en julio pasado.
Y está en su derecho
Olé, olé y olé…
Teddy, amigo, te mereces no veinte premios Canarias sino veinte premios Nobel.
Eres el más mejor.
Una lástima –y lo escribo con la mano en el pecho– que gente como tú no esté en este archipiélago para sacarnos las castañas del fuego. Claro que, tal y como están apuntando las pruebas, ¿podrías haberte llevado presuntamente tanto al bolsillo?
Pero Teddy, tú te mereces más.
Más y más.
Get on your knees, master!!!
Saludos, larga vida a Los Canarios, desde este lado del ordenador.
Febrero 26th, 2012 at 21:27
Señor Editor: Una vez más proclama usted su independencia y buen criterio al no apuntarse con el rebaño a la crucifixión planificada de “Judas”. Teddy Bautista es, posiblemente, la mente más preclara surgida en este oscuro archipiélago, desde Blas Pérez González. No el más iluminado -que sin duda es el gran César Manrique-, pero sí el más inteligente y carente de complejo de inferioridad. Bueno, quizá, es una sublimación de ese complejo, lo que lo hace sentirse “tan por encima” de la mediocridad peninsular -ya no digamos canaria. Se ve esto en el hecho de llamar a su grupo “Los Canarios”, con dos cojones, en una época -la del tardío Franquismo-, donde en la aduana de Barajas a los canarios nos trataban como si viniésemos de la jungla. Ahora Teddy, con todo derecho, reclama lo que ES SUYO, y lo que hasta el otro día le daban en bandeja, y con toda razón, pues bajo su mandato, la SGAE pasó de ser casi una casa de beneficencia, una peticionaria de limosnas, a convertirse en uno de los referentes de sociedades de gestión de derechos en el mundo, y a generar cientos de millones de euros para los autores (discutible, eso sí, para qué autores y de qué manera). Esto no será relevante para los que ignoran que el futuro de la economía mundial -sobre todo en Occidente- depende de la gestión de derechos intangibles, como patentes, registros y derechos de autor. Pero los demás nos asombramos de la inmensa labor de Teddy Bautista, y de su conocimiento de los nuevos modelos de gestión de derechos, que ha llevado a este país desde una situación del siglo XVI -donde los editores y los dueños de los teatros no pagaban derechos, y se embolsaban el fruto del sudor del Autor -, a un paradigma internacional como demuestra que los americanos se estén apuntando, ahora, a lo que ya proponía la malograda y finalmente triunfante ley Sinde -en gran parte inspirada por este “Judas” al que se refiere. Sin duda hay claroscuros en la gestión de Teddy en la SGAE, pero una gota no hace un océano, y la inteligencia preclara de este personaje no se puede tirar por tierra por un sólo incidente después de una labor de 20 años al frente de una institución. Quizá esa es la pena, que el mundo es así de injusto. Con todo, algunos siempre gritaremos con usted: “Teddy, ¡20 premios nóbeles!”
Febrero 26th, 2012 at 22:00
Por una vez, estoy de acuerdo con Cautivo.