Corre, corre, corre…

“En los últimos años del siglo diecinueve nadie habría creído que los asuntos humanos eran observados aguda y atentamente por inteligencias más desarrolladas que la del hombre y, sin embargo, tan mortales como él.”

(La guerra de los mundos, 1898, H.G. Wells)

I.- UNA TRADICIÓN COMO OTRA CUALQUIERA

Lo hemos convertido en una tradición. Un amigo y yo quedamos de tanto en tanto para meternos en el cine y ver películas malas. Y cuando hablo de películas malas me estoy refiriendo a películas malas de verdad. 

Mi amigo y quien les escribe somos confesos seguidores del cine de ciencia ficción y de zombis pero como últimamente no se ruedan buenas películas de ciencia ficción ni de zombis, cuando salimos de la sala además de maldecir la estafa en la que voluntariamente hemos caído, aprovechamos el tiempo para echarnos unas risas porque gracias a estas escapadas tenemos una excusa para volver a una adolescencia me temo que ya perdida en la noche de los tiempos.

La última que nos tocó ver juntos fue Invasión a La Tierra: Batalla Los Ángeles (Jonathan Liebesman, 2011), una película que más de ciencia ficción es una película  bélica porque trata sobre un pelotón de Marines cuyos miembros responden a los estereotipos que hemos visto ya en numerosas películas de Marines. Es decir, heroico sargento que quiere superar el trauma de haber sido el único sobreviente de su grupo de combate en Irak; teniente inexperto, y soldada multirracial.

El enemigo en esta ocasión son unos extraterrestres que atacan nuestro planeta por su recurso natural más preciado –no, no se trata del petróleo–  como es el agua.

Huelga escribir que Invasión a La Tierra: Batalla Los Ángeles no vale un pimiento. Y no porque resulte ridículamente tópica, sino porque si no has hecho la mili (como es mi caso) se antoja un excesivo empacho de testosterona militar con denominación de origen Marine. Ese cuerpo del ejército norteamericano cuyo lema es ¡Semper Fidelis! Y que para darse ánimos se gritan unos a otros John Wayne, John Wayne tomando una vez más el nombre de ese hijo de puta que también sabía interpretar (dijo John Ford) en vano.

II.- HUBO OTRO TIEMPO EN QUE…

El caso es que ya no se hacen películas de ciencia ficción como las de antes. Y en este sentido sí que creo que la nostalgia no es un puto error.

Creo que el género cinematográficamente hablando arañó el cielo –como lo arañaron los titanes– en los años 50 del pasado siglo XX.

Esa década cuenta con un paquete de pequeñas producciones que lo explotaron con resultados más que aceptables y en muchos casos inquietantes.

Uno de esos títulos es El enigma de otro mundo (Christian Nyby, 1951), una producción de Howard Hawks que cumple precisamente en 2011 sesenta años. Volver a visionarla continúa provocándome sensaciones para nada encontradas. Y ello pese a que esta cinta cuenta con una potentísima puesta al día que firmó John Carpenter a principio de los 80.

De Carpenter es también, precisamente, 1997, Rescate en Nueva York, largometraje que cumple –ya ven ustedes– treinta años en 2011.

Sin embargo, si hay una película de ciencia ficción de los cincuenta que me atrapó, y cuya revisión se hace necesaria aunque pase el tiempo es La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956). Desde entonces se han rodado numerosas versiones de esta película pero la mejor sigue siendo la de Siegel.

Basada en la novela de Jack Finney, el filme narra la invasión de unas extrañas y vegetales criaturas del espacio exterior que crean réplicas exactas de los habitantes de un tranquilo pueblo de los Estados Unidos.

Los protagonistas de la cinta descubren que quienes fueron sus amigos y vecinos han sido sustituidos por estas réplicas. Réplicas que se comportan de una manera distante, fría. Son hombres, mujeres, ancianos y niños que carecen de emociones como los aprendices a cineastas a los que me refería en el post anterior. 

Siguiendo esta misma línea hay una pequeñita joya del género que bajo el extravagante título de Me casé con un monstruo del espacio exterior (Gene Fowler Jr, 1958) continúa explorando el simulacro solo que desde la intimidad de la alcoba.

