Oh, Fimucité, oh…

Cada día tengo más claro que en esta tierra (¡ay mi Canarias, cómo me duele en el alma!) tomamos en serio a los iluminados y sus cosas cuando ya no están entre nosotros. Consciente de que tras el tradicional ejercicio de machacar al idiota o los idiotas de turno para que tiren la toalla con el kafquiano objetivo de provocar ese encendido en el alma canalla (ups, perdón, canaria que quería decir) de qué bien lo hicieron porque ya no están entre nosotros, valoro pese a sus limitaciones todas aquellas iniciativas que con la paciencia de negociar con unas administraciones tan cegatas como las nuestras son capaces (pese a los pedruscos en el camino) de salir adelante. Siempre adelante.

Viene todo esto a cuento porque me parece (in)creíble que un festival como Fimucité siga siendo una realidad en la isla y en el archipiélago. Y que pese a sus fallas, que las tiene como es lógico en un encuentro que apenas tiene tres años de vida, haya traído a Tenerife a compositores de música de cine con todas sus letras y brinde la oportunidad a que la pibada interesada de la isla y los que nos visitan disfruten de su música en riguroso directo.

Huelga decir que soy un firme partidario de Fimucité, pese a que no haya asistido a ninguna de sus ediciones por una razón u otra. Lo que sí tengo claro es que el Festival (de serie B en cuanto a presupuesto se refiere) esté dando a conocer el nombre de la isla y de las islas en esos mundos de dios como atestiguan comentarios en revista y webs especialiazadas como Variety o soundtrack.net, así como el seguimiento que tanto la prensa local como la nacional han hecho este año de su tercera edición. Edición cuyo recorte presupuestario no ha hecho apenas mella en su aplastante convocatoria de público.

Y eso es bueno. Sí, señor.

Dejando al margen otras cuestiones que espero francamente se limen en futuras ediciones, como la de no mirar a nuestro contienente que es Europa por mucho que otros digan lo contrario, Fimucité ha sido capaz este año de movilizar a unos 4.000 aficionados a sus conciertos y actividades paralelas; un dato que obliga a ponernos a pensar sobre el futuro de un un encuentro que anuncia que en 2010 estará dedicado a John Williams y Steven Spielberg aprovechando la conmemoración del 35 aniversario de Tiburón. Williams, lamentablemente, no viajará a Tenerife para protagonizar el homenaje que el equipo del Festival pretende realizarle porque, al parecer, odia eso de viajar en avión, pero sí es más que probable que esté en la isla el compositor argentino Gustavo Santaolalla (Brokeback Mountain y Babel) entre otros compositores de bandas sonoras, aunque los puristas me corrijan diciendo que se trata de música de cine. 

Fimucité es un festival digamos que casi pionero en España, lo que ha hecho que su nombre se haya ido acomodando internacionalmente. Lo que sin vendas en los ojos es, reitero, bueno. Bueno para el Festival y bueno para la isla y por extensión las islas. Da a conocer, además, proyectos sonoros como la Tenerife Films Orchestra, que este año reunió en los diferentes escenarios donde dio conciertos (el Auditorio, el Leal, el TEA) a más 70 músicos y 40 miembros de coro que hicieron posible el milagro de imaginar que interpretar lo sueños también es posible desde Canarias.

Por ello, y con independencia de divismos ombliguistas, continuo sosteniendo que es uno de esos festivales que sí enriquecen la vida cultural en esta nuestra marchita tierra precisamente porque mira más allá de las fronteras que nos imponen la condición de ser islas en el globo.

No sé ustedes, pero desde aquí le damos un voto de confianza mientras ojeo el libro (se trata del único Festival de Música de Cine que tiene su propia línea editorial) que se ha editado con motivo de esta tercera edición dedicado a la serie Alien que somos todos, y del que espero informarles cuando tenga el momento de consultarlo con la paciencia que (me imagino) se merece.

Saludos, con música de fanfarria de fondo, desde este lado de ordenador.

4 Responses to “Oh, Fimucité, oh…”

  1. Anónimo Says:

    Apoyo al fimucité, casi un milagro de festival. A mi el tema no es q me entusiasme pero está bien. Lo que no me gusta de todo esto es la megalómana personalidad de su director. a veces da la sensación de que lo que trae al festival (como esos agentes de hollywood que nadie conoce ni importan) son sus conocidos en el mundillo, no los mejores o más interesantes, sino los que a él le interesa traer por uno u otro motivo porfesional, más ligado a su orquesta (que suena muy bien por otra parte) que al interés programadaor de un director de eventos. Y voy más allá editor, más compositores españoles, pol dios, que es un festival español, no de EEUU. Bueno, ánimo para esa cuarta edición.

  2. Henri Mancini Says:

    Creo que Fimucite debería de mirar más hacia Europa y menos a los Estados Unidos, aunque también es verdad, como apunta usted señor editor, que las tres ediciones del festival nos ha permitido disfrutar de conciertos en directos más que interesantes. No me pronuncio con respecto al director, Navarro, no lo conozco.

  3. Musidora Says:

    Bien por Fimucite, y por Mumes, y por el Festival de Jazz, y por el Festival de Música de Canarias, y por el Santa Blues y las madres que los parió…

  4. Antonio Almenyda Says:

    Decir que el festival no mira hacia Europa es una completa insensatez. El año pasado estrenaron en exclusiva primicia la banda sonora de “El Perfume”, que mira tú por donde, es una gran superproducción europea y este año el compositor polaco, Jan Kazmarek, interpretó gran cantidad de material de sus trabajos hechos para la industria europea.

    Que han faltado compositores españoles este año es cierto, pero no cambiaría a nadie de los compositores que vinieron este año con tal de “cumplir expediente”. Este año no ha habido ningún compositor nacional que haya dado la talla. Ni siquiera Alberto Iglesias.

    En cuanto a Diego Navarro, si ha conseguido posicionar en tres años el festival de la manera que lo ha hecho, supongo que algo ha tenido que ver esos invitados que tanto “le interesan”. Yo pude hablar un par de minutos con Robert Messinger y, de no ser por su ayuda al festival, este año no habríamos ni olido a gente como Clint Mansell o Mark Snow, para mí lo mejorcito del festival. Navarro, además de dirigir muy bien fimucité se nota que tiene un muy buen equipo asesor, artístico y técnico, que le cubre todas las bases.

    Ser director de un festival internacional de este calibre implica cultivar las relaciones personales para que las cosas se muevan. Pregúntaselo, amigo Anómino, a Claudio Utrera (Las Palmas), a Salomón Castiel (Mostra de Valencia), a Javier Angulo (Seminci) o a Angel Sala (Sitges). Pero creo que eso es algo en lo que ni deberíamos entrar. Lo importante es que Fimucité es un festival que funciona y gusta. Megalomanías o no, es lo que menos pienso cuando me siento a ver a la orquesta tocando esas músicas sensacionales…

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