Ray Bradbury vino de otro planeta
Hace mucho tiempo que conocí a Ray Bradbury, íntimo de otro Ray, Ray Harryhausen, y nunca me ha fallado. Comencé leyendo primero algunos relatos dispersos y más tarde obras mayores como El hombre ilustrado, Farenheit 451, “si os dan papel pautado, escribid por detrás, cita de Juan Ramón Jiménez con la que el escritor abre esta novela sobre bomberos que no apagan incendios sino que los provocan quemando libros; El vino de estío, El país de octubre, La feria de las tinieblas y unas Crónicas marcianas que prologa Jorge Luis Borges, un entusiasta de la obra de Bradbury, un escritor sin embargo con escasos seguidores de la ciencia ficción ya que consideraban el mundo fabuloso y fabulado de Ray como demasiado literario y, afortunadamente para nosotros, poco científico.
Ray Bradbruy continúa siendo un escritor al que invito a conocidos y desconocidos que descubran si todavía creen posible viajar al pasado para cazar dinosaurios, volar en cohete al espacio exterior o ser un colono en el planeta rojo.
Lo increíble en sus manos se vuleve creíble, y es muy difñicil (a no ser que uno tenga un corazón de trapo) conectar con sus relatos porque la mayoría destilan un humanismo que apenas se da hoy en la literatura, el cine, el arte en general. Pero tiempo al tiempo, porque cambian las ideas que harán poner de moda las novelas y cuentos de un escritor que, sospecho, no fue de este mundo. Es más, creo que vino del mismo planeta que el otro Ray. Ese mismo que está poblado de “románticos sin esperanza”.
Y recordad, el año que viene celebraremos los que estén y también los que no estén el centenario de su nacimiento.
Viva Ray Bradbury
* En la imagen, el escritor sentado en la máquina del tiempo utilizada en el largometraje La máquina del tiempo (George Pal, 1960)
Saludos, es un pájaro, es un avión…, desde este lado del ordenador
Agosto 22nd, 2019 at 15:35
EDUARDO. ARTICULO DIFERENTE A LA RUTINA DE LOS “OFICIALES DE EDITORIALES” , ANTAÑO MONOPILIZADAS POR EL GRUPO PRISA. ADJUNTO :
Un diálogo desde las esferas, entre Vicente Huidobro y Ray Bradbury
Ray Bradbury
¡Oh, mirad!, ¡mirad allí!
Es como si todo el tiempo jamás hubiera estado,
Ni el universo ni el sol ni la luna ni la simple luz de la mañana.
Su tragedia era muda y ciega, y así queda.
Vicente Huidobro
Trampas
Trampas de perla y de lámpara acuática
Anda como los Ciegos con sus ojos de piedra
Presintiendo el abismo a todo paso
Ray Bradbury
¿Y nuestra vista?
Sí, ¿la nuestra? Saber ya lo que somos.
Pero piensa en ello, y luego elige –ahora, ¿cuál?
Nacidos para la Tierra tal cual, habitando una escena
Sin más, apenas vistos, borrados, cegados
Como si estos milagros jamás hubieran existido.
¿Vastas espirales de luz sonora, de fuego y escarcha,
Y todo tan rápidamente visto como rápidamente perdido?
Vicente Huidobro
Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella y vamos cayendo
Ah mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la muerte, despeñada entre los astros de la muerte.
¿Habéis oído? Ese es el ruido siniestro de los pechos cerrados.
Ray Bradbury
¿O nosotros de frágil carne, con los nuevos ojos de Dios
Que ascendemos y percibimos y examinamos los cielos?
Nosotros observamos las estaciones dejándose llevar por la marea lunar
y conocemos los años, al recordar todo lo que ha muerto.
Vicente Huidobro
Nostalgia de ser barro y piedra o Dios
Vértigo de la nada cayendo de sombra en sombra
Inutilidad de los esfuerzos fragilidad del sueño
Ángel expatriado de la cordura
¿Por qué hablas? ¿Quién te pide que hables?
Ray Bradbury
“¡Veo, oigo, saboreo y hablo! ¡Existo!”
Un Ciego golpetea por la pasarela del Edén
Nosotros somos su bastón
Un Ciego escucha el Vacío,
Nuestros oídos lo soportan en su dolorosa vigilancia.
Un Ciego toca pero no encuentra Nada de Nada.
Nosotros llegamos por Él y encarnamos su dolorosa vigilancia.
Un Ciego examina el aire para probar las fragancias perdidas.
Respiramos el viento del amanecer y enseñamos su trascendencia.
Vicente Huidobro
Silencio la tierra va a dar a luz un árbol.
Ray Bradbury
Construir tubos de escape en los cielos, ascender por colinas estelares
U oler la tierra y enterrar todas nuestras esperanzas.
