Dime por dónde vas y es probable que no te diga quién eres

Lo confieso, señor juez, hablar de Óscar Domínguez me produce pálpito y hasta me salen ronchas. Cuando pienso en como han pisoteado su nombre los que ahora se arrogan el derecho de reivindicarlo me genera, además, tristeza mayúscula. El problema de Domínguez, como es el problema de mucha gente nacida en esta tierra, es que tuvo la mala suerte, precisamente, de nacer en Canarias.

¿No me cree, señor juez?, indague un poco, que los dedos de sus manos se ensucien buscando pruebas en los papeles, donde queda registrado la broma pesada pero también millonaria a la que continuamente se asocia el nombre del pintor surrealista. Lo que sí está claro. O meridianamente claro, es que al final nadie sabe exactamente el valor de Domínguez en las artes plásticas de su tiempo. Convertido en un machango por unos y otros, pienso que al menos el fatal destino no le hizo la mala pasada de que lo enterraran en las islas.

Señor juez, en los papeles se dice que Óscar Domínguez está de moda una vez más a propósito de un cuadro que no tiene TEA y sí está en manos de un propietario privado que no quiere revelar su nombre pese a que casi todos sabemos quién es. El cuadro vale no sé cuánto, se crítica al Cabildo que no lo comprara en su momento, cuando precisamente por esa manía que tenemos en esta tierra de hablar antes de tiempo los Domínguez se revalorizaron en el mercado insólitamente antes de que se hiciera realidad el TEA que, como supongo yo que casi todo el mundo sabe, antes se llamaba IODACC. Faltó olfato negociante, digo yo, señor juez, porque de repetente todo lo que llevara la firma del artista subió precio como la espuma, aunque sólo hubiera un único comprador en el mercado interesado en adquirir hasta el papel higiénico que utilizaba en París. Digo, tal y como están las cosas.

Con la polémica de que TEA pudo tenerlo y no lo tuvo porque lo consideró demasiado caro, Óscar Domínguez ha dejado de ser persona, torturada, para transformarse en un cheque en blanco.

Señor juez, me frustra este debate. 

Y no sólo por el pobre pintor al que han usado como un paño sucio sino por todos nosotros, los canarios que vienen al mundo ajenos a una polémica que sólo apesta a cientos de miles de euros.

En fin, espero con relativa tranquilidad su sentencia.

Aunque se lo advierto: Óscar Domínguez debe vivir. No deje que lo sigan moliendo a palos.

Saludos (de alguien que todavía cree en la Justicia) desde este lado del ordenador. 

3 Responses to “Dime por dónde vas y es probable que no te diga quién eres”

  1. exiliadocanario Says:

    Lo explicas bien, Óscar Domínguez ya no es un pintor sino un negocio. Es una tragedia lo que tanto las instituciones locales (apoyando cosas como la película esa sobre su vida) como las privadas están haciendo con su trabajo. Toda una tragedia.

  2. elseductor Says:

    De pena lo que pasa con Domínguez.

  3. Patricia Cáceres Says:

    La película tuvo que haberse llamado Oscar Domínguez: el color del dinero. Una manera honesta de rendirle justicia al desgraciado pintor.

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