¿Qué nos pasa, doctor?

La noticia ha pasado sin pena ni gloria pero a mi juicio me parece muy destacable: el gasto medio por persona en ocio, espectáculos y cultura descendió en Canarias un 6,7 por ciento entre los años 2006 y 2008, lo que sitúa a nuestra sufrida y maleable comunidad autónoma como la tercera con mayor descenso global en este tipo de servicios.

Me pregunto como serán los datos del trienio 2009-2011. Cuando todos éramos postmodernos se solía decir la siguiente imbecilidad: corramos un estúpido velo. Pero como ya no soy postmoderno permítanme la gracieta rabiosa: que los dioses nos cojan confesados.

A la espera de las reacciones autorizadas que nunca vendrán para que expliquen este bajón tan desalentador, que nadie me diga que ese descenso de un 6,7 por ciento se debe a la puta crisis porque en aquellos años todavía disfrutábamos pensando que éramos ricos.

No, si el gasto por persona ha bajado en este periodo es urgente ponernos a pensar ya en cómo evitar este descenso antes de que se publiquen los datos correspondientes a 2009-2011.

Y detectar donde hemos fallado.

Todos.

Claro que para eso se elaboró un Plan Estratégico del Sector Cultural de Canarias que… bueno… sí… hay un Plan Estratégico del Sector que… bueno sí… Hay un Plan Estratégico del Sector que… (y así hasta el infinito).

Lo que está claro es que los residentes en estas ínsulas esqueléticas cada vez se gastan menos en cultura. Y no sé si será por el en ocasiones prohibitivo precio de algunas de las localidades para disfrutar de algún espectáculo que recala en estas costas. O a una oferta que cada vez conecta menos con el público. O simple y llanamente porque a los que habitamos en estas ínsulas estas cosas de la cultura nos la trae floja.

Y no. Alto ahí, porque no quiero pensar eso. ¡Vade retro Guayota! Soooo, malandrín…

Pero harto de faycanes y de vendedores de nada imagino que los que piensan como yo somos como una especie de últimos mohicanos que necesitamos alimentarnos de cultura. Cultura que en un archipiélago que cuenta hoy por hoy con dos universidades y una interesante (a ratos) producción cultural, sabe que este descenso en el gasto no se lo merece. Por eso exige, exijo: dadme de comer. Y si pago, procurad ofrecerme algo que merezca la pena.

Y es que soy de los idiotas que supone que en tiempos de crisis si hay refugio en el que buscar algo de serenidad ese es en el de la cultura. Entendiendo por cultura todo su espectro. Sin hacerle ascos a lo que los amantes de la caza mayor miran de abajo arriba porque no les entra en sus mal distribuidas neuronas que eso también puede ser cultura. De hecho, si me apuran, creo que cualquier cosa puede ser cultura siempre y cuando nos haga reflexionar. 

Me he tomado casi como una cuestión personal esta dejadez ante la cosa cultural que arroja ese informe que lleva por título El gasto en cultura y ocio en España, elaborado por el centro de estudios estratégicos (Strategic Research Center) de EAE Business School . Y la verdad es que me cuesta entenderlo porque al menos en Tenerife que es la isla en la que me muevo no podemos quejarnos en cuanto a actividades culturales se refiere.

En este 2010 funesto la agenda de propuestas ha sido amplísima y atractiva. Actualmente, en el espacio cultural de CajaCanarias se pueden admirar obras de El Greco, Goya y Sorolla entre otros artistas gracias a la fantástica exposición El retrato español en El Prado. Por otro lado, en la sala de exposiciones temporales de la Fundación Cristino de Vera se puede admirar La magia de Miró, y sólo cito dos de las más llamativas porque me dejo un puñado de propuestas ante el muro de las lamentaciones.

Con el ánimo de espabilar a la peña para que salga de casa y se empape de iniciativas les invito a que descubran o redescubran la obra de Pedro García Cabrera a través de ciclo Pedro García Cabrera, nuevas perspectivas de un autor vivo, que se desarrollará del 19 al 21 de octubre en la Casa Elder (MAC) y el Círculo de Amistad XII de enero, en cuyo teatro se presentará el jueves 21 una lectura dramatizada de Proyecciones, a las 19.30, pieza original de García Cabrera escrita en los años treinta.

Y aún hay más. CajaCanarias contra viento y marea empapa de cultura esta estación con su Otoño cultural, a mi juicio una de las propuestas más interesante y altamente culturales a precios realmente de risa que cada año nos regala esta institución financiera.

El Gobierno de Canarias, al margen de marearnos la perdiz con Septenio, hace lo que puede a través de su desarmada Viceconsejería de Cultura, departamento que pide a gritos (no nos cansaremos de insistir) una profunda depuración. Y no nos referimos a su capitán, Alberto Delgado, precisamente.

Las empresas privadas, que son en verdad las verdaderas afectadas y a su modo responsables de este dramático descenso, deberían de dejar de mirarse en el espejo de las subvenciones y plantear apuestas más arriesgadas. Reiventarse si es necesario, y romperse la cabeza para articular un mercado que demande cultura. Y cuando escribo mercado no me refiero a dar protagonismo a los papanatas de siempre, sino a apostar por otras voces hasta ahora ocultas por esos mismos papanatas de siempre.

Quiero imaginar que arrimando el hombro gestores y consumidores podremos torcer ese dramático descenso del 6, 7 por ciento. Bajón en el que, tengámoslo claro de una vez, todos salimos perdiendo porque sólo la cultura es capaz de que nos metamos el dedo en el ombligo para sacar esa mierda que unos todavía pretenden que dejemos donde está.

He dicho:.

Saludos, cual Simón del desierto, desde este lado del ordenador.

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