And the winner is… en la 22 Semana Negra de Gijón…

Esto se acaba. Pero se acaba a lo grande como no podía ser menos. Lo único que me estropea esta sensación de satisfacción es la de asumir que cuando empiezo a reconocer las calles de Gijón y a pasear como Pedro por su casa por la Feria y su pequeña y recoleta Plaza Mayor –donde ayer quedé con unos amigos a los que no conocía hasta ayer pero así son los milagros de los que pertenecemos a los tres puntos– me asalte otra vez al espíritu como un lobo hambriento la melancolía de entender que esto ha sido casi todo amigos en la 22 edición de la Semana Negra.

Intento ordenar las notas que pacientemente he ido escribiendo a lo largo de estos días intensos, así como transcribir las entrevistas que he ido grabando con algunos de los casi 150 escritores que se han dado cita en estas jornadas; y me cuesta leerlas y escuchar las declaraciones porque me atenaza ese miedo al vacío que supone el regreso. Ese golpe a las entrañas que casi siempre hace que me duela el alma cuando sé que tengo que irme de un sitio que, de alguna manera, ha logrado alterar mi habitual rutina por otras novedosas rutinas.

De vuelta a lo de siempre. Me digo. En el fondo (recordad que es un idiota el que les escribe) hasta tiene su punto.

Esta mañana se han dado a conocer en multitudinaria rueda de prensa los distintos premios literarios que concede la Semana Negra. Estos premios literarios no tienen dotación económica salvo el de relatos, organizado en colaboración con el Ateneo Obrero de Gijón y cuya cantidad es simbólica. De todas formas, cabe resaltar que cada uno de estos premios sí que allana el camino a todos esos escritores de una u otra orilla que se dan cita en este encuentro para que puedan ser publicados en los países donde todavía se les desconoce.

A mi esto de los premios siempre me ha inquietado. Y lo escribo porque minutos antes de que se revelara la lista de los agraciados, uno percibe en la atmósfera esa tensión entre los que se saben nominados. Emoción que se derrite como un flan cuando su nombre no se pronuncia, y que solo estalla, aunque bien acompañado de aplausos, cuando se revela quién ha sido el ganador. Curiosamente, entre todos los premiados de esta edición no había ninguna mujer. Quizá sea, medito solidarizándome con los perdedores, porque todavía hay pocas que buceen en las entrañas de la novela negra y policial, la fantasía y la ciencia ficción, el reportaje crudo y casi desnudo… ¡Anímense!

And the winner is…

Premio de relato policiaco: Rodolfo Pérez Valero por Dioses y Orishas. Es el único escritor que ha ganado ya en cinco ocasiones el Premio de Cuentos de la Semana Negra, según me informa la inevitable Wikipedia.
Premio Celsius 232: Rojo alma, negro sombra, de Ignacio Martínez Biurrun.
Premio Espartaco de novela histórica: Javier Negrete por Salamina. El año pasado fue también el ganador del Premio Celsius 232.
Premio Memorial Silverio Cañada: Resultó ex-aequo. Sé que mi padre decía y Conducir un trailer, de Willy Uribe y Rogelio Guedea, respectivamente.
Premio Roldolfo Walsh a la mejor obra policiaca de no ficción: Carlos Quilez por Mala vida.
Premio Hammett: Ex-aqueo también: Niños de tiza, de David Torres, y Cruzada: 77, del argentino Guillermo Saccomanno.

Y ahora, que hablen los autores premiados:

Javier Negrete:Salamina narra un episodio histórico. Atenas derrota a Persia, lo que cambió la historia de la humanidad. He procurado no caer en el maniqueísmo tipo 300. Aunque se trata más de la novela de un personaje fascinante, Temístocles. Es una novela de tono épico, estilo que aprendí a desarrollar gracias a mis novelas fantásticas”.

Willy Uribe: “En Sé que mi padre decía cruzo historias que acontecen el día a día protagonizadas por un pringao. La acción se desarrolla en Bilbao, un chantaje negro y oscuro”.

Rogelio Guedea no estuvo en la entrega de premios porque se encuentra en Nueva Zelanda, aunque el director de la Semana Negra, Paco Ignacio Taibo II, informó que su novela es “atípica” y que transcurre en el centro norte de México.

