Soy yo sin ser yo… Destripando ‘Generación 21: nuevos novelistas canarios’

Aunque a algunos les cueste reconocerlo la aparición de la antología Generación 21: nuevos novelistas canarios es un libro muy oportuno para aproximarnos a las distintas realidades narrativas que proponen sus doce autores seleccionados.

Con independencia de la calidad de algunos de sus textos, puedo asegurar que se trata de un volumen que lleva camino de convertirse en referencia no solo en la literatura costalera que se escribe a este lado del Atlántico sino también fuera de sus fronteras.

Como toda antología que se precie, Generación 21 no termina por llegar a ser redonda pero espero que funcione como tarjeta de presentación de una serie de autores que cuentan ya con un currículum más que suficiente en los territorios de la novela.

Que el título de este curioso muestrario de relatos sea el más idóneo o no es un asunto que los propios participantes en este volumen deberían de debatir si tienen tiempo y ganas –y sospecho que no tendrán ni tiempo ni ganas– pero reitero que me parece un libro oportuno a través del cual pulsar el estilo y algunas de las obsesiones de los escritores invitados.

En la mayoría de estos cuentos planea casi como una obsesión lo erótico. Lo erótico desde una perspectiva irónica y digamos que desastrosa. Poco madura podrán decir unos. También la sombra de la traición y la muerte. La muerte como liberación. En este conjunto de relatos hay muertos por casi todos los lados. La madre, la novia, el ermitaño que parece que lo cura todo…

En general, los doce relatos escogidos son piezas que se leen con agrado y en algunos casos con insólita sorpresa. Y cuando escribo lo de sorpresa quiero decir que desconocía el trabajo de varios de ellos, y que leerlos me anima a buscar otros de sus textos porque en algunos casos he encontrado la simiente de lo que, a mi juicio, debe ser un buen escritor.

Y he encontrado esta simiente, digo, en cuentos escritos con humildad que han sabido entretenerme y en algunos casos emocionarme.

Generación 21: nuevos novelistas canarios, una iniciativa de Ánghel Morales, se inicia con el relato Vino con el azúcar, de Víctor Álamo de la Rosa, y trabajo por el que su autor obtuvo el premio Taramela 2008.

Álamo de la Rosa ambienta su historia en Isla Menor, geografía en la que se desarrolla casi toda su producción narrativa, y si bien captura por su descripción de ambientes debo decir que no termina de convencerme por la rusticidad de su final.

Creo que Víctor Álamo de la Rosa no sabe explotar la inquietante fascinación que en un momento parecía prometer su personaje protagonista, acelerando un the end de manera gratuita.

Isabel y los visionautas es el segundo cuento de esta antología y lo firma Víctor Conde (pseudónimo de Alfredo Moreno Santana).

Conde se ha especializado en fantasía y ciencia ficción y se nota que se mueve muy bien en estas lagunas. Isabel y los visionautas es un relato de aventuras disfrazado de fantasía donde su autor crea –como creó Antonhy Burgess en La naranja mecánica– una especie de dialecto que deja buen sabor de boca porque está descrito con ironía.

Es un cuento desenfadado y por lo tanto divertido no solo para especialistas en el género de la ciencia ficción y la fantasía.

El humor es también la herramienta que emplea José Luis Correa para su Vida, pasión y muerte de Felipe Marqués, una historia que suscita lecturas varias aunque el relato no termina por estar lo bien construido que, como lector, desearía.

Aún así, no deja de leerse con cierto asombro ya que a su manera se trata también de una aventura. La aventura de un tipo que parece que no supo superar su adolescencia.

Tiene momentos hermosos, en especial cuando el escritor recrea la infancia del protagonista describiendo una excursión del colegio a ver la nieve que manchan las cumbres de Gran Canaria y aprovechar para contarnos su primer amor.

El cuarto cuento está firmado por David Galloway y es una adaptación del relato Sin  cara ni cruz publicado en el libro El perfil de las esquinas.

Galloway más que un narrador es un creador de atmósferas y en este sentido pienso que las primeras y últimas páginas de su relato son las mejores de esta historia de traiciones en nombre del amor.

