Los tipos con pellejo leemos cualquier cosa

Señor Ravelo

Los tipos duros no leen poesía es la primera novela que leo de usted así que  como no he leído otras novelas de usted, también es la primera novela que leo que dedica a su personaje Eladio Monroy.

Permítame así escribirle –antes de emitir mi juicio– que la ha leído en apenas dos días. Simultaneando su lectura con otros libros que necesariamente no tenían que ser novelas.

Sepa usted que mientras machaco las teclas de ordenador el ejemplar descansa a un lado de la mesa. También quisiera transmitirle que perdone mi ausencia de la presentación que este mismo viernes, 17 de junio, ofrecerá en la lagunera y recogida librería Mistério (¿habrá alguien que me explique el porqué del acento en la e?).

Es un ¡misterio, gañán!

Perdone usted, señor Ravelo, que me disperse pero ansí soy de tontainamente (in)feliz.

Le contaba.

He leído su Los tipos duros no leen poesía y, francamente, me ha gustado. Pero también me ha disgustado.

Entiéndame usted bien.

Desde que tengo uso de sin razón la novela policiaca me ha acompañado en mi soledad infinita. Encontré en este maltratado y malhablado género un nicho donde me revelaban y sobre todo denunciaban cosas que en otras literaturas no me contaban.

Los maestros que me iniciaron en el género fueron existenciales perdedores que desde la iletrada Norteamérica hicieron tan rica esta literatura. Yo siento devoción, entre otros santos varones, por David Goodis, Jim Thompson y W. R. Burnett. No me canso, créame usted, de reelerlos.

Con esto quiero decirle sin acritud por donde se mueven mis intereses de reclamo como lector de novela policiaca o negra. Y que entienda que fluyendo de esos maestros del arroyo espere algo parecido de quienes tantean el género.

Un relato pesimista y demoledor que  dicten los parias de la tierra.

Señor Ravelo, quiero que entienda bien esta desviación genérica. Quiero que entienda que me atrae de la novela negra el otro lado. Ese lado oscuro y salvaje que un burgués hoy ya sin pretensiones de prosperar y muy indignado precisamente por ello, quisiera encontrar en el felizmente recuperado para el público español una seña de identidad que le dijera: “Niño, aquí tiene a una especie de Edward Bunker pero con acento canario”

Y no.

Pero con esto quiero decirle tambiém que los detectives, o los aspirantes a detectives que trabajan al lado de la ley nunca han terminado de llenarme.

De hecho, me parecen una panda de falsarios, de mercenarios que se han vendido al sistema en un género rojo y amotinado como es la novela negra.

Y no me responda usted citando a Spade o a Marlowe porque más que detectives fueron caballeros sin espadas en un mundo donde ya no quedaban románticos como ellos. Más bien, parafraseando a Pétain, dejaron a un lado el sable para convertirse en escudos.

Le cuento, no obstante, que su Los tipos duros no leen poesía me ha gustado –sin llenarme– porque está bien escrita.

La trama, sin complicaciones, se sigue.

Tiene usted, además, una asombrosa capacidad para describir atmósferas que en ocasiones entran en el alma como si el diabólico Maradona (sin la ayuda de la mano de Dios) tirara a puerta. Entienda que son balones que van directos a gol.

Me encanta esa descripción que hace de una capital de provincias el último día de la semana: “No hay nada tan largo como un domingo en Las Palmas de Gran Canaria. Si hace buen tiempo, se puede ir a la playa y luchar con otros miles de bañistas por encontrar un bien sitio. Si hay algún compromiso social, algún asadero o reunión de amigos o familiares, se puede emplear la mayor parte del día en disimular el miedo al vacío con cervezas, chuletas y choricitos barrilleros. Pero no hay quien te libre de la tarde. Esas tardes alongadas hacia la noche, en las que solo es posible penar en las pérdidas de los seres amados que un día decidieron alejarse de ti o de los que, sencillamente, entre las fauces de las muerte.”

Y también me gusta el universo de amores y amigos con los que protege a su protagonista, ese Eladio Monroy sin embargo que no termina por definirse  como duro y cínico en mi cabeza probablemente porque desconozco las otras dos historias que ha escrito usted de su protagonista.

Quiero transmitirle en definitiva que, pese a mis malestar de que pretenda que Monroy se mueva en una delicada legalidad, Los tipos duros no leen poesía me ha gustado a medias porque, a mi juicio, no tiene otra pretensión que la de entretener.

Sus diálogos son vivos, su the end con sabor a claudicación creíble y hermoso por lo que encierra de final, ¿inevitable?, de una trilogía que pide a gritos –se lo escribe un chicha–  una cuarta entrega donde Monroy visite también la isla que tanto usted como su personaje tiene enfrente.

Y discúlpeme el atrevimiento, pero me gustaría que Eladio Monroy viajara a este inhóspito territorio en el que habito (Tenerife) para resolver el caso de su vida y probablemente de su épico  final.

Un final, permítame usted sugerirle, más cercano al universo inevitable y existencial  de Goodis que al abierto y esperanzador que propone en Los tipos duros no leen poesía

Saludos, sin hacerle ascos al reaccionario de Mike Hammer, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “Los tipos con pellejo leemos cualquier cosa”

  1. Rafael-José Díaz Says:

    Se trata de una tienda que vende TÉ y LIBROS de MISTERIO, por lo que a sus dueños se les ocurrió, con un criterio que cabe, cuando menos, calificar de dudoso, titular al local, a la tetelibrería, como MISTÉRIO, así, a la portuguesa, como si, de pronto, escucháramos a Vasco de Gama, redivivo, hablar desde las destartaladas galerías de su castillo de proa…

  2. admin Says:

    Rafael,
    Mistério es a mi juicio una extraordinaria librería. Viva el té y vivan los libros de misterio.

  3. Rafael-José Díaz Says:

    Yo no lo pongo en duda… solo comentaba el origen del nombre… Té y libros son una gran combinación. Lo que no me queda tan claro es la vena anagramática de sus dueños… Un saludo, Eduardo.

  4. bartolo Says:

    Jim Tomphon no le hubiera hecho ascos a Eladio el hombre duro. El gran Jim no quita a este Alexis. Estupendo escritor y estupenda persona, esto último si no me equivoco.

  5. admin Says:

    Alexis es grande, amigo Bartolo. Completamente de acuerdo con usted.

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