Vargas LLosa: “Las bibliotecas y museos son los pulmones de la sociedad”

El escritor Mario Vargas Llosa inició esta noche la programación del ciclo Otoño Cultural de CajaCanarias con un interesante y sosegado diálogo con el periodista y también escritor Juan Cruz en el salón de actos de la entidad en la capital tinerfeña. Previamente, el autor de novelas como Conversaciones en la catedral o La fiesta del chivo mantuvo un encuentro con los periodistas, ante quienes manifestó su esperanza de que los grandes grupos editoriales que publican a los autores que escriben en español den a conocer sus trabajos en toda esa geografía donde se escribe y se lee en español porque si bien entiende que los actuales criterios que rigen a estas empresas es el económico, la repercusión de un poeta o novelista colombiano, español, peruano, mexicano o argentino adquiría resonancia mayor si se sacara su trabajo de su mercado natural (Colombia, España, Perú, México o Argentina) promocionándola en todos los países a los que une un mismo idioma: el español.

Respecto a la ya inevitable pregunta del libro tradicional frente al electrónico, Llosa dijo que espera que ambos formatos “coexistan”; y si bien sospecha que en la batalla final vencerá la pantalla, el papel no desaparecerá porque habitará en las catacumbas, lo que exigirá obras más rigurosas y estrictas para esa especie de “masonería de lectores tradicionales” que, a su juicio, existirá.

A una pregunta sobre cuál consideraba su obra más complicada y ambiciosa, reveló que  Conversaciones en la catedral y lamentó que siempre en tiempos de crisis sea la Cultura el área que más sufre drásticos recortes presupuestarios desde las administraciones. “Las bibliotecas y los museos son los pulmones de la sociedad”, resaltó.

Se mostró muy crítico con los nuevos fenómenos populistas de signo izquierdista que han eclosionado en Latinoamérica. En concreto señaló a Hugo Chávez, quien financia con “petrodólares” una ideología vagamente bolivariana que ha generado otros estados vasallos. “Probablemente se trate de un problema serio para el futuro de las democracias en América del Sur”, subrayó.

También hizo público su malestar por el obsesivo control de la prensa en la Italia de Berlusconi, aunque saludó la reacción del cuarto poder en este país que forma parte de esa Europa que es “una sola entidad con muchas caras”. “La defensa de la prensa escrita no es una actitud reaccionaria, sino de defensa de la cultura”, añadió.

Vargas Llosa, que confesó que no había leído a Rafael Arozarena aunque lo hará por recomendación de Juan Cruz, quien antes de iniciar el diálogo con el escritor leyó un poema del autor de Cerveza de grano rojo, avanzó que se encuentra en estos momentos trabajando en una nueva novela, que llevará probablemente el título de El sueño del celta, en la que contará la vida de un irlandés que a finales del siglo XIX dio con sus huesos en África y Sudamérica en plena explosión del caucho. El personaje, Roger Casemant, existió realmente aunque parece un “héroe de novela”, dijo.

El encuentro que mantuvo Vargas Llosa con Juan Cruz llenó el salón de actos de CajaCanarias. Una hora antes, la cola daba la vuelta a la sede central de la entidad financiera.

La charla sosegada e informal que mantuvo con el periodista tinerfeño también evocó su experiencia en el colegio militar de San Carlos, que dio origen a su novela La ciudad y los perros; su desencanto con las ideas de izquierdas a raíz del polémico caso Heberto Padilla, (Llosa fue uno de los 61 intelectuales que firmaron el manifiesto donde se hacía público el rechazo a este proceso que sacudió los cimientos de la política cultural de la revolución cubana), el posterior ostracismo que padeció y su reconversión al liberalismo. Recordó, además, su experiencia como escritor del boom, movimiento que se desinfló por razones políticas. En todo caso, destacó, el boom sirvió como ruptura de la literatura folclorista y provinciana que se estaba escribiendo en ese momento en América.

Juan Cruz planteó otros muchos temas, entre otros la dictadura como fenómeno no expresamente latinoamericano y que Vargas Llosa describe con lúcida mano maestra en La fiesta del chivo; su admiración por la literatura de Juan Carlos Onetti, al que calificó de “escritor mayor”, así como elogió los modelos más o menos socialdemócratas que hoy se están desarrollando en países como Chile, Brasil y Uruguay. Modelos a los que tachó de “izquierda inteligente” y que significan el otro lado de populismo que encarna Hugo Chávez.

Eso fue todo. Suscintamente hablando, claro está.

Saludos, con rancio sabor periodístico, desde este lado del ordenador.

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