Se aprecia, de todas formas y en su fondo, a un autor que si cuidara más el esqueleto de lo que quiere contar, daría más carne y grasa a sus propuestas literarias.

Entre otras frases de este sin embargo fatalista relato me quedo con: “No se deben pedir peras a un alma herida. Por los siglos de los siglos afortunados son los agraviados de este mundo porque las sombras siempre dependerán del movimiento de la luz.”

El escritor Santiago Gil participa en Generación 21 con El encargo, para quien les escribe uno de los mejores cuentos de esta antología.

Y digo que se trata de uno de los mejores porque es el que más me ha sabido a auténtico. A sincero. También a canalla.

Se trata, como muchos otros cuentos de este libro, de un largo monólogo donde un personaje a la contra toma la decisión de su vida.

El mismo Gil se confunde con quien narra este cuento que concluye con un inevitable ajuste de cuentas de lo que se conoce como complejo de Edipo.

Las seis caras del azar, de Cristo Hernández, es un relato loco. Y cuando digo loco me refiero a loco divertido. Se desarrolla en la ciudad de Nueva York y mientras lo lees no se te va la cabeza de que algo, o argo, va a pasar.

Con o sin dados. Lo de los dados lo escribo porque son claves para entender esta curiosa fantasía animada de ayer y hoy.

Más cerca del espíritu de Mike Spillane está Los ojos de Henry Fonda, que firma Javier Hernández Velázquez.

Hernández Velázquez rinde en su relato homenaje a Fonda mientras nos cuenta una historia más que policíaca negra donde lo que más le importa es la atmósfera y menos la historia.

Huellas en el barro, de Álvaro Marcos Arvelo, es un curioso relato fantástico, sí, fantástico, que comienza muy bien pero que no termina por cerrar muy bien. Da la sensación, mientras lo lees, que si su autor lo hubiera limado más –prescindiendo de momentos prescindibles– hubiera resultado otra cosa.

La edad de Cristo, de Pablo Martín Carbajal es más que un cuento un divertimento que no termina de cuajar como relato.

Está escrito con ironía, lo que se agradece, pero carece de brújula para orientar al lector en la propuesta que quiere narrar.

Nicolás Melini es el décimo escritor de esta antología, que incluye Una superviviente, tal vez eso lo explica todo publicado en su libro Pulsión del amigo.

Ya escribí en su momento que Melini es, a mi modesto entender, uno de los mejores cuentistas del panorama literario nacional y el relato que incluye en Generación 21: nuevos novelistas canarios pone de manifiesto que sigo pensando lo mismo ya que una nueva relectura da intensidad a esta pieza de apariencia inocente que esconde algo, o argo, que emociona y no deja indiferente.

Con el título de Otra vida (que ya fue publicado en Ceremonias de interior), Alexis Ravelo juega con uno de los temas para mi más atractivos de la literatura.

Y no se trata del doble, precisamente.

El cuento empieza muy bien –a mi me supo a un agradable episodio de Los límites de la realidad– cuando su protagonista se percata que gente a la que conoce no existe… O sí.

Desgraciadamente, el escritor desaprovecha las posibilidades de la historia con un final que si bien quiere dar una vuelta de tuerca a lo anteriormente narrado no termina de cuajar porque resulta forzado.

Cierra esta antología El perro, de Anelio Rodríguez Concepción, cuento que junto a El encargo de Gil, me parece uno de los mejores  de esta antología.

No merece la pena deshuesarlo sino invitar a que lo lean. Solo apuntaré que su autor maneja con sabiduría literaria un aparente costumbrismo que se hace añicos y deja tarumba al lector.

Conclusiones.

Insisto, Generación 21: nuevos narradores canarios es una antología necesaria. Es verdad que faltan otras tantas voces pero como adelanto de lo que hay sí que merece la pena como libro.

Libro que se tiene que leer como lo que es, ventanas que dan voz a un grupo de escritores que sin renunciar a su pasado ya ocupan nuestro presente.

