Explorando el ‘Malpaís’ literario de Víctor Conde

Tampoco me gustaría que me calificaran de escritor gafapasta. Por Dios, no, eso sería lo último. Siempre he pensado que en el infierno ese de Dante, el que está pulcramente organizado en circulitos, uno de los más profundos lo ocupan los artistas que van de divos y de relamidos, que se creen que su palabra es ley que con la ley se edifican catedrales. No, señores, a la mierda con los relamidos y con los que se expresan con polisílabos cuando van a un congreso, la literatura no va de eso. Ni de coñas. Ya lo descubrirán cuando se hagan viejos.”

 (Malpaís, Víctor Conde)

He necesitado no una sino dos lecturas para descubrir las claves que laten como dormidas en el fondo de Malpaís, la nueva novela del prolífico escritor tinerfeño Víctor Conde y en la que el autor se aparta de las geografías de la ciencia ficción y la fantasía para contarnos ahora su particular y peculiar proceso de creación literaria en una historia en la que se pueden detectar insólitas influencias borgianas y cortazianas.

Malpaís, cuya extensión apenas supera el centenar de páginas, se convierte así en un título desarmante para quienes siguen más o menos con atención el trabajo de un escritor que se mueve como pez en el agua en universos ajenos al nuestro, y quizá sea ésta, precisamente, la clave más interesante de un libro que puede llamar a la confusión ya que en Malpaís, y al modo de las muñecas rusas, se encuentran varios relatos que, como la piel de una cebolla hay que ir separando con meticulosa paciencia para obtener una visión de conjunto de un volumen cuyo mayor mérito es que está escrito por Conde para Víctor Conde.

Malpaís es así una especie de psicoanálisis en el que el escritor reflexiona sobre los mecanismos que han armado su proceso de creación y en un ejercicio literario cuanto menos sorprendente al intercalar cuentos y canciones que pertenecen a su pasado como narrador, fusionarlo con un relato lineal en el que su protagonista, Carlos, un escritor, termina conviviendo como espectador en una comuna de descreídos hippies que se hacen llamar los Bichos Despreocupados.

Estos Bichos Despreocupados quizá sea lo mejor de esta ¿novela? en la que Conde se desnuda sin pudor alguno para explicarnos qué es lo que él entiende como literatura y para contarnos qué es lo que entiende como proceso de creación y el arte de escribir. 

Malpaís no es, sin embargo, una novela de tesis ya que su autor deja muchas puertas abiertas para que el lector entre en cualquiera de ellas con el objetivo de que saque sus propias conclusiones, pero tiene un algo que la convierte en producto narrativo extraño. Una rareza experimental que de de manos de quien viene resulta sorprendente y muy arriesgada.

En este aspecto, las relecturas de Malpaís provocaron en mis ideas dos fenómenos contrapuestos:

La primera vez que la leí no entendí nada.

La segunda vez, comencé a intuir sus intenciones y a unir las piezas que en un principio había desechado porque consideré que se trataban de materiales que poco o nada contribuían a la ilógica –ahora entiendo que lógica–  de su discurso.

Malpaís es una obra inclasificable. Hermosa y poética a ratos, pero también caprichosamente gamberra con el lector habituado a otras novelas y cuentos de su autor. ¿Por qué escribimos gamberra? Porque Conde se ríe bastante de sí mismo, y al reírse de sí mismo se convierte en una especie de duendecillo travieso que desordena los materiales para confundir al lector.

En este libro, que hace el tercero de la prometedora colección G21 Narrativa Canaria Actual, el aficionado a las spaces operas de Conde se va a encontrar con un universo también alternativo aunque sus territorios no sean planetas desconocidos de lejanas galaxias sino la geografía de unas islas, Tenerife y Gran Canaria, que gracias a su imaginación se transforman en territorios mágicos.

El relato que Conde narra linealmente en los capítulos pares son así una deliciosa aventura con clave iniciática en la que un escritor llega a la conclusión que para alcanzar otra percepción no se tiene que tomar, necesariamente, sustancias psicotrópicas y como un gurú de nuestro tiempo, o como un miembro más de ese grupo que alcanza la otra conciencia aprendiendo a combinar la química que alimentan nuestro cerebro, tanto Carlos como Conde nos muestran que las puertas de las otras conciencias están en nuestra cabeza. Y que solo basta con despertar al chamán que todos llevamos dentro para darnos cuenta del inagotable pozo de fantasía visionaria con el que podríamos observar la realidad que nos rodea sin emplear para ello venenos.

Los capítulos impares son, por otro lado, piezas que aparentemente no tienen ningún tipo de conexión con el relato aunque son ejercicios literarios que Carlos/Conde ha liberado de archivos que permanecían ocultos en su, supongo, abarrotado computador.

Malpaís va a descolocar tanto a los seguidores de Conde como a los que se acerquen por primera vez al imaginario de este escritor que se ha hecho escritor con mayúsculas. Lo que es de agradecer, porque solo un escritor mayúsculo es capaz de contarnos, en el aparente desorden de su malpaís creativo, que él escribe porque se entretiene y se divierte escribiendo.

Y muchos de sus lectores, entre los que me encuentro, al explorar el malpaís literario de Víctor Conde nos entretenemos y divertimos leyendo sus historias.

(*) Malpaís se presente el jueves, 26 de enero, a las 18.30 horas en la sede la Mutua de Accidentes de Canarias.

 Saludos, de un Bicho Despreocupado, desde este lado del ordenador.

4 Responses to “Explorando el ‘Malpaís’ literario de Víctor Conde”

  1. javier hernández velázquez Says:

    Y en la espera (del Boss) le pediría a los grandes autores canarios (VC es uno de ellos) que nos sigan haciendo llevadera la crisis (what´s crisis?, Supertramp, dixit), crisis que no lo es en este mundo literario canario tan revuelto en ese mar de las calmas que nos tenían abotargados.
    Estuve en Radio Unión cuando VC dio la premiere de su Malpaís, nos reímos un rato con el doctor FranG21estein Morales y los bichos despreocupados… Quizá son otros los que deben empezar a preocuparse, porque en Canarias ladran, luego cabalgamos.

  2. el vino que tiene Ascensión Says:

    Me da miedito este libro. Lo digo en serio. Creo que el autor está loco, pero, por lo que cuentas, es una locura simpática.

  3. admin Says:

    Y además de simpática tremendamente emocional. No te lo pierdas.

  4. Víctor Álamo de la Rosa Says:

    La novela de Alfredo “Víctor Conde” me ha parecido realmente interesante. Yo la recomiendo en particular por ese modo sobresaliente en que la propia escritura va cuestionando la escritura, esto es, lo que se relata. No hace mucho Eduardo García Rojas anhelaba en sus post atrevimiento por parte de los últimos narradores canarios. Creo que “Malpaís” es un buen ejemplo de atrevimiento y narrativa sin complejos. A mí me ha entusiasmado esta novela, que bien podría haberse titulado “campo de minas”. Felicidades para el tocayo.

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