Blake Edwards, un cineasta ¿de autor?

La muerte de Blake Edwards el pasado miércoles, 15 de diciembre, me hace pensar en algunas de las cintas que dirigió este gran cineasta de autor para unos y simple artesano para otros a lo largo de su extensa carrera.

Como todas las selecciones, asumo que mis prioridades son muy discutibles, pero estas son las películas que a mí como espectador me marcaron como persona y tengo almacenada en mi memoria cinéfila.

Operación Pacífico (Operation Petticoat, 1959).- Probablemente se trate de una paranoia pero creo que Blake Edwards tenía obsesión con el color rosa. Tanta, que en esta deliciosa comedia militar deliciosamente gay y pacifista, se atrevió a pintar de un equívoco rosa un letal submarino de los Estados Unidos. Geniales –como siempre– sus dos actores protagonistas: Cary Grant y Tony Curtis.

Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s, 1961).- Parecía imposible pero esa gran novela de amor, la soledad y los sueños que escribió Truman Capote tuvo una grandiosa adaptación cinematográfica de la mano de un Blake Edwards en estado de gracia. No sé si a ello contribuyó esa gigantesca belleza repleta de encanto y fragilidad que caracterizó a Audrey Hepburn y a la nostálgica y arrebatadora banda sonora que firma Henry Mancini (su Moon River continúa siendo una de esas canciones que escucho todos los años llorando a moco tendido) pero diablos que sigo pensando que esta película es una OBRA MAESTRA.

Días de vino y rosas (Days of wine and roses, 1962).- No contento con dejar al espectador con el corazón roto con su versión de Desayuno con diamantes, Edwards mostró con Día de vino y rosas la destrucción de una feliz pareja por culpa del alcohol en la que probablemente sea otra de sus obra maestra en los filmes dramáticos que dirigió. Esta cinta sirvió, además, para que muchos rebenques se dieran cuenta que Jack Lemmon fue un gran actor. Con independencia del registro dramatúrgico que asumiera.

La pantera rosa (The pink panther, 1963). Para quien les escribe no es la mejor de las comedias dedicadas por su realizador al caprichoso y fascinante diamante rosa pero por ser la primera creo que merece la pena que la cite en esta pequeña selección de títulos que le abrieron el cráneo a quien les escribe.

La carrera del siglo (The race, 1965). Si tuvo la suerte de verla siendo un niño y acompañado de sus padres esta película forma parte ya de las mejores películas de su vida. Si la ha vuelto a ver una vez más (a solas o en compañía de otros) comprobará que el paso del maldito tiempo apenas ha hecho mella en esta delirante comedia donde Edwards recurre una vez más a los servicios de Tony Curtis y Jack Lemmon (némesis cómica de Curtis en el filme) para rodar una comedia gigantesca en gags y pretensiones. Yo todavía me parto de la risa viendo a Lemmon desdoblarse en dos para interpretar al canalla oponente del guapo Curtis en la carrera y al estúpido príncipe de ese país centroeuropeo que parodia con inteligencia –a ratos gruesa– esa maravillosa novela de aventuras que sigue siendo El prisionero de Zenda de Anthony Hope.

El guateque (The party, 1968). Blake Edwads demuestra con esta película que a través de la comedia se puede rodar también la mejor película de catástrofe de la historia del cine. Protagonizada por un Peter Seller en estado de gracia y generador de todo el desaguisado que se producirá en ese party al que involuntariamente ha sido invitado, El guateque es una obra maestra del cine con todas sus letras. Yo al menos no me canso de verla y reverla y partirme de la risa. Y no solo con Seller sino con el camarero borracho, el elefante rosa (otra vez el rosa), la fiesta de espuma y esa capacidad para rodar una fiesta como nadie ha sabido rodar una fiesta en esto que llaman cine.

El regreso de la pantera rosa (The return of the pink panther, 1975). Para quien les escribe es la mejor de la serie que su director dedicó al célebre diamante rosa. Los secundarios que rodean al desquiciado inspector Closeau (inmenso Seller) se definen. Su jefe, un Herbert Lom que desea pasarlo por la guillotina; su criado Kato… Slapstick en estado puro. ¡Vivan los porrazos, vivan los tartazos!

10, la mujer perfecta (10, 1979). Pese a que muchos ignorantes sigan insistiendo que Edwards no fue un cineasta de ¿autor? 10, la mujer perfecta demuestra que este señor al que le gustaban tanto las gansadas del Gordo y el Flaco también racionalizaba. 10, la mujer perfecta además de descubrir a una mujer no tan perfecta como Bo Derek –pero casi– nos enseñó que un tío ñoño como Dudley Moore en manos de un cineasta con sapiencia podía convertirse en buen actor.

