Cincuenta años de Psicosis

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¿Sabían ustedes que este 2010 un clásico del cine de suspense como Psicosis cumple 50 años?

Escribo estas líneas escuchando de fondo la banda sonora del filme firmada por Bernard Hermann, el compositor de las bandas sonoras del mejor Alfred Hitchcock. De hecho, creo que Hitch dejó de ser tan Hitch cuando su fecunda relación profesional se hizo añicos por los caprichos del cineasta.

Confiese que Psicosis es una de esas películas que ocupan un lugar destacado en su disco duro. Y recuerde el impacto que le golpeó cuando la vio por primera vez. Y es que no hay nada cómo descubrir por primera vez una película de este calibre. O ver Psicosis sin saber de que va Psicosis.

Una vez masticada y digerida quiere más. Le atrapa y arrastra al abismo donde –ya lo saben– la imagen que le observa es la de su propio reflejo. Aprende así a remirarla y descubrir cosas nuevas en esa obra redonda y salvaje del maestro.

¿Recuerdan? Psicosis arranca con la atractiva Janet Leigh robando una gran cantidad de dinero en la oficina donde trabaja. Pese a que el público reprueba lo que ha hecho Hitch el perverso hace que te pongas de su lado. Y sufres con ella en una de las mejores escenas de la película, aquella en la que un inquietante policía sospecha y ordena que pare su automóvil. Tú mientras tanto rezas para que no la detenga. Espabilen. A mi no se me va de la cabeza la jeta del polizonte. Sus ojos invisibles tras el cristal de unas aparatosas y chulescas gafas de sol.

Leigh llega más tarde al ya famoso motel que regenta Norman Bates (Anthony Perkins en el papel de su vida). Pide una habitación, se desnuda y va a la ducha… el resto es historia del cine. Cae el agua, vemos la sombra de una mujer tras la cortina empuñando un afilado cuchillo…

Otra jugada maestra de Hitchcok. No ha hecho más que empezar el filme y quien iba a ser la protagonista ¡desaparece!

Psicosis, rodada en blanco y negro según la novela del mismo título de Robert Bloch, el más joven de los discípulos de Lovecraft, da así un brutal giro de ciento ochenta grados. Unos sentimos lástima de Bates, un chico torturado y dominado por su madre, y mucha inquietud cuando aparece un detective privado (Martin Balsam)  haciendo molestas preguntas por el motel.

He aquí otra de las grandes escenas de esta película imitada hasta la saciedad: La misma presunta anciana lo asesina mientras Balsam sube las escaleras…

Y van dos.

Bates los entierra por los alrededores del ya legendario establecimiento.

Tercer y drástico giro en la película: la hermana de Leigh, papel que interpreta Vera Miles, y el novio de la desaparecida entran en el motel… La historia, que ha comenzado siendo un clásico del suspense se desvía ahora por los senderos tenebrosos de lo gótico.

No revelo más aunque sea consciente que casi todo el mundo sabe lo que ocurriá porque “yo sí la he visto”. Añado, sólo, que hay un cuarto digamos capítulo. Un capítulo por muchos innecesario pero para quien les escribe eficaz por la frialdad racional con la que se pretende justificar lo que hemos visto hasta ese entonces en pantalla grande o pequeña.

Psicosis cumple 50 años.

No creo que ninguna película actual sea capaz de celebrar igual aniversario con lozanía tan siniestra.

Atrévanse a verla una vez más. Yo confieso que lo hice ayer. Y me sigue provocando vértigo. Sin sombra de ninguna duda.

Saludos, hitchckorianos, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Cincuenta años de Psicosis”

  1. Gil Blas Says:

    Quien sabe si dentro de unos añitos se podrá decir lo mismo de alguna película made in Canarias, aunque lo más seguro es que nuestra Psicosis particular seguirán siendo los politicuchos que desgobiernan y las ayuditas a dedo o por recomendación. Esa escalera deberían subirla algunos, y no volver a bajarlas. Algunos cineastas están igual o más traumizados que el tal Norman Bates.

  2. Gil Blas Says:

    Quien sabe si dentro de unos añitos se podrá decir lo mismo de alguna película made in Canarias, aunque lo más seguro es que nuestra Psicosis particular seguirán siendo los politicuchos que desgobiernan y las ayuditas a dedo o por recomendación. Esa escalera deberían subirla algunos, y no volver a bajarlas. Algunos cineastas están igual o más traumatizados que el tal Norman Bates.
    Si alguno o alguna quiere confesarlo, este es un buen sitio.

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