Saludos, ¡resurrección!, desde este lado del ordenador.

18 Responses to “Soy yo sin ser yo… Destripando ‘Generación 21: nuevos novelistas canarios’”

  1. Mario Domínguez Parra Says:

    En mi caso, la crítica que expresé con respecto al proyecto no tenía nada que ver con la obra de los escritores representados en él (todavía no he leído la obra de ninguno de ellos).

    Me pareció que dejar fuera a las novelistas canarias de la edad de los antologados mutila el panorama narrativo en las islas.

    Yo di tres nombres: Alicia Llarena (de la que me habló Rafael-José Díaz, escritora que ganó un premio literario por una novela corta), Yaiza Martínez y Ana Joyanes.

    Creo que el título que das, Eduardo, al final de tu entrada, “nuevos narradores” sería más acertado que el de “nuevos novelistas”. Pero ésta es una opinión pesonal. Seguro que el editor explicará en su prólogo el porqué de “nuevos novelistas” y el hecho de que no haya en esta edición (porque sí que las hay) relatos de nuevas novelistas de las islas.

  2. admin Says:

    Pues te recomiendo su lectura, Mario.

  3. Matías Fernández Says:

    Solo se puede valorar una obra después de haberla leido. Solo se sabe el ganador de un partido cuando el árbitro pita al final. Mi abuelo solía decirme que solo cuando todo el pescado está frito se sabe el aceite que sobra. Es decir, les recomiendo a acercarse a la obra y tener una visión objetiva de la misma, sin olvidar que los autores son, sobre todo y ante todo, novelistas. El cuento es una especie de aperitivo para que el lector conozca en que universos se mueven y se acerquen a su obra.
    En cuanto al tema de mujeres, en mi opinión la mejor es Judith Bosch, aunque Ana Joyanes, que dirige el programa La Esfera de Radio Unión Tenerife, tiene una última novela muy interesante.

  4. lester freamon Says:

    Mario, como siempre, monotemático. Me da que también está detrás de la ley paritaria, subterfugio machista, demagógico y matemático sin sentido

  5. Mario Domínguez Parra Says:

    A lester freamon: habla usted sin conocerme (supongo, no conozco nadie con ese nombre), porque no estoy detrás de nada, ni siquiera de un pseudónimo, como usted (a no ser, repito, que se llame “lester freamon”).

    Monotemático: digo lo que me da la gana, a ver si usted va a marcar los temas de los que debo hablar.

  6. Mario Domínguez Parra Says:

    A Matías Fernández:

    De acuerdo, hay que leerla.

    Pero es que hay novelistas canarias, y no creo que se las deba dejar fuera por haber escrito solo una novela, por ejemplo, y no tener “una trayectoria sólida de novelista”, como creo que decía Álamo de la Torre en la primera entrada que Eduardo García Rojas dedicó a esta antología.

    Lo importante de la obra es que sea excelente. No estoy de acuerdo con el hecho de que en cualquier antología tenga el autor o autora que haber escrito un número determinado de libros. Un número elevado de publicaciones no es siempre sinónimo de excelencia.

    Ana Joyanes ha publicado dos novelas, Yaiza Martínez una (y otra que no sé si lo está). No es una cuestión de paridad, es que me da la sensación que ni se pensó en que había novelistas canarias (esto es una impresión, igual Ánghel Morales en su introducción aclara esta cuestión).

    Me parece un aspecto, ya de entrada, negativo. Pero no niego otros valores de la antología, y desde luego no he negado el valor de obras que todavía no he leído (jamás se me ocurriría decir semejante cosa).

  7. Mario Domínguez Parra Says:

    A “lester freamon”:

    Lo que es machista es suponer que algunas personas que forman parte de la mitad de la población de las islas, la femenina, no han escrito alguna novela de valor; y no molestarse siquiera en buscar y valorar dicha obra: eso es machista.