Carlos Quilez explicó que Mala vida es una novelita de situaciones criminales recogidas de primera mano, en las que su autor rastreó todas las fuentes posibles (judiciales, policiales, los fuera de la ley y las víctimas, que son, destacó, “los grandes olvidados de la crónica de sucesos en España”). Su libro fue escrito como un homenaje al periodismo de investigación y calificó la novela como un género periodístico, aunque lamentó que no sean buenos tiempos para el oficio de periodista.

Ignacio Martínez Biurrun: “Rojo alma, negro sombra es una novela de personajes. Más que fantástico prefiero creer que es de sentimientos y emociones”.

David Torres: “Niños de tiza es una novela negra atípica. Intenté rescatar la vida de un barrio de la periferia de una gran ciudad como es Madrid durante la Transición. Comienza con el cadáver de una niña paralítica que aparece en una piscina…”

Guillermo Saccomanno: “Estoy agradecido de recibir este premio que lleva el nombre de Hammett porque fue un escritor que dijo no en unos tiempos como son los actuales que escasean de hombres que digan no. Cruzada: 77 se trata de una novela que transcurre en uno de los tiempos más feroces de la dictadura en Argentina, protagonizada por un hombre ya mayor, peronista, homosexual y que encima lee literatura inglesa”.

Saludos, aún con sabor negro y asturiano, desde este lado del ordenador.

6 Responses to “And the winner is… en la 22 Semana Negra de Gijón…”

  1. Siemprecorriendo Says:

    Estimado Editor,

    Me permito una consideración previa, al margen de lo que los lectores compartimos en este espacio: debe de ser cierto que los tiempos están cambiando cuando alguien advierte de forma natural que, en un grupo dado X, no existe nadie del género femenino. Así que no todo está tan mal. Habrá quien piense que es una banalidad. No lo es, si tenemos en cuenta que aún sorprende un comentario de este tipo.

    Y ya en materia (con significado y acento hispanoamericano), “recién” acabé una intensa novela con la que peleaba hace tiempo. Apenas setenta páginas me impidieron llegar al final durante casi un año. No tenía fuerzas para enfrentarme a ellas, tampoco para llegar al final de la historia que el autor hubiera decidido. ¿Le ha pasado algo así a alguien de por aquí? A mí no o al menos nunca con tanta intensidad. Es una sensación confusa.

    Vale. La pregunta es si algún asiduo/a se arriesgaría a proponer, sin pensar mucho, algún escrito para superar la curiosa sensación de vacío que se produce cuando, por fin, acabaste la última página.
    En realidad, es un juego y un ruego.
    En dos segundos: ¿me regalarían una sugerencia para leer?

    Gracias.

  2. Siemprecorriendo Says:

    Oh! se me olvidó.

    Sr. Editor: recuerde usted cerrar la boca al salir del avión (fig. y no tan fig.). Es un consejo de abuela, ergo algo tendrá que se pueda aprovechar.

    ¡Feliz regreso!

  3. CH Says:

    Siemprecorriendo, yo leería o releería algo de Fante, ligerito, pero inteligente. Sueños de Bunker Hill, por ejemplo.
    Salud

  4. editorescobillon Says:

    Siemprecorriendo, a mi esa sensación que describe me pasó con el dichoso Señor de los anillos. Es más, cuando tiran el puñetero anillo cerré la novela y no fue hasta mucho tiempo después que leí las todavía doscientas páginas que me quedaban. Nunca me arrepentí. De hecho, lo que quería saber es si finalmente tiraban el puto anillo. El resto, un rábano.
    Respecto a lecturas, me permito recomendarle (aunque es difícil de pillar, aunque con suerte quién sabe…) dos lecturas con sensible sentido del humor en estos tiempos de crisis. Un buen hombre en África, de William Boyd (la versión cinematográfica no le hace justicia) y las casi siempre imprescindibles novelas de P. G. Wodehouse (editadas en España por Anagrama). Y si están protagonizadas por el fiel mayordomo Jeeves tanto mejor. Humor británico, nada que ver con En clave de ja. ja. ja.

  5. CH Says:

    muy bueno lo de wodehouse, compañero, y, ya puestos, algo de chesterton, los cuentos del padre brown, por ejemplo.
    salud

  6. Risso Says:

    Eduardo, por lo que veo ha sido una grata semana, bien aprovechada. Feliz regreso

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