Cuando la ecuación funciona: Una de western + Vampiros = Grupo salvaje según John Carpenter

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Como espectador de provincias recuerdo con cariño casi todas aquellas sesiones que me ayudaron a querer un poquito más al cine. La que hoy rememoro tuvo lugar en el cine Greco, sólo que tiempo después de que el cine Greco dejó de ser solo un cine para convertirse en multicines Greco. La película en cuestión: Vampiros de John Carpenter. Porque el filme se titula así, Vampiros de John Carpetenter. Lo que ya nos avisa de que va ir la cosa: una de vampiros pero de John Carpenter.

No conozco aficionado al cine fantástico que no sienta debilidad por este cineasta, amante confeso de Howard Hawks (recomiendo la edición especial de Río Bravo, con comentarios del mismo Carpenter, entre otras interesante sorpresas) y hombre de profundas ideas progresista que ha ido revelando en su cine. Desde su clásico 1997: Rescate en Nueva York a la revolucuionaria Están vivos, donde propone en clave de cine de bajo presupuesto una rebelión de pobres contra ricos porque los ricos (que ya no lloran) son ¡extraterrestres o colaboradores de extraterrestres!

Vampiros de John Carpenter está basada en una irregular novela de John Steakley y nos cuenta la historia de un grupo salvaje que se dedica a recorrer los Estados Unidos en busca de… vampiros, precisamente. Esta banda de ¿asesinos? está liderada por un antihéroe pasado de vuelta que interpreta con su habitual convicción James Woods, y cuentan con la bendición de la Santa Iglesia Católica. El grupo salvaje, tras exterminar literalmente una guarida de chupasangres, y mientras lo celebra en un motel apartado con toneladas de tequila y mujeres de mala vida, es asaltado por otros no muertos y se arma la de Dios. Porque a partir de ese momento la película es una marcha hacia adelante con aroma de espaguti western y código de honor a lo Peckimpah sólo que triturado por la visión de un Carpenter en estado de gracia.

Vampiros no deja de ser, en este sentido, una más que estimable película del oeste. Sólo que los forajidos o los indios han sido sustituidos por hombres y mujeres a los que le gustan salir de noche y odian los símbolos religiosos y el ajo. Jack Crow, que así se llama el personaje que interpreta James Woods, se transforma así en una especie de justiciero o mejor de caza recompensas. Y los camiones y furgonetas en caballos mecánicos. El director aprovecha la ocasión, además, para criticar con tremebunda acidez a la jerarquía de la Iglesia Católica, a la que revienta con insólito desprecio en una de las mejores escenas de la película. Crow apunta a la cabeza de un sacerdote y le pregunta si quiere vivir o ir al paraíso con su buen Dios. El cura prefiere vivir.

No es Vampiros de John Carpenter una película a la que el paso del tiempo le haga daño. La he vuelto a ver recientemente y conserva esa frescura original que todavía estremece los huesos del aficionado al género. De terror y del oeste. Cuenta también con uno de esos finales que emocionan y que recuerdan vagamente al de cualquiera de los grandes western de su maestro Hawks. Es una lástima, de todas formas, que Carpenter no haya imitado a las mujeres del universo hawksiano, aunque sí se haya quedado con ese sentimiento de camaradería que empapa las relaciones de sus personajes masculinos.

Vampiros sigue siendo una de las mejores películas del director, junto a la potente 1997: rescate en Nueva York, Asalto a la comisaría del distrito 13, Están vivos, La cosa (el enigma de otro mundo), La niebla, Golpe en la pequeña China, y la surrealista En la boca del miedo, probablemente una de las mejores adaptaciones de las geografías delirantes pobladas por criaturas abominables de otro maestro: H. P. Lovecraft.

No Responses to “Cuando la ecuación funciona: Una de western + Vampiros = Grupo salvaje según John Carpenter”

  1. María Luisa Estefanía Says:

    ¡Habrase visto! ¿Cómo se le ocurre comparar a Sam Peckimpah con John Carpenter? Es como si dijera que Octubre o El Acorazado Potemkin son comparables a La Hoz y el Martínez. Don Eduardo, creo que sus comentarios sobre cine (fantástico) en un blog sobre cultura están fuera de lugar. Hable de las proyecciones del Cine Víctor, o de los ciclos de CajaCanarias, esa (la que nos proveen nuestros amos y señores) sí es cultura.

  2. editorescobillon Says:

    Estimada María, si has visto películas de ambos directores te daras cuenta de lo que quiero expresar. Me parece, de todas formas, mu’ fuerte comparar El acorazado… y Octubre con la, mira tú por donde, estimable La hoz y el Martínez. Abrazos.

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