La misma corriente se puede también detectar en la aún fascinante Invasores de Marte (William Cameron Menzies,1953); y renunciando al enemigo que se hace pasar por uno de los nuestros, guardo grato recuerdo de aquellas películas que sacaron todo el jugo posible al fenómeno del gigantismo por culpa de la energía atómica.

III.- ¡ACABEMOS CON LOS BICHOS!

Me refiero a filme tan extraordinarios como Them! La humanidad en peligro (Gordon Douglas, 1954), donde lo cotidiano se hace añicos ante una amenaza que, mientras no se muestra, resulta terrorífica. Esta película cuenta además con uno de los mejores inicios del género al mostrarnos a una niña en estado catatónico que deambula por un paraje desértico.

Jack Arnold daría una vuelta de tuerca al gigantismo en su imprescindible El increíble hombre menguante (1957), basada en la novela del mismo título de Richard Mathenson, probablemente el mejor escritor de fantasía de todos los tiempos.

Arnold jugaría también con bichos gigantes en su más que correcta Tarántula y se apuntaría a la corriente de los extraterrestres pueden ser también buenos en Llegó del más allá (1953), basada en un relato de Ray Bradbury, aunque en este capítulo el título más recordado continúe siendo Ultimátum a la Tierra (Robert Wise, 1951) pero más que por su mensaje pacifista por el robot que acompaña a esa especie de heraldo de las naciones unidas del espacio exterior que responde al nombre de Gort.

IV.- ESA NOSTALGIA, HUMANO…

Hay muchas más películas. Algunas de ellas malas de solemnidad pero otras excelentes como la trilogía del doctor Quartermass (El experimento del dr. Quatermass, Val Guest, 1955; Quatermass 2. Enemy from Space, Val Guest, 1957 y Quatermass and the pit, Roy Ward Baker, 1967) y esa curiosa perla de ciencia ficción metafísica que continúa siendo Planeta prohibido (Fred McLeod Wilcox, 1956) y la injustamente olvidada La guerra de los mundos (Byron Haykin, 1953), que adapta muy libremente la recordada novela de H.G. Wells.

V.- UNA EXTRAÑA COINCIDENCIA

Lo curioso de todos estos títulos es que la mayoría se trataron de producciones de raquítico presupuesto, aunque la falta de dinero no escatimó la de la imaginación de sus guionistas y directores.

En todas ellas se da, además, las mismas constantes que en estos tiempos caracteriza a la ciencia ficción cinematográfica aunque se note una notable carencia de talento.

Léase la destrucción del planeta (en concreto de grandes núcleos urbanos como Nueva York o Los Ángeles) por extraterrestres. Y vistos desde casi todas las perspectivas. Es decir, desde la de un grupo de Marines con ganas de seguir dando tiros después de Irak y Afganistán o la de una pareja de civiles que solo quiere regresar a los Estados Unidos cruzando la frontera con México en la curiosa pero algo fatigosa Monster.

VI.- CONCLUSIONES

Que me parece curioso que el género recurra ahora a reinterpretar las cintas que se rodaron en los cincuenta, década en la que la amenaza al mundo occidental tuvo un nombre: el comunismo.

Hoy el miedo ha sido sustituido no ya por los musulmanes ni por lo narcotraficantes colombianos. No, el miedo hoy es mucho más peligroso y nos afecta a todos creando una sociedad bastante parecida a la que se reflejaba en la original La invasión de los ladrones de cuerpos.

Esa amenaza se llama crisis.

Y en toda crisis hay humanos que nutren como víctimas la ya amplia legión de desempleados y extraterrestres que no son los que aún conservan sus puestos de trabajo sino los que han hecho posible que de un plumazo desaparezca de nuestro diccionario las conquistas laborales que tanta sangre, sudor y lágrimas costó levantar en esta nuestra sociedad que hoy parece que rigen los marcianos.

O esos mismos invasores de Están vivos (1988), irregular pero políticamente incorrecta película del último profeta que nos queda del género: John Carpenter.

