Una reflexión ¿afortunada? sobre las escasas hazañas y las infinitas chapuzas bélicas

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Hazañas y chapuzas bélicas es uno de esos libros que te gustan porque sabes que no le va a gustar ni a los pacifistas ni a los belicistas más recalcitrantes. Escrito por Gary Brecher, un the war nerd o especialista en guerras tal y como se conoce a los especialistas en los territorios de la Internet, su libro es una deliciosa y provocativa reflexión sobre la guerra que te hará reír con una crueldad para nada políticamente correcta.

El nerd, que dice que vive en Fresno (EE.UU.) y que se pasa unas quince horas pegado frente al ordenador, se declara guerradicto y escribe perlas tan inciendiarias como la de: “la guerra es la única cosa buena de esta vida. . Qué digo: la guerra es magnífica. Ya sé que eso no debe decirse, pero es verdad. Vosotros también lo pensáis. Antes la gente admitía que le encantaba la guerra. Vale la pena tenerlo en cuenta, y así podréis decirles a los pacifistas que los chiflados son ellos, no nosotros”. Partiendo de la idea de que el señor Brecher no ha vivido ninguna guerra sino que la visto y se ha informado cómodamente en casa a través de herramientas como la televisión, libros e internet, sus principios por mezquinos que resulten ofrecen una visión novedosa sobre el ¿arte? de matarnos unos y otros en nombre de cualquier idea o patria fabulada. En su libro, de hecho, no deja títere con cabeza, lanzando descalificaciones a diestro y siniestro tanto a neocons como a comunistas, y analizando conflictos como la guerra de Iraq con una lucidez pasmosa.

Independientemente de la ideología que marque al autor de esta rareza histórica (el libro está editado en español por Ediciones del Lince a un precio me temo que prohibitivo) su lectura entretiene y hace reír, no ya por la crudeza de sus comentarios (es un gamberro, un provocador nato, en ocasiones se parece al clásico abusador de clase o a tu jefe), sino por cómo califica a caudillos militares como Pancho Villa (una mezcla de Homer Simpson con Espartaco) y religiosos como Jomeini (parecía un Drácula de 200 años con hábito negro), entre otros. También estudia el conflicto por el islote de Perejil (una batallita de Los Teleñecos) y repasa la historia de países castigados por continuas guerras como Colombia, Haiti o Mauritania que pondrá los pelos de punto a los más ingenuos de la casa.

El libro es una especie de mini-enciclopedia de la guerra, lo que le permite armar con toneladas de humor negro las escasas hazañas y las infinitas chapuzas que se han hecho en su nombre. Al final, uno no tiene muy claro porque su confesión de guerradicto, pero sí que saca en claro que Brecher utiliza materiales de primera mano para comentar lo que le viene en gana.

El autor, “un nacionalista americano”, arremete además contra ¿escritores? como Tom Clancy (“no es uno de los nuestros”, dice) al mismo tiempo que ofrece una interesante reflexión sobre armamento, estrategia y doctrina en el capítulo final de su obra.

Hazañas y chapuzas bélicas recorre así más de cien años de batallas con un desparpajo que desarma, y se convierte en una de esas obras (si te gustan lo temas militares aunque no hayas hecho el servicio militar) de referencia para intentar comprender donde nos han metido. Escribe sobre América (las referencias a Colombia y Haití parecen sacadas de tu peor pesadilla); África (ídem de ídem, sólo que un poquito peor si cabe), Europa, Oriente Medio y Asia. Eso sí, visto siempre desde la perspectiva de un americano medio muy informado aunque con barriga y adicto a la Coca-Cola Light. Tiene gracia el elemento.

Lo mejor, las furibundas críticas que le dedica a presidentes como Carter (un blando) o Bush hijo (un idiota). Lo peor, su autosuficiencia nerd y sus continuas ganas de provocar.  A veces se nota. En este sentido, no creo que el libro guste a los italianos, militarmente hablando los llama cobardes; y loa, aunque poquito, a franceses, británicos y españoles (por tener una historia plagada de conquistas a  base de primero golpeas y después preguntas) y a los propios norteamericanos, aunque reivindica figuras como la de Patton, quizá porque se creyó el chiste de que era un semiodios de la guerra.

En fin, estamos ante una obra de lectura obligada para friquis de la guerra y de la paz. Y yo me apresuraría a comprarlo, algo me dice que muy pronto lo retirarán de las librerías.

Gary Brecher es desde 2002 columnista de la página web The eXile, periódico quincenal inglés radicado en Moscú (www.exile.ru).      

No Responses to “Una reflexión ¿afortunada? sobre las escasas hazañas y las infinitas chapuzas bélicas”

  1. Alex Says:

    E

    Ley los dos primeros capítulos… y devolvi el libro al a tienda donde lo compré…

    Quizas a los lectores norteamericanos esa palabreria patriótica, escaso sentido de la autocrítica , egocentrismo y peculiar sentido del ¿humor? el libro les resulte de cierto interes, pero lo que es a mi, lo único que me ha inspirado han sido ganas de quemarlo o tirarlo a la basura…

    Esperaba encontrar un libro divertido, ameno, con rigor histórico y objetividad y lo que descubrí fue un chiflado para el que todo aquello que no es norteamericano (pese a que tambien critique a algunos de los suyos) es considerado poco menos que escoria… (No tiene desperdicio su descripción de Colombia y sus gentes)

    Este tio, como poco, debe ser miembro honorífico de la Asociación Nacional de Rifle; no le vendría nada mal darse leer un poquito mas de historia, buscar fuentes algo menos partidistas, hacer algo de autocrítica con su país, y recopilar testimonios de civiles y militares que han sufrido la guerra en primera persona

    P.D: tiene razón en una cosa, nos guste o no a los europeos, los yanquis son los únicos que tienen el poderio militar y decisión necesaria para intervenir en lugares donde nuestro políticos se pierden en palabreria y burocracia mientras una panda de chiflados (lease x ej, los balcanes) se dedica a cometer atrocidades.

  2. menos lobos Says:

    LA guerra no es para espititus sensibles
    Esos solo son carne d e cañon en las guerras Mejor que las eviten ( es decir emigren a America-del norte. Si es que tienen dinero para hacerlo
    Para los demas mi consejo qu e se quiten las legañas se compren el libro y ,,,no lo devuelban
    L a palabreria como dice el alma sensible qu e me precede, puede no gustar pero es que hablar sin tapujos es una virtud que se desconoce en europa donde toermundoegüeno como predicaba el conocido slogan franquista
    Convengo que el libro no es para niños al menos para los niños d e occidente ( grandes o pequeños)
    pero al menos da que pensar como esos otros libros olvidados como “la verdad inutil” o “mis historias e histerias de guerra este ultimo del javier Nart
    Convengo que mejor se vive lobotomizado y es mejor no ver lo que se nos avecina
    Saludos y dulces sueños
    Para todos los demas ..Leed este libro

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