Nazis de libro
“Cuando muere el soñador, el sueño muere con él, y muere para siempre. Lo que deja atrás, permanece también para siempre. No busques cambios, ni nada mejor; busca solo tu propia imagen en el espejo de los demás y reconoce al animal sin sueños para quien no hay solaz y del que no hay escapatoria. Lo que comenzó con el hombre como, ha terminado con el animal como hombre y ya no hay modo de cambiarlo.”
(La noche del Uro, Dalton Trumbo. Edición de Robert Kirsch. Traducción de Julio Roca Baena. Narrativas de hoy, Editorial Bruguera, 1980)
ACHTUNG!
La reciente publicación de La Zona de Interés, de Martin Amis, anima a escribir este artículo que solo quiere repasar algunas novelas protagonizadas por nazis hermosos, rubios e igual de amargos que la cerveza. Resaltar también que ninguno de los protagonistas de estos libros quiere ser consciente de que sirven al mal porque, razonan, cumplen, acatan órdenes.
Hemos obviado, para reducir la lista, novelas de corte negro y criminal como las protagonizadas por Bernie Gunther y Martin Bora, de Philip Kerr y Ben Pastor, respectivamente. Tampoco se hace eco de la excelente La noche de los generales, de Hans Helmut Kirst, ni de La hora estelar de los asesinos, de Pavel Kohout aunque admitimos que se pensó incluir –pero se desarrollan en la post-guerra– Los niños del Brasil, de Ira Levin y Odessa, de Frederick Forsyth, entre otras ficciones.
Claudicamos, no obstante, al filtrar Patria, la inquietante ucronía de Robert Harris, pero se descartó La bella bestia de Alberto Vázquez Figueroa, porque se inspira en un personaje real, Irma Grese, la celadora-supervisora de los campos de concentración de Auschwitz, Bergen-Belsen y Ravensbrück.
Pero… ¿pero que hemos sacado en claro de todas estas novelas?
Pues que existe el infierno en la tierra. Y que servir bajo sus órdenes cautiva la mayor parte de las veces. Cosas de Un imperio, un pueblo y un guía que convence a los suyos de lo profiláctico que resultan los asesinatos en masa si están científicamente planificados y de despertar en personas normales y corrientes al asesino natural o de escritorio que lleva dentro.
“El sueño de la razón produce monstruos.”
DOPPELGÄNGER
LA ZONA DE INTERÉS, de Martin Amis.- Martin Amis es el primer escritor que se atreve a contarnos el Holocausto desde una perspectiva inquietantemente normalizada por parte de los asesinos, hombres y mujeres que hacen su trabajo, un trabajo que sin gustarle demasiado lo hacen lo mejor que pueden. Desconcertante, precisamente por esta lectura, La Zona de Interés declina en varios caminos pero mantiene en todo momento un atenuado sentido de la ironía que suaviza el terrorífico relato que se narra a tres voces y que reflexiona sobre la rutina laboral, la mecánica y depresiva tarea de pensar cómo un matarife y que consiste, básicamente, en exterminar a miles de personas de la manera más económica posible. Amis tiene tiempo, además, de contar una historia de amor y reflexionar sobre el horror.
LA NOCHE DEL URO, de Dalton Trumbo.- El escritor y guionista norteamericano, uno de los hombres que formó parte de la lista conocida como los 10 de Hollywood por sus simpatías comunistas, dejó sin concluir esta novela en la que propone el relato en primera persona de Grieben, unos de los mandos del tristemente conocido campo de concentración de Auschwitz, que escribe sus memorias después de purgar –sin arrepentirse– una condena por actos de guerra. Novela inacabada, Trumbo quiso dar una explicación a la barbarie nazi a través de un personaje perturbador, de extraña moralidad, que encontró bajo el régimen nacionalsocialista un hueco –el de un exterminador– en la sociedad alemana de aquel tiempo y en la corruptora jerarquía nacionalsocialista.
LAS BENÉVOLAS, de Jonathan Littell.- Ambicioso retrato de un oficial de las ss con protagonismo activo en las matanzas de inocentes que, desgraciadamente, se empequeñece literariamente –pese al horror de oficina que describe– a medida que se avanza en sus páginas. Su protagonista, Maximilian Aue, termina también por desubicarse al final de una novela que, conscientemente, no va a ninguna parte. Mientras tanto, se concluye que el horror y el mal son más que frutos del delirio, una orgía legal cuando se burocratiza el asesinato de millones de personas.
PATRIA, de Robert Harris.- 1964, hace casi veinte años que las potencias del Eje ganaron la II Guerra Mundial. Berlín se prepara para celebrar el 75 cumpleaños de Adolf Hitler mientras un oficial de las ss investiga la muerte de un jerarca del régimen y abre, involuntariamente, la puerta de un escándalo que podría tambalear al régimen. Este es en líneas muy generales la sinopsis de una de las mejores novelas de Robert Harris, hoy por hoy uno de los más interesantes escritores británicos de entretenimiento que, en Patria, describe y ambienta una brillante y creíble ucronía. Ucronía, ese qué pudo pasar si…, en la que insistieron también con estremecedora fortuna Philip K. Dick y Len Deighton con El hombre en el castillo y SS-GB, respectivamente.
LA OFENSA, de Ricardo Pérez Salmón.- La Ofensa cuenta la historia de Kurt Crüwell, un joven sastre alemán que tras el estallido de la II Guerra Mundial busca cobijo en la esvástica e inicia su paulatina iniciación en el Mal.
EL CASTILLO EN EL BOSQUE, de Norman Mailer.- Elegido por Heinrich Himmler para investigar si uno de los abuelos de Adolf Hitler era judío, Dieter, agente de las ss, escribe una novela sobre los orígenes del führer. El castillo en el bosque es una novela, mucho me temo, que solo recomendable para aficionados a Mailer, un escritor que fue capaz de lo mejor como también de lo peor. En El castillo en el bosque intenta desacralizar a Hitler con un retrato de su infancia que escribe con trazo grueso y delirante. Para Mailer, nacer en el seno de una familia disfuncional explica el origen de un monstruo que sedujo y casi arrastró a su fin todo lo que entendemos es normal y corriente en este planeta.
LA REINA DE LA NOCHE, de Marc Behm.- Al escritor y guionista Marc Behm le iban los personajes femeninos notablemente retorcidos, y que arrastraban el peso de una extraña y enfermiza relación entre padre e hija. Esta novela es la cruda descripción de una mujer que termina sirviendo bajo las órdenes de la barbarie nazi, y para la que no existe la palabra perdón ni arrepentimiento. Es una pena que la obra de Behm, pequeña pero tremendamente imaginativa y feroz, no termine de reivindicarse como se merece. ”Odio los muebles y los payasos”… Así comienza esta novela, una de las más desconcertantes que se hayan escrito sobre el nazismo y sus vinculaciones con la adolescencia, la manipulación y la sexualidad.
Saludos, seguro que hay más, desde este lado del ordenador.