The Clayton Hamilton Jazz Orchestra & John Pizzarelli: You Make Me Feel So Young!!!

El Festival Internacional Canarias Jazz & Más Heineken cerró este sábado 9 de julio en Tenerife (el domingo 10 de julio en Gran Canaria) su vigésima edición con un concierto de jazz con sobresalientes resonancias clásicas.

Hubo un poco de todo en el recital que ofreció la magnífica The Clayton Hamilton Jazz Orchestra junto a la voz y la potente guitarra de John Pizzarelli, pero sobre ese todo del todo, si algo caracterizó la clausura de esta edición  del Jazz & Más Heineken fue fiesta y mucho swing en el sentido más tradicional del palabro.

Tanto swing que para este que les escribe esta noche ya la ha registrado en el disco duro de su memoria. Justo en uno de esos espacios donde descansan las muchas cosas buenas que ha tenido la suerte de disfrutar en su –no sé si extraña– peculiar existencia.

The Clayton Hamilton Jazz Orchestra abrió la velada emulando el touch de las grandes formaciones jazzísticas, una curiosa mezcla de Count Basie y Tom Dorsey donde los metales adquieren un protagonismo no excesivo porque también deja tempo (preciso, medido) a la base rítmica.

Entre los temas que más emocionaron a los espectadores en la abarrotada sala de cámara del Auditorio Adán Martín destacó, a mi juicio, el sentimental Emily (Johnny Mandel, Johnny Mercer), porque –entre otras razones– permitió observar en directo el talento de John Clayton al contrabajo que abandonaba por unos momentos sus funciones de director de orquesta.

Curiosa orquesta la de Clayton Hamilton porque Jeff Hamilton (batería) es junto a Clayton el responsable de este gran conjunto clásico.

El argumento del concierto dio un giro con la irrupción de Pizzarelli en el escenario. A mi modo de entender se escoró deliciosamente a eso que los anglosajones llaman cool.

Pizzareli es un crooner que respeta a sus antepasados y entre esos grandes antepasados, por razones obvias, está Dear Mr. Sinatra.

Frank Sinatra.

Con esto quiero decir que cuando Pizzarelli canta no suena –¡loado sean los dioses!– a Michael Bublé.

Si suena a alguien es, en todo caso, a un Chet Baker sin desgarro.

Interpretó vocalmente un gran clásico de Sinatra como You Make Me Feel So Young que todavía hace que tenga los pelos de punta y dio una lección instrumental dialogando con su guitarra en una audaz versión del estándar Blue Sky que por momentos hizo pensar a más de uno si no estaría cantando con las cuerdas de este instrumento.

Yo al menos vi cielos azules por encima de mi cabeza en unos tiempos donde todo el mundo parece que está empeñado en que solo sienta aquello tan manido y ya cansino de que son tiempos tormentosos.

Salgo pues del concierto chasqueando los dedos y creyéndome que otro mundo puede ser posible. Que tener pose no es nada malo sino una forma de continuar creyendo en todas aquellas cosas que con mejor o peor fortuna me han forjado como persona.

Y entre esas cosas que me han hecho mejor o peor persona sé, precisamente, que está buena parte de ese jazz que escuché la noche del sábado 9 de julio de un 2011 que ya se ha hecho ceniza.

Es decir, que nadie ni nada puede borrar el legado adolescente de verme escuchando junto a mi padre algo parecido a lo que disfruté en este concierto porque soy consciente que seguiré escuchando este tipo de música al aceptar con todas sus consecuencias que sigo siendo un loco, loco, loco adolescente.

Saludos, You Make Me Feel So Young, desde este lado del ordenador.

Escribe una respuesta