Estoy ahí o allí gracias a usted, caballero Camarasa

Tras dos años husmeando por la escena del crimen me ha tocado ahora verlo desde la distancia que impone la isla.

Una pena sin sabor agridulce, que conste en acta.

Notaré en falta, sin embargo, esa grata sensación de estar reunido con otras bestias como quien les escribe.

De apreciar que no lo toman por loco cuando se apasiona hablando con otro de un escritor que no conoce su puta madre como es Marc Behm.

Y de insistir e insistir –siempre con frustrados resultados– con el fin de procurarse el único libro de relatos que sacó su autor hasta que un buen día lo recibe por mediación de Paco Camarasa, un librero que todavía hace posible que los sueños se conviertan en realidad.

Y si bien este año no estaré, insisto, en el lugar del crimen que es la Semana Negra de Gijón, su lúdico espíritu cultural me acompaña releyendo estos relatos de Behm que para quien les escribe se han transformado en delicadas piezas de culto.

Y leo a Bhem.

Y pienso, mientras lo leo, que su universo mestizo es como si fuera yo.

Voy un poco más lejos, como si los cuentos que escribe los hubiera pensado yo.

Así que solo me queda por aullar.

Pero les contaba que este año no estaré en la escena del crimen.

También, aunque con otras palabras, que siempre estaré ahí o allí gracias al señor Behm pero sobre todo al caballero Camarasa.

(*) A la izquierda Camarasa. A derecha (con perdón) un crack de la novela políciaca y del oeste en español, Francisco González Ledesma.

Saludos, fundido a negro, desde este lado del ordenador.

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