El hombre es un mono que un día comió un hongo alucinógeno

3.jpg 

Por mucho que hayamos avanzado todavía quedan temas que levantan ampollas en nuestras conciencias, independientemente del signo ideológico con el que cada uno ha encarrilado su vida. Por ello, hablar de sustancias psicotrópicas o drogas como comúnmente se las conoce, resulta incómodo. En especial porque esta sociedad tan limpia y sana en la que queremos vivir las considera tabú o instrumento del mismo diablo. Lo que está claro es que casi nadie quiere hablar con honestidad y rigor del asunto, por lo que en el debate sobre las drogas hablan los mismos inquisidores de siempre y algunas víctimas escogidas por el sistema. Sistema que, supongo que a nadie se le escapa, ha devenido en una especie de fascismo dulce donde tanto las izquierdas como las derechas coinciden en sus deplorables y pseudos moralistas argumentos.
Afortunadamente todavía quedan en España voces valientes e ilustradas que encaran el problema de las drogas como debe ser. Esto es raciocinio y profundo conocimiento de causa y efecto. Entre todas las voces que han intentado marginalizar los sumos pontífices del orden destaca, qué duda le cabe a nadie, Antonio Escohotado, que sentó precedente con su ya imprescindible Historia General de las Drogas para que el interesado conociera de cerca los pros y los contras de estas sustancias. En contra de lo que opinan algunos cafres, este libro no es una apología de las drogas ni de su consumo, sino un sesudo tratado que propone precisamente eso: una historia general de las drogas y su empleo entre las distintas culturas humanas. Escohotado continúa dando la vara en la actualidad en su página web www.escohotado.org, que casi se ha convertido en una especie de Grial para todos aquellos que buscan espacios abiertos al disenso y el debate.
Pero no era de Escohotado de quien quería hablarles hoy, sino de Javier Esteban, director de la revista Generación XXI y conocido agitador cultural que pretende romper ideas y suscitar polémicas incendiarias con su último libro: El derecho a la ebriedad. Manifiesto libertario contra la prohibición (colección Soma, editorial Amargod)
Las páginas del libro pues, son una unidad en la que se defiende la libertad absoluta del consumo de cualquier sustancia a partir de la mayoría de edad, con el único límite de la libertad de terceras personas y si bien no supone una apología de las drogas, sí que lo es de la ebriedad, que su autor considera un derecho fundamental que forma parte de la libertad de conciencia que todavía no ha sido reconocido “en nuestras sociedades ni legislaciones”.
Como asegura Javier Esteban, su manifiesto es un reto a la autoridad, pero también a los peatones, y un canto “al dolor de millones de víctimas del llamado prohibicionismo: inocentes cautivos del estado del miedo, ceguera moral e ignorancia que destilan los legisladores. No puedo olvidar a los millones de seres humanos que han perdido su libertad o su vida por causa de unas leyes injustas y mezquinas. Cada humano que se pudre en una cárcel por las leyes de la estupidez es un insulto a la especie, un fracaso del mundo”.
El primer ejemplar del libro, obra que recoge la conferencia El derecho a la ebriedad que su autor no pudo exponer al ser saboteada por las “interferencias continuas de dos personas vinculadas a las fuerzas del orden” en la Facultad de Ciencias Políticas de Madrid en abril del año pasado, fue enviado al presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado de un secante con 120 microgramos de LSD, asegura su autor, quien inicia su particular y rupturista manifiesto con un prólogo de Antonin Artaud, de 1916, que todavía conmueve por su radicalidad intelectual.
Se esté o no de acuerdo con el derecho a la ebriedad, el libro de Javier Esteban se suma a la todavía pequeña pero cada día más sustanciosa bibliografía de textos heréticos en defensa de los paraísos artificiales, quizá porque cada vez son más los que piensan que el hombre es un mono que un buen día se comió un hongo alucinógeno.

No Responses to “El hombre es un mono que un día comió un hongo alucinógeno”

  1. anarca Says:

    Habría que presentar este libro en nuestras afortunadas
    Tomad mucha fruta

Escribe una respuesta