Saludos, al grito de ¡la unión hace la fuerza!, desde este lado del ordenador.

19 Responses to “Corre, corre, corre…”

  1. bartolo Says:

    ¿Dónde se pueden conseguir aquí, aunque sea para verlas en pantalla chica, esas películas? Creo que acertaste con ese analisis de la Crisis, esa extraterrestre, esa inhumana criatura.

  2. admin Says:

    Quien le escribe tiene todas esas (y más) películas en vhs y dvd (aún no me he pasado al blue ray)… Pero le recomiendo, ahora que nadie nos lee, que se las baje por Internet…

  3. Sitedicenqueleí Says:

    Qué bien que a finales del XIX, las mentes superiores y también mortales nos vigilaran según Wells. Ojalá… ocurriera ahora también, sabrían la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad y serían capaces de ver más allá de lo que ven los simples mortales, es decir, el alma de las personas, de algunas personas, de muchas personas, por encima de dimes, diretes, engaños, fraudes, mentiras, trampas, tramas, legulellos, datos incorrectos, mentiras validadas, porque el corazón en el XIX y ahora es igual, es afortunadamente lo único que el progreso no ha podido cambiar ¿o sí?
    Cordialmente y muy atenta

    Sitedicenqueleí…

  4. admin Says:

    Es una pequeña película de Nicholas Meyer titulada Los pasajeros del tiempo, H.G. Wells le dice a quien va a ser su futura esposa a quien conoce en un tiempo que no es el suyo: “todas las épocas son iguales, solo el amor las hace soportables”.

  5. Daniel León Lacave Says:

    Esa pelicula Time after Time es en la que Wells persigue a Jack el destripador a través del tiempo hasta los años 70.
    es un ejemplo de como se puede hacer una buena peli partiendo de lo que, a priori, podía parecer una paja mental descabellada.

    Sobre los ladrones de cuerpos, es una historia a la que cada década se vuelve para ofrecer una visión distinta.
    Yo tengo en dvd las cuatro versiones (creo que una de ella aún la tengo en vhs) y viéndolas seguidas se pude hacer un análisis interesante.
    La de los años 50, por mucho que Siegel lo niegue, es claramente una metáfora a favor del Macartismo. el mensaje de que el comunista puede estar en cuaqluier lugar, puede ser nuestro vecino, incluso podemos ser nosotros mismos, es evidente.

    Cuando se hace el primer remake, en los años 70, Kauffman le da la vuelta al mensaje, y ataca a la fiebre Macartista diciendo justo lo contrario, denunciando la cacería de brujas y la paranoia que azotó a la sociedad norteamericana. El plano final es la prueba. Sutherland denuncia a su amiga, la acusa en plena calle apuntándola con el dedo.

    La de Abel Ferrara en los 90 ya habla de otra cosa. Se desliga de lecciones políticas para dedicarse al puro entretenimiento propio de una peli de género, respondiendo a su época, una década perteneciente a una generación a la que no le interesa ni la guerra fría, ni la caza de brujas, ni nada de eso.

    La de Oliver Hirschbiegel en el 2007 llama a la reconciliación de las dos primeras, un llamamiento a la paz entre los seres humanos, y hace una interesante reflexión que no hacen ninguna de sus predecesoras. El virus que destruye el mundo no es ese alienígena, sino mas bien es el virus de la humanidad, incapaz de encontrar la vacuna contra su propia maldad natural. Curiosa reflexión ¿no?

  6. admin Says:

    Daniel, de la primera y original versión de La invasión de los ladrones de cuerpos le han dado esa y otras lecturas aunque creo que Siegel solo tenía en mente rodar una buena película con cuatro pavos. De todas formas, no es descaballeado el análisis que planteas, es decir, que con esta cinta pretendió denunciar la supuesta amenaza comunista que según unos estaba infaltrándose en los Estados Unidos en los años 50. Pero ¿y qué? A Siegel le debo algunas de las grandes películas de mi memoria cinéfila y cito de memoria: Código del hampa, la perturbadora El seductor y Huida de Alcatraz, etc… etc… etc (dejo a un lado las de Harry, ya sabes, la de ese tipo empeñado en que le alegren el día).
    La versión de Kauffman me sigue gustando bastante. Mucho menos la de Ferrara, aunque se desarrolle en una base militar y menos, “menísimo” la de Hirschbiegel.

