Apuntes existenciales sobre ‘Ridícula’

Cuentan que en cierta ocasión le preguntaron al cineasta Luis Buñuel qué quería señalar con unas nubes que aparecían en una de sus películas. Película, quiero pensar de la a mi juicio mejor etapa del director que fue la mejicana.

Dicen que Buñuel se quedó mirando a su interlocutor un buen rato y que le respondió: “eso pregúnteselo al señor noséqué, sabe más cosas de mis películas que yo mismo”.

No sé si es verdad o una de tantas leyendas que salpican la existencia de Buñuel, pero me atrevo a creérmela porque Buñuel fue además de cineasta un gran artista. Y un gran artista hace las cosas por impulso.

O por intuición.

Es decir, que deja que la obra navegue hacia los sentidos del espectador libres de todas ataduras. Esto y no otra cosa es lo que diferencia a una obra sin intenciones pero sí realizada desde el corazón de las que están perfectamente diseñadas y muy trabajadas. Tan aparentemente bien hechas que no quiere que se les note rotura por ninguno de los lados.

El paso del tiempo, implacable sin embargo, se encargará de abrirle heridas mientras apenas araña a la pieza que nació casi por generación espontánea. Por capricho si quieren de esas musas borrachas a las que hoy apenas se les presta nada de atención.

Viendo el otro día un formidable documental sobre El planeta de los simios me hizo gracia comparar los razonamientos de Richard D. Zanuck con el de un estudioso del cine. Mientras que para este último la escena de Taylor en la playa contemplando la Estatua de la Libertad quería significar el fin del sueño americano, Zanuck respondía que a él sencillamente le pareció un buen final porque el espectador iba a darse cuenta que el personaje interpretado por Charlton Heston no había aterrizado accidentalmente en el Planeta de los Simios sino en su propio planeta, el de los monos sin pelo.

¿Quién tiene razón?

La verdad es que no creo que importe. Hay personas que analizan las cosas porque les gusta adentrarse en el laberinto llevando piedrecitas que les indiquen (aunque confunda) el camino de salida y otras que transitan por ese sendero confiando en sus corazonadas.

Por normal general, y la experiencia me lo demuestra, los primeros que salen del rompecabezas suelen ser los que se dejan guiar por su intuición. Probablemente porque han desarrollado un poderoso y si quieren insólito sentido de la orientación.

Cuento todo esto porque viendo el jueves pasado otro corto canario, Ridícula, de Domingo González, me planteé este extraño discurso.

Si veía el corto con ojos cerebrales la pieza no me convencía pese a sus ganas de contar cosas. Lo que es de agradecer visto por otro lado…

Si por el contrario la mirada me venía del corazón, la cinta (pese a sus complejas pretensiones) entraba dentro de mí como dulce caramelo.

Cerebralmente Ridícula me resultaba más que un corto una especie de trailer de lo que pudo (o puede) ser un largo.

El asunto que trata es demasiado ambicioso y la forma que escogió su realizador para contarlo demasiado breve para que llegara a públicos que no conocen al cineasta y por lo tanto son capaces de contarle con sinceridad lo que piensan de su obra.

Con el corazón, este corto es una bonita (aunque dramática) historia que pedía a gritos más desarrollo. Está muy bien dejar al espectador con expectativas, quitarle el dulce caramelo de la boca cuando espera otra resolución para que él mismo las maquine en su cabeza cuando regresa a casa, pero tiene el defecto de que las cuestiones se  multiplican y que exija (precisamente porque le ha gustado al suscitarte cuestiones) que al menos algunas de ellas se respondieran con claridad.

Cerebralmente Ridícula es un corto que por una vez en los cortos canarios se me quedó demasiado corto.

Con el corazón: Se queda precisamente corto porque al menos como espectador quiero ver como recupera (o no…) su vida el personaje protagonista. También conocer a los personajes que interrelacionan con ella.

Es más que probable que si se le diera la oportunidad a su realizador de alargar esta historia nos encontráramos entonces ante un filme que perdería su carácter instropectivo que no intimista para encontrarnos con una cinta que igual sabría explotar con la agudeza y las aristas que se merece los tormentos que agitan a su protagonista y a quienes se mueven en su entorno.

Con el cerebro y el corazón afirmo no obstante que como espectador que se deja guiar por intuiciones más que por la cabeza, Ridícula le parece de lo mejor que ha visto este año en esto que llamamos cortos canarios. Y lo escribo porque este trabajo destila sentimiento pese a que el formato elegido (el corto) no fuera el más adecuado para contarlo.