Vicente Huidobro
Silencio la tierra va a dar a luz un árbol.
Ray Bradbury
Cabell dice que elijas.
¿El polvo, los gusanos, la noche eterna es para ti, para mí?
O los maravillosos mundos eternos más allá de aquel mar de estrellas
Hablad, vagabundos de la muda Tierra
Vicente Huidobro
Silencio
Se oye el pulso del mundo como nunca pálido
La tierra acaba de alumbrar un árbol.
Ray Bradbury
¿Cómo puede ser que no os veáis como os vemos nosotros?
Pisotéais un bosque de libertad porque os da la gana.
¡Pero, maldita sea! Los árboles os impiden ver el bosque.
Diez mil vagamundos por semana
Devoran tus tierras.
¿Os preguntáis por el motivo de sus gritos?
¿Y por qué tan alegres?
Vicente Huidobro
Ciego sería el que llorara
Ciego como el cometa que va con su bastón
Y su neblina de ánimas que lo siguen
Obediente al instinto de sus sentidos
Sin hacer caso de los meteoros que apedrean desde lejos
Y viven en colonias según la temporada
El meteoro insolente cruza por el cielo
El metaplata el metacobre
El metapiedras en el infinito
Meteópalos en la mirada
Ciudado aviador con las estrellas
Cuidado con la aurora
Que el auronauta no sea el auricida
Nunca un cielo tuvo tantos caminos como este
Ni fue tan peligroso
Ray Bradbury
Dios sonríe y así nos llama:
“¡Levantaos! ¡Corred! ¡Volad, mis Señores!”
Vicente Huidobro
Cuánto tiempo ese dedo de silencio
Dominando el insomio interminable
Que reina en las esferas
Es hora de dormir en todas partes
El sueño saca al hombre de la tierra
Ray Bradbury
¡Ay sí!, tal vez algunos pájaros algunas noches
Hayan notado a Orión levantarse y sincronizaron sus vuelos con rumbo al sur,
Porque los mapas estelares estaban impresos en sus dulces sueños genéticos.
O al menos es lo que parece.
Vicente Huidobro
La estrella errante me trae el saludo de un amigo muerto hace diez años
Darse prisa darse prisa
Ray Bradbury
¿Cómo recogéis los bártulos
Para continuar con los viajes por las estrellas?
¿Qué carne de médula de computación de datos
Anotáis y desecháis o empaquetáis
Para las navegaciones alrededor de Alfa? –personas inteligentes vinieron a preguntar.
Vuestra misión –dije yo– es: ¡vaciad vuestras cabezas!
Vicente Huidobro
Mas no temas a mí que mi lenguaje es otro
No trato de hacer feliz ni desgraciado a nadie
Ni descolgar banderas de los pechos
Ni dar anillos de planetas
Ni hacer satélites de mármol en torno a un talismán ajeno
Quiero darte una música de espíritu
Música mía de esta cítara plantada en mi cuerpo
Música que hace pensar en el crecimiento de los árboles
Y estalla en luminarias adentro del sueño
Yo hablo en nombre de un astro por nadie conocido
Hablo en una lengua mojada en mares no nacidos
Con una voz llena de eclipses y distancias
Solemne como un combate de estrellas o galeras lejanas
Una voz que se desfonda en la noche de las rocas
Una voz que da la vista a los Ciegos atentos
Los Ciegos escondidos al fondo de las casas
Como al fondo de sí mismos
Ray Bradbury
Pero ¿ves? ¿Mas realmente ves y conoces?
Y, conociendo, quieres tocar aquellos fuegos,
Crecer hasta que la inmensa frente del hombre de lamarckiano tamaño
Sacuda terremotos, impactando la luna,
Luego en Marte, y después en los anillos de Saturno;
Y, creciendo, desee mostrar
A todas las demás bestias simplemente cómo
Volar con sueños en vez de con antiguas alas.
Vicente Huidobro
Cae
Cae eternamente
Cae al fondo del tiempo
Cae al fondo de ti mismo
Cae lo más bajo que puedas caer
Cae sin vértigo
A través de todos los espacios y todas las edades
A través de todas las almas de todos los anhelos y todos los naufragios
Cae y quema al pasar los astros y los mares
Ray Bradbury
Así pues, considera esto: ¡Somos los primeros! Los únicos
A quien Dios ha honrado con sus amaneceres de soles.
Para nosotros como regalos Aldebarán, Centauro, la hacienda de Marte.
“¡Despertad!”, dice Dios. Mirad allí. Id a buscar.
Las estrellas. ¡Oh, Dios!, muchas gracias. ¡Las estrellas!
Vicente Huidobro
Cae en música sobre el universo.