  7. admin Says:

    Sitedicen… un apunte, recuerde usted que los marcianos de Wells vienen a la Tierra no en son de paz…

  8. Daniel León Lacave Says:

    Creo que Siegel no era consciente de que su peli era anticomunista. Creo que era un buen artesano rodando una peli de serie B que pese a su bajo presupuesto, consiguió un nivel impresionante, igual que otras de su época.
    De hecho, siegel comentó en mas de una ocasión que el final que él tenía pensado rodar era muy parecido al final que 20 años después filmó Kauffman, pero que lo estudios no se lo permitieron.
    Creo que la corriente macartista imperaba en la filmografía de la época de forma sutil y tácita, por lo que yo creo firmemente en que Siegel no era consciente del mensaje político que subyace en su film.

    En otras cintas de la época, como El enigma de Otro Mundo de Nyby, ese concepto es mucho mas discutible. ¿son los militares unos bestias que lo arreglan todo a base de bombazos, cargándose incluso el platillo congelado que podía haber sido estudiado, frente a los científicos partidarios del diálogo entre civilizaciones? ¿o es al revés? ¿son los cientifícos unos ilusos gafapastas que morirían sin remedio de no ser por el buen hacer de las fuerzas armadas? ¿tú que crees? Yo no lo tengo claro.

    Desde luego, en este caso no se pueden escudar en la novela, ya que el relato “Who goes there?” de Cambell (alias Stuart) en el que está basado se acerca mucho mas a la versión de Carpenter que a la de Nyby.
    Por cierto, creo que están preparando una precuela de La Cosa que terminaría donde empieza la de Carpenter.

  9. admin Says:

    Coño con las putas precuelas… ¡Dejad La cosa de Carpenter en paz!
    Respecto a la cuestión que me planteas, creo que en aquellos años (como hoy, mira tú por donde) quienes usan la fuerza es porque no tienen otra manera de hacerse entender. Y a ello contribuye, como en el pasado, los periodistas. En la versión de Nyby es el que retransmite por radio al mundo cómo han acabado con el extraño. O el extranjero. Como aquel delicioso cuento de Frederic Brown: ¡Marciano, vete a casa!

  10. EdBlake Says:

    Amigo, aunque no sea del género de ciencia ficción extraterrestre, una película que me parece fantástica es Soylent Green (traducida en España como Cuando El Destino nos alcance… en fin)
    Me parece una visión de la sociedad de cara al futuro estupenda.
    Saludos zombies, desde este lado del ordenador

  11. Sitedicenqueleí Says:

    Pues señor administrador, qué quiere que le diga…en relación a su apunte de última hora…que esta humilde Sitedicen…ya está cansada de marcianos, marcianitos, pequeñitos marcianos o lo que haya sido. Si como usted dice (Simedice), no vinieron en “son de paz”, imagino que con el paso del tiempo (que lo pone todo en sus sitio, menos la flacidez corpórea) se habrán dado cuenta que era una invasión equivocada y habrán rectificado. En caso contrario, a esperar que haya disidentes (que los habrá), yo misma los soy en ocasiones y a confiar en que en este mundo (que por ahora a nivel general no está en guerra) haya mentes extraterrestres lucidas y sensatas que solo quieran vivir en paz. Además quien esté libre de platillos volantes, que tire la primera onda a …la Tierra.

    Buen día, feliz resurrección (si la hubiera o hubiese) y mejor semana

    Sitedicenqueleí
    (emocionada….ojo, que no me voy a poner a cantar la canción de una conocida obra de revista musical ¿me dejarían?)

  12. admin Says:

    Sitedicen en la novela (y en sus adaptaciones cinematográficas) al final quien acaba con los marcianos no son los hombres y sus armas modernas, no, quien termina por derrotar a los extraterrestres son las bacteria patógenas terrestres. ¿Una ironía del maestro Wells? A mi juicio un acierto.