Me gusta de Ridícula su academicismo y sobre todo me gusta que González haya prescindido de delirios intelectuales de persona no leída para mostrar (y en ocasiones conseguir) el desgarro del alma humana gracias a su actriz protagonista. Una muy creíble en su desgarradora resignación Montse Germán.

Su rostro, hermoso pero tallado de derrota, lo asimilé como ilustración perfecta de lo que llamo existencialismo puro y duro.

El tonto de Sartre diría que es así porque somos animales condenados a ser libres.

Y quizá sea por eso que me gustan estos fragmentos de Ridícula (que pudo o puede ser un largo) y continúa sin gustarme el tonto de Sartre.

Saludos, Camus, siempre Camus, desde este lado del ordenador.

14 Responses to “Apuntes existenciales sobre ‘Ridícula’”

  1. Lerdo Says:

    Debo de ser muy lerdo, porque a mi este corto no me transmitió nada, y mira que hice un esfuerzo.

    Presuntuoso. No se si dedicaron mas tiempo a la pelicula en si o a enviar la informacion a la prensa.

  2. sensible Says:

    Debo ser muy sensible, porque a mí este corto me transmitió mucho, y mira que no hice ningún esfuerzo.

  3. ridículo Says:

    Debo de ser muy ridículo, porque a mi este corto me hizo sentir igual que su título, una vergüenza ajena mientras lo veía. Y mira que hice un esfuerzo.
    Su director debe ser algún presuntuoso que intenta sin conseguirlo y quedándose lamentablemente lejos, hablarnos desde una elevada y pedante tribuna.

  4. Daniel León Lacave Says:

    Da comienzo el buscar y destruir, la cacería del cineasta.

  5. Patrick Bencomo Says:

    Moooola. Dónde puedo comprar un fusil de gran calibre, yo también quiero disparar

  6. admin Says:

    A tú manera ya lo has hecho, Patrick…

  7. Patrick Bencomo Says:

    Desconcertante afirmación, admin…

  8. Daniel León Lacave Says:

    Patrick, te dejo elegir ¿Prefieres la valla detrás del montículo, o el sexto piso en el almacen de libros?

  9. admin Says:

    Patrick, si que he sido desconcertante. Te pido disculpas…
    Daniel, me has hecho sonreír… Pero no te creas la teoría que fue un solo francotirador.

  10. Daniel León Lacave Says:

    Ja ja ¿sabes? a veces pienso que sí, que hay un solo tirador que se esconde tras múltiples pseudónimos, disparando a diestro y siniestro, que consigue hacernos creer que son muchos los que disparan.

    Yo no he visto el corto, así que no puedo dar mi opinión, pero me gustaría leer en los comentarios algo que se parezca más a una crítica y no a una opinión sin argumentos.
    ¿de qué me sirve a mi, como lector, que uno diga “vaya mierda” y otro diga “que maravilla”?

    Me imagino al realizador con las manos atadas a la espalda, con jersey negro, asido por los brazos por dos tertulianos pseudónimos con sombrero tejano, mientras otro pseudónimo cobarde se sale de la multitud y le dispara su revólver.

  11. admin Says:

    ¿Quién sabe, Daniel? igual es Lee Harvey Oswald… vete a saber…

  12. patrick Says:

    No tienes que pedirlas, sólo que me quede algo desasosegado. No pude acudir al estreno (ya me disculpé con Domingo y el resto de digital 104) así que tampoco puedo opinar.
    Un abrazo

  13. Criticón Says:

    Estimado señor Lacave:

    Sé que está esperando mi opinión sobre este corto como agua de mayo, pero debo decir que en un acto de mesura por mi parte me abstendré de realizar crítica alguna. Lo que he visto me ha dejado ciertamente indiferente, pero no deja de ser mi opinión personal. No criticaré ningún aspecto formal del corto. Felicidades por el trabajo a digital 104.

  14. Daniel León Lacave Says:

    Estimado Señor Criticón:

    Yo no le he nombrado a usted para nada en mis comentarios. Si usted se ha sentido retratado cuando he hecho referencia a “cobardes seudónimos” usted sabrá el porqué. El que se pica ajos come, que decía el refrán.

    Así, que teniendo en cuenta que yo no le he nombrado a usted, pero usted parece ansioso por nombrarme a mí, no puedo más que repetirle un consejo que ya le dí en algún post anterior: Amigo, échese novia.

    Por supuesto que es usted libre de comentar y criticar unos cortos y otros no, pero no deja de llamarme la atención esta abstención suya.
    Algo querrá decir sin duda.

Escribe una respuesta