Una señora con todas sus letras

La frase hecha dice que hay personas que saben envejecer como los buenos vinos, y creo que Mary Carrillo, que ayer viernes dio su último suspiro, fue una de esas personas. El paso tiempo terminó por vestirla de señora, una señora al uso conservador que son al fin y al cabo todas las señoras que con el paso de los años saben desvestirse de las bellezas efímeras de la juventud porque aceptan sin resignaciones de ningún tipo el paso y el peso del tiempo.

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Las crónicas que se han publicado y que ya pululan por la red destacan el gran protagonismo de la actriz en el mundo del teatro, pero este que les escribe, confeso  analfabeto en las cosas de la escena, sí que recuerdo a Carrillo en sus numerosas apariciones en el cine español de los años cincuenta, ese cine a rescatar y por muchos a descubrir, que hizo grande esto del séptimo arte en este país. Entre otras películas, se me viene a la memoria sus papeles en esa obra maestra que es El pisito, del italiano Marco Ferreri, rodada con ecos neorealistas en Madrid, y una cinta de sórdido humor negro, bestia, de urgente revisión en estos tiempos que nos corren; así como sus trabajos como actriz de reparto o secundaria –por usar una palabra políticamente incorrecta–, en El crimen de Cuenca o Los santos inocentes. O En nueve cartas a Berta o Entre tinieblas cuando Pedro Almodóvar quería ser un salvaje postmoderno. Tiene otras películas, como La colmena, y bastantes series de televisión hechas con talento como Fortunata y Jacinta, excelente adaptación a la pequeña pantalla de la novela del mismo título del maestro Benito Pérez Galdós. Ese escritor nacido en Canarias que se fue de las islas porque su tierra se le quedó demasiado chica.

Me consta que Mary Carrillo tenía numerosos amigos en el archipiélago, algunos de los cuales ya la acompañan en ese otro mundo que muchos se empeñan que existe sin que nadie haya demostrado lo contrario. Exista o no un más allá o un más acá, la señora que fue Mary Carrillo seguro que ya está entreteniendo al personal con sus dotes para el drama y la comedia que son, al fin y al cabo, dos de las grandes chispas que componen esta función que es estar despierto.

Saludos (de luto riguroso) desde este lado del ordenador. 

3 Responses to “Una señora con todas sus letras”

  1. Nicolás Melini Says:

    Mary Carrillo… Oí su nombre muchas veces en boca del director Paco Lucio, recién llegado yo a Madrid con 23 años, estudiante del TAI, donde Paco era el profesor estrella y dio clases algo antes a directores canarios como Javier F. Caldas o Juan Carlos Frenadillo. Paco me pidió escribir con él su tercera película. Se suponía que estábamos trabajando en un guión cuyo personaje protagonista sería interpretado por ella. Siete u ocho años más tarde, cuando la película se realizó, el papel lo encarnó otra grande, pero portuguesa, Isabel de Castro (exigencias de la endeble coproducción). Lástima de película, La Sombra de Caín (con Eusebio Poncela, Laia Marull, Jorge de Juan), en cuyo guión no hubo finalmente ni una sola frase de diálogo mía, nada, tras los largos y absurdos derroteros que el proyecto sufrió hasta su realización, y que si firmé fue sólo porque si no lo hacía no habría cobrado unos cuartos que me indemnizaban malamente por todo el tiempo perdido años atrás.

    Pero hablábamos de Mary Carrillo… En los primeros años de esta década del 2000 me la encontraba muchas veces en la calle Los Madrazo, cuando salía o entraba en mi casa de entonces. Siempre iba del brazo de dos de sus hijas (las Hurtado, una a cada lado), tiesa y elegante incluso cuando miraba el suelo para no pisar mal o tropezar con el bordillo de la acera. Y siempre me hacía ilusión verla. Ahí iba una grande con sus hijas, cuyo trabajo también se había grabado a fuego en nuestra infancia gracias a su participación en el Un, Dos, Tres.

  2. Nicolás Melini Says:

    Ya entonces me llamaba la atención la ausencia de la tercera hermana. Una ausencia que dolía en aquella estampa en la que las tres, madre flanqueada por dos hijas, descendían por la calle. Al saber la noticia he imaginado a las dos hermanas que quedan cogidas del brazo, una junto a otra, descendiendo la calle de Los Madrazo, acumuladas las dos ausencias en mitad y alrededor de ellas.

  3. editorescobillon Says:

    Muy bonito este recuerdo, Nicolás, y gracias por recordármela en el Un, dos, tres…

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