  13. admin Says:

    Soylent Green (en este mismo blog le dediqué un comentario emocionadísimo) es una de mis películas clave de ciencia ficción. La firma Richard Fleischer (quien ya había rodado las soberbias 20.000 leguas de viaje submarino y Viaje alucinante, entre otras tantas). No entraba en esta lista, sin embargo, porque es de principio de los setenta. Un abrazo, amigo, desde este lado del ordenador.

  14. Sitedicenqueleí Says:

    Sr. Admin.,
    Supongo que se referirá usted a que algo ínfimo, pero poderoso, acabó con los extraterrestes (con los malos), porque quizás los había buenos, incautos e inocentes. Sí, sí, quizás al principio todo fue algo inocente, que algunos perversos extraterrestres utilizaron en su beneficio (fomentando la guerra, el rencor y el odio ). ¿Wells era irónico para usted señor? puede, pero para mí no fue un maestro. Yo no hubiera elegido ese fin, a sabiendas que las bacterias (de las que usted habla) no causaron -finalmente- daño A NINGÚN TERRESTRE, todos salieron ilesos. Ah¡¡¡¡ cómo se interpretan las versiones de las películas.

    “Si no tienes enemigos internos, los externos no pueden hacerte daño”

    Siga considerando aciertos en Wells, usted es libre señor, igual que yo

    Atentamente

  15. admin Says:

    Bueno, Sitedicen… no se nos ponga usted así…
    Y a los dioses pongo por testigo que Wells fue, es y será, un grande. O un gigante. O un coloso pero sin pies de barro. Un abrazo.

  16. Alfonso Gonzalez Jerez Says:

    Pero este tipo es bobo. Los extraterrestres de Wells mueren por gérmenes o bacterias que son perfectamente inocuas para los seres humanos, pero letales para ellos. Como ocurrió en América o en la propia Canarias cuando los españoles introdujeron en sus respectivos territorios virus o bacterias allí desconocidos y ante los cuales, por tanto, no habían podido desarrollar anticuerpos. ¿y discute usted altura literaria a Wells? Pero si no ha entendido algo tan elemental como eso…

  17. Daniel León Lacave Says:

    A nivel narrativo, las bacterias normales, inofensivas para el hombre acaban con los extraterrestres. Quizás la pregunta de Sitedicen… es que porqué las bacterias que traen los extraterrestres no acaban con los humanos. ¿no?

    A nivel de mensaje, está bien claro lo que Wells, como buen socialista utópico, nos quiere contar. En un momento de desarrollo tecnológico, de revolución industrial, el hombre volará dentro de poco, domina su entorno y lo altera a su conveniencia, creyéndose el rey de la creación, pues Wells no da una cura de humildad. Nos dice que recordemos que somos humanos, imperfectos, y que nada de nuestra tecnología sirve para nada. Que a pesar de toda esa inteligencia y capacidad, es el ser mas diminuto el que tiene la fuerza para vencer. Está clarísimo.

    ¿Porque los virus que traen los extraterrestres no acaban con los humanos? Y que más da, si es todo una metáfora.

  18. Sitedicenquelei Says:

    Sr. Jerez, si se refiere a mi (Sitedicen…) puede que tenga razón soy bob@,pero bueno algo entiendo de lo que explica, de Wells menos, pero ya a estas alturas, la verdad que quiere que le diga que me da igual…para cuatro días que vivimos, dos son de asuntos propios, y el tercero compensación por festivos, pues si, si, seguramente soy bob@, pero td el mundo no es perfecto…Atentamente

  19. Sitedicenqueleí Says:

    Virus no es lo mismo que bacteria y Wells lo sabía.

    Sr. León, ya no sé qué pregunté, este blog me supera…necesito terapia de grupo después de leer cada entrada.

    Atentamente
    Sitedicen… (¿Simedicen?)

    Buenas noches terrestres, extraterrestres, presentes, ausentes, silentes, estridentes, pero todo escrito maravillosamente…

Escribe una respuesta