El hombre que amó a la reina del Technicolor

Me entero a destiempo y gracias a la lectura de un emocionado obituario que hoy publica el periodista Carmelo Rivero en Diario de Avisos.

Ha muerto Antonio Pérez Arnay, probablemente el especialista que más supo sobre la reina del Technicolor Maria Montez, una actriz de segunda de origen palmero que hizo carrera en las pequeñas producciones de aventuras de Hollywood. Junto al mítico Sabú.

A Antonio me lo tropezaba cada dos por tres en una de esas tiendas donde venden cd, video juegos y dvd a precios de saldo. La última vez que me lo encontré averigüé sin estrujarme demasiado el cerebro que la serie de películas de romanos (o peplum que dicen los iniciados) que habían puestas a la venta en uno de estos establecimientos procedían de su fantástica filmoteca. Sonrió pícaramente mientras acariciaba un perrito diminuto y bastante tranquilo que llevaba entre sus brazos.

Era inevitable, en esos encuentros que apenas duraban unos diez minutos, que le preguntara por sus viajes por tierras de Oriente Medio así como por su anunciado y ahora mucho me temo que frustrado libro sobre Las reinas de la serie B. Allí iban a estar todas. O casi todas las grandes actrices que hicieron grande pequeñas producciones de terror, ciencia ficción y policiaca entre otros géneros detestados por la crítica seria. Esa que solo explora las entrañas del cine si es de caza mayor…

En fin, ellos se lo pierden le comentaba a Antonio a quien esos casposillos intentaron triturar cuando la Filmoteca Canarias publicó su imprescindible volumen sobre la Montez. Sobre Maria Montez con prólogo de su buen amigo Terenci Moix con el título de Maria Montez, la reina del Technicolor.

Antonio Pérez Arnay más que un aficionado escrupuloso por el cine fue un enamorado del cine. Un mitómano que elevó altares a algunas de las rutilantes estrellas que configuran el universo del cine.

Voy a echar en falta esos encuentros, siempre casuales, por las calles y plazas de esta capital de provincias muerta así como tropezármelo en las tiendas de discos y dvd.

Mi amistad con Antonio surgió porque ambos sentíamos una rara fascinación por el cine. Yo cada día menos, también es verdad, y por una película, La Atlántida, atribuida a Gregg C. Tallas, e interpretada por Maria Montez y Jean-Pierre Aumont según la novela del hoy olvidado Pierre Benoit.

Por charlas que mantuvimos y que ahora me confirma un buen amigo de los dos, Antonio Pérez Arnay deja una novela sin publicar que, según anunciaba, iba a sacarle los colores a más de uno. Es probable que también desaparezcan los apuntes que tomó de, entre otras actrices por las que sintió endemoniada devoción, Patricia Medina, de padre canario y madre inglesa.

Nombres en definitiva de un cine que ya no existe. Nombres en definitiva que pueblan ese universo que mitómanos como Antonio contribuyeron con su desarmante cinefilia a mantener sobre nuestras cabezas.

Y eso, amigos y enemigos, no es cine de barrio.

En todo caso es profundo y reverencial amor por el cine.

Allá donde te encuentres, no te olvides de saludar a la Montez de mi parte…

Nos vemos…

Saludos, fundido a negro, desde este lado del ordenador.

7 Responses to “El hombre que amó a la reina del Technicolor”

  1. Teobaldo Pérez Arnay Says:

    Me ha encantado estas palabras que has escrito sobre mi hermano Antonio. No éramos amigos, creo porque no compartíamos aficiones; lo mío es el fútbol. En el fondo de mi ser, siempre lo admiré por su pasión por el cine, y de vez en cuando le decía que le pusiese nota a los clásicos de la pantalla a lo que se negaba en rotundo.
    Seguiré exponiendo más cosas sobre mi hermano en otro momento …….Teo

  2. admin Says:

    Gracias por tan generosas palabras.

  3. Teobaldo Pérez Arnay Says:

    Soy el hermano de Antonio. Era muy buena persona y amigo, saludos Teo

  4. admin Says:

    Gracias a ti por tu mensaje. Un fuerte abrazo.

  5. Teobaldo Pérez Arnay Says:

    De nuevo, soy el hermano de Antonio. A pesar de no gustarle el fútbol para nada, le quiero relatar una anécdota de Antonio respecto al fútbol. La única vez que nos enfrentamos en un partido fue en la Dársena Pesquera de Santa Cruz en un campo muy pequeño de tierra. Jugamos por un lado, el que les escribe, Mario Zurita Arnay y Antonio Daroca; el otro equipo fue: Antonio Pérez Arnay, Moti y Vicente Álvarez. Perdimos y Antonio me “secó” literalmente.
    Saludos, Teo

  6. admin Says:

    Entrañable anécdota. Un abrazo muy fuerte desde este lado del ordenador.

  7. David Cánovas y José Amaro Carrillo | JoseLuisZurita.com | Blog personal Says:

    [...] un flashback de miles de planos de sueños y vidas. Carrillo también palmea y se emociona cuando Antonio Pérez Arnay, fallecido en 2012, recibe el homenaje del cineasta. La escena pudo acabar con Cánovas en hombros, [...]

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