Olé, olé y olé

Érase una vez un excelente periodista que se dejó seducir por la magia de las palabras.

Cosas del destino, y en un periódico que contra viento y marea navegaba en las agitadas aguas de la información como fue la primera etapa del buque fantasma La Gaceta de Canarias, decide abandonar la cubierta para formar parte de la sala de máquinas y compartir tareas junto a un extraordinario grupo de correctores como Olegario y Ezequiel, entre otros, con la ingrata misión de mejorar los textos que se les presentaban para lograr el milagro, y nunca reconocido trabajo, de limpiar de enojosas imperfecciones aquellos textos mientras la noche caía y ellos quemaban sus pupilas consultando diccionarios y soltando algún taco ante los insólitos castigos al español que leían y releían apremiados por el puto cierre.

Si bien su romance con la matemática del idioma le venía de muy atrás a Ramón Alemán Gutiérrez, creo que fue precisamente en La Gaceta de Canarias donde brotó definitivamente esa obsesiva y tan necesaria pulcritud por la lengua que tras consolidar en otros periódicos hizo realidad maníaca en su recomendabilísimo blog Lavadora de textos, bitácora en la que nos presta generoso consejo a todos los magos y paletos que utilizamos esta herramienta por la gracia de Dios.

Ramón Alemán, que es uno de esos tipos que cuando habla de lo que sabe, y sabe mucho de lo que habla en cuanto a limpieza de textos se refiere, ha seleccionado algunos de los post de su blog para traspasarlo al papel en un libro, Lavadora de textos, que dará a conocer este jueves, 15 de diciembre, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife a las 18 horas.

Ramón estará muy bien acompañado en el acto.

El filólogo Alberto Gómez Font, coordinador general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE), presenta esta obra con la que Alemán ha logrado lo imposible: resolver las dudas más comunes (o no) que tenemos con el idioma empleando para ello una prosa que, a mi juicio, resulta tremendamente creativa.

Es más, creo que el corrector y periodista se ha hecho escritor con su blog. Blog que en su cuenta de facebook alcanza ya el millar de seguidores hambrientos de leer sus textos. Muchos de los cuales son deliciosas piezas en la que el muy canalla (con cariño) consigue que lo espeso se haga ligero. Es inevitable por eso dibujar en los labios una sonrisa cuando se leen sus bien armadas reflexiones, y un regalo la forma en la que nos revela, entre otros arcanos, la razón de que las comas sean tan puñeteramente bohemias.

Buena parte de los artículos de Lavadora de textos pretenden así resolver dudas y otros dar respuestas a preguntas que el propio Ramón se hizo en su día sobre algunos misterios de la ortografía, la ortotipografía y la gramática del español. “Las soluciones en ambos casos –cuando las había– las encontré en la Real Academia Española, en la Fundación del Español Urgente y en la sabiduría de grandes maestros como Manuel Seco, José Martínez de Sousa, Fernando Lázaro Carreter, Leonardo Gómez Torrego y Álex Grijelmo”, explica el autor de este libro imprescindible.

Con Lavadora de textos –el libro y el blog– Ramón Alemán rinde además tributo a todo ese colectivo de profesionales que hoy paradójicamente está desapareciendo de las redacciones como son los correctores de textos. Hombres y mujeres cuya tarea no entra en los planes de una prensa que, mordida por la crisis, a los primeros a los que suele expulsar son a los que con su esfuerzo y trabajo consiguen el milagro que el periódico de todos los días aparezca sin erratas, errores gramaticales… En definitiva, los que hacen que su lectura no suponga un insulto a la inteligencia del lector.

Si el blog ya es de consulta obligada para los que tenemos preocupaciones por estos temas, el libro que ahora presenta Ramón Alemán es un regalo para los que continuamos enganchados al papel.

Papel, por otro lado, en el que Ramón Alemán es un extraordinario consejero.

Así que anímense, y más en estas fechas, para regalar esta Lavadora de textos.

 Saludos, maestro, desde este lado del ordernador.

5 Responses to “Olé, olé y olé”

  1. bartolo Says:

    no sé si te atreverás a comentar un ejemplo de libro al que le hizo falta la mano de un corrector (un ex corrector)

  2. admin Says:

    Ahora mismo no caigo en ese libro, amigo Bartolo.

  3. Pedro Says:

    En Canarias, de editoriales canarias, le hace falta un corrector a casi todos. Pero creo que Bartolo se refiere a cierto libro de Ezequiel. No sé, me da en la nariz.

  4. bartolo Says:

    No precisamente, aunque es verdad que sería bueno reeditar ese libro de Ezequiel tal como él hubiera querido. Pero incluso con fallos y erratas, Ezequiel sigue siendo grande.
    Me refería a otro en que el autor es el responsable de sus errores, al margen de que la cosa merezca la pena. Juraría que es uno que se posó en la mano de nuestro administrador una noche en una perrera. Pero bueno, tampoco hay que darle más vueltas.

  5. admin Says:

    Joder Bartolo, esto parece cada vez más una novela de misterio. Pero discúlpeme usted, que hoy estoy bastante espeso.

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