¡No al cierre del teatro Timanfaya!
Es una pena escuchar y leer los lamentos que se cruzan ante el anunciado cierre del teatro Timanfaya como si se asumiera con resignación que, efectivamente, cierra el 1 de enero de 2018.
Es verdad que así lo ha anunciado Mónica López, la guerrillera cultural que lo abrió hace unos años, pero estos desgarros de ahora, esa oración tardía frente al muro de las lamentaciones solo certifica que, efectivamente, todos los que hoy lloran dan por supuesto su desaparición cuando lo que se reclama es un ¡Salvemos al teatro Timanfaya!
El teatro Timanfaya antes que teatro fue cine. Se inauguró en 1977 y fue con el Chimisay (1969) la otra sala de exhibición del casco del Puerto de la Cruz, una ciudad abierta y cosmopolita muy pegada al mar.
Como cine cerraron por las mismas causas que otros cines aunque el Chimisay resistió como multisalas un tiempo antes de su aniquilación.
Pasados los años, Mónica López lo reabrió como teatro, y desde entonces ha ido ofreciendo una programación que acercó la escena a una ciudad que hoy acoge Mueca, un festival de teatro que se desparrama por las calles de una ciudad que si no hay nada que lo detenga, dejará de contar a partir del 1 de enero de 2018 con su único teatro físico. El teatro Timanfaya.
Mónica Lorenzo explica en una carta las razones de su decisión, no puede afrontar los gastos y la deuda, escribe, “aumenta constantemente”, pero puestas así las cosas no debiera de entenderse como la crónica de una muerte anunciada porque este es el momento, se insiste, de evitar el cierre del Timanfaya.
De hacer posible que el 1 de enero del próximo año no baje el telón definitivamente.
Si así ocurriera algo muy grande se habrá perdido en el alma de una ciudad que hoy es punta de lanza de la cultura en Tenerife.
Aún se está a tiempo…
Saludos, ¡No al cierre del teatro Timanfaya!, desde este lado del ordenador.