Ciudadano Minik

Me ha conmovido Una luz en la isla. Y me ha conmovido porque se trata de un documental que no esconde su razón de ser: un homenaje a la figura de Domingo Pérez Minik. Un hombre que encarna las virtudes de un territorio tan escaso de virtudes como es el nuestro.

Idea original del periodista y escritor Juan Cruz y realizada con asombrosa pericia narrativa y enorme carga emocional por Miguel G. Morales, Una luz en el camino al modo de Ciudadano Kane de Orson Welles reconstruye la vida y obra del pensador tinerfeño a través de voces (la de Nuria Espert, Eduardo Haro Tecglen, Emilio Lledó, Martín Chirino, José Manuel Caballero Bonald, Francisco Nieva, Luis Alemany, Emilio Sánchez Ortiz, entre otros) que lo conocieron y lo que es más importante, lo quisieron. Claro que, a estas alturas, ¿quién puede hablar mal de Domingo Pérez Minik?

Su idea de la isla y de esta ciudad enferma que es Santa Cruz de Tenerife continúa siendo de una actualidad arrolladora. Por ello quiero pensar que ojalá lo reinterpreten quienes ahora y gracias a este interesante  documento lo descubran y asimilen cuando lean algunos de sus todavía desarmantes libros.

Como Kane, pero visto a través de un espejo sin deformidades siniestras, su persona está por encima de cualquiera de las valoraciones que los invitados a recordar su memoria guardan sobre este hombre. Una mezcla de dandy británico e hidalgo español que nació por caprichos de la naturaleza a este lado del océano.

Emociona Una luz en la isla porque Domingo Pérez Miniik emociona como personaje. Aunque resulte terrible, medité mientras veía el documental, que ilustres hombres como él ya no existan en nuestro castigado archipiélago desmemoriado. Es posible, no obstante, que esta película recupere una forma de entender un espacio –las islas– de otra manera porque su cachonda lucidez intelectual, más cercana a la sana e ingenua inteligencia de un sabio, no dejó nunca de reflexionar sobre nuestra condición insular.

Una luz en el camino revela además la posibilidad de una isla que pudo ser y que, desgraciadamente no fue. Hace pensar en lo que hubiera sido de nosotros si la Guerra Civil no trunca en mil pedazos aquella marciana generación de agitadores intelectuales que habitaba un pueblo de ignorantes. A aquel puñado de hombres con ideas raras en la cabeza que estaba dispuesto a comerse el mundo desde la periferia hasta que el coloso de la mediocridad pulverizó su aún refrescante forma de pensar y entender la realidad.

El trabajo de Miguel G. Morales y Juan Cruz, con el apoyo de Jorge Rojas (edición); Fabián Yanes (música) y José Manuel Cervino (voz en off) logra que el espectador que no conoció a Pérez Minik se enamore del personaje y lo que es más difícil, que note en falta una luz como la suya para que ilumine este camino que nos ha tocado vivir.

Saludos, tarareando La Marsellesa, desde este lado del ordenador.

3 Responses to “Ciudadano Minik”

  1. Daniel Says:

    Creo que Pérez Minik es el mejor crítico literario que ha dado el archipiélago en toda su historia. Una labor importantísima y generosísima para la cual se me ocurren varios sucesores como Antonio Bordón, Eduardo García Rojas, Alfonso González Jerez (aunque este último toque otros palos del periodismo tiene credenciales de sobra) o Bruno Mesa y Alexis Ravelo (si se lo propusieran o les dejaran). La crítica literaria es un oficio serio, riguroso y fundamental como medium entre lectores y autores. Una actividad con mala fama a causa del alto nivel de intrusismo que padece, pero a la cual la literatura se lo debe casi, casi todo.

  2. CARMEN Says:

    COMPARTO HASTA CON LÁGRIMAS , LOS PUÑOS CONTRARIADOS DE IMPOTENCIA, LO QUE SIGUE SIENDO ESTE ARCHIPIELAGO DESMEMORIADO
    MUCHAS GRACIAS

  3. admin Says:

    Gracias en todo caso a los que han hecho tan excelente trabajo. Y lo escribe alguien sin lágrimas aunque aún emocionado.

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