  8. Rafael-José Díaz Says:

    Estoy de acuerdo con Mario Domínguez. Es, ya de entrada, imperdonable (y sin necesidad de leerse el libro: ¿por cierto, tendrá distribución nacional, quiero decir, fuera de nuestra patria canaria?) que no se haya tenido en cuenta ni a una sola de las mujeres que, cumpliendo los “requisitos” de edad, han publicado novela en Canarias. De resto, y para no abundar en lo que ya he dicho en otros sitios, remito al lector:

    - A la entrada anterior, del mes de marzo, que dio juego a numerosos y variados comentarios.

    - Al siguiente enlace de mi blog, en alguno de cuyos comentarios aludo al libro (o al planteamiento del libro, pues, como digo, aún no lo he leído):

    http://rafaeljosediaz.blogspot.com/2011/04/centro-insular-de-novela-emergente.html

    Thanks for reading y un saludo.

  9. Lester Freamon Says:

    Lea pues, don Mario.

  10. lester freamon Says:

    De todas maneras, no se moleste. Es que su postura me parece un poco cainita, justo lo que nos diferencia a los canarios de los demás seres humanos que pueblan esta tierra. De todas maneras, tiene usted todo el derecho de criticar. Solo faltaría.

  11. Mario Domínguez Parra Says:

    El cainismo es, en mi opinión, algo consubstancial a personas de todo el mundo, no solo a gente de Canarias.

    Y mi opinión no es cainita, creo que uno puede estar en desacuerdo con el planteamiento de un libro concreto. No por ello pretendo desacreditarlo, faltaría más. Además, un debate de este tipo siempre es positivo.

    Mi opinión no es mejor que la de nadie, pero es la mía y la expreso.

  12. lester freamon Says:

    Yo que ustedes me leería toda la novela negra procedente de mujeres escandinavas hasta quedarme sin pestañas. Y luego se la haría leer a toda la juventud canaria, para que esté al día de lo que se cuece en el mundo editorial, de lo que realmente vale su peso en oro en el mundo mundial. Les harian un gran favor a todos los chicos (y a todas las chicas canarias). Les estarían eternamente agradecidos.

  13. bartolo Says:

    Si no es molestia, me gustaría saber cuántos homosexuales hay en la antología. Gracias de antemano.

  14. jota eme Says:

    Y mi favorito Antonio Bordón no está en esta antología. Ellos se lo pierden!

    jotaeme

  15. admin Says:

    Reitero una vez más que se lean el libro… no me sean cafres. Un abrazo a Bartolo y a jota eme.

  16. admin Says:

    A Lester, usted y yo coincidimos en gustos. A mi tampoco me llama la atención la novela negra que viene del frío. Anda que donde esté un Thompson, un Bunker, un Goodis, un McCoy, un Burnett, un Chandler, un Hammet, un Tracy, un McDonald, un Ballinger, un Himes, un Montalbán, un Mendoza, un Ledesma, un Martín, un Taibo II, un Glockner, un Moch, etc, etc, etc… que me quiten lo leído…

  17. unknown Says:

    Un montón de escritores frustrados enfadados por no haber salido también. Lo de defender el hecho de que al menos una mujer debería haber sido tenida en cuenta en esta antología es una excusa barata para criticar el hecho de que no se les haya tenido en cuenta también, ¿no? No creo que se deba quitar a ninguno de los 12, ya que todos tienen mucho talento. Seguro que faltan, pero entonces el libro habría sido bastante extenso. A llorar a otra parte, ¡niñatos!

  18. Judith Bosch Says:

    A Mario Dominguez y a Matías Hernández, muchas gracias por reivindicar una visión plural de los novelistas canarios. UNA ANTOLOGÍA DE NOVELISTAS EN EL SIGLO 21 QUE DEJE AFUERA A LAS ESCRITORAS tiene poco de GENERACIÓN 21. Eso sí, no perdamos el norte: lo importante es saber que en las islas existen hombres y mujeres dedicados en cuerpo y alma a la literatura y a mover buenas ideas y buenas historias. Que se les mencione más o menos es un problema del que haba y redacta (bien o mal, parcial o lo contrario) en prensa, no es un problema para los que escriben y tampoco para los lectores que saben buscar.

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