Sois honrados Bandidos (S.O.B, 1981). No es una de las mejores comedias de Edwards, lo admito, pero guardo grato recuerdo de ella cuando la vi en el Teatro Baudet de la capital tinerfeña. Es una cinta cómica para muy iniciados en el mundillo hollywodiense. De hecho, algunos de sus crudos golpes están basado en anécdotas que sucedieron, presuntamente, en la vida real. Como cuando la panda de golfos deja el cadáver de un amigo muerto en el salón de la casa de un compañero de juergas. En esta película, además, Julie Andrews, mujer de Edwards, muestra sus senos al respetable que somos todos.  

Victor o Victoria, (1982). Una comedia de equívocos sexuales en la que Edwards intentó demostrar a los muy machos que van por la vida que las cosas pueden ser bien distintas cuando el deseo llama a la puerta travestido.

En fin…

Descanse usted en paz (y en rosa) señor Edwards.

Saludos, mientras suena de fondo Moon River, desde este lado del ordenador.

4 Responses to “Blake Edwards, un cineasta ¿de autor?”

  1. Ana Says:

    Estimado Editor, ¡qué grata sorpresa coincidir con usted en el amor por las mismas películas..! Comparto su admiración por este gran cineasta que para nada me parece un simple artesano y del que los jóvenes y no tan jóvenes directores (si es que se les puede llamar así) canarios deberían de aprender algo (esto lo comento a raíz de asistir el otro día para mi desgracia a las proyecciones del TEA. ¡Todavía me estoy recuperando del impacto..! Y aun hay quien se queja de las cabras de Víctor Moreno, para mí las mejores actrices del cine canario). Comentario aparte, mejor seguir con los grandes maestros del cine.

    “Desayuno con diamantes” es una de mis películas favoritas y su primera secuencia para mí una de las más bellas e inolvidables de la historia del cine. Yo también me emociono cada vez que escucho “Moon River”. ¿Y qué decir de Audrey Hepburn cuya elegancia y encanto únicos traspasaban la pantalla en cada una de sus interpretaciones? ¡Y pensar que a Truman Capote no le gustó para su personaje de Holly Goligthly y que dijo que hubiera preferido a Marilyn Monroe! Habría sido otra película, claro. Yo leí la novela después de ver la película y sólo podía imaginar a Audrey Hepburn pero me gustaría conocer su opinión porque en su comentario dejar entrever que leyó primero la novela, me resulta interesante intercambiar criterios con alguien al que supongo una amplia cultura por lo que refleja su blog…

    “Días de vino y rosas”… otra película maravillosa de la que podría estar hablando horas… Tiene usted toda la razón con respecto al excelente Jack Lemon, y Lee Remick, otra magnífica actriz quizá injustamente olvidada.

    Y “El guateque.”.. ,Creo que nunca me he reído tanto viendo una película, genial el gag del camarero cada vez más borracho…

    ¡Que actores y qué actrices los de la época dorada del cine hollywoodense que usted nos trae a la memoria con tanta melancolía!

  2. Damián Marrero Says:

    Voto por “El guateque” como primera del top. Pero casi en el cincuentenario de “Desayuno con diamantes” estaría feo no hacerla compartir podium. Blake Edwards nos regaló un puñado de buenas películas para el recuerdo.

  3. admin Says:

    Estimada Ana tuve la suerte de leer Desayuno con diamantes antes de ver la película y le garantizo que en mi imaginario recreé a una mujer si no igual, muy parecida a Audrey Hepburn… Ella es Desayuno con diamantes, le gustara o no al señor Capote (de quien ahora releo, curiosamente, su imperecedera A sangre fría).
    Hace usted alusión también a una de mis actrices predilectas: Lee Remick, y coincido en que sigue siendo una pena que no se la reivindique con la grandeza que se merece.
    Y sí, Damián, ayer mismo volví a ver en plan tributo a Edwards su magnífica El guateque y comprobé (una vez más) que pese a sabérmela de memoria esta cinta me hace reír y reír y reír. Inmenso Peter Seller, inmenso Blake Edwards.
    Un abrazo cinéfilo desde este lado del ordenador.

  4. M.P. Says:

    Pues nada querida Ana, le diré a sus castigadores del Tea y a sus actrices que son menos que unas cabras, que aprendan a hacer cine siguiendo sus cinéfilos consejos, si ellos quieren. Y es que los Blake Edwards no abundan, no sólo en las islas, que al parecer no los hay, sino en el extrarradio.

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