Qué leer…

INTRO

Esto va de novedades y otras no tan novedades literarias aparecidas en Canarias en estos últimos tiempos de crisis y victorias futboleras.

Esto va de libros que hemos ido recibiendo y que por el momento se amontonan en una tonga que, peligrosamente, se inclina como la torre de Pisa aunque aún mantiene su espartano equilibrio.

Huelga decir que deberían de leerlos.

Huelga decir, pero lo decimos, que leer es el último refugio que nos queda a los que todavía nos preocupamos por pensar que hay un más allá de la crisis y el fútbol…

LOS LIBROS

 

* El sueño de Goslar, Javier Hernández Velázquez (colección G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea).- Apenas me faltan medio centenar de páginas para finalizar esta novela escrita en clave policíaca por Javier –bang, bang– Velázquez, autor, entre otras, de El fondo de los charcos. Me reservo por el momento cualquier otro comentario sobre una historia donde la celebérrima estatua de Henry Moore que adorna uno de los paseos de la Rambla de la capital tinerfeña adquiere un especial e insólito protagonismo.

* Si nos encontramos de nuevo, Ana Teresa Pereira (colección Macaronesia, Baile del Sol).- Nacida en Funchal, Madeira, en 1958, Pereira escribe en Si nos encontramos de nuevo es una delicada y sentida novela de amor en la que se respira buena y sentida literatura. Julio Bonifacio escribió a propósito de la novela en Público que “el hecho de que este texto comience con una cita también puede ser una de las razones principales para atrapar o alejar al lector en relación con ese universo: el uso recurrente de citas y referencias a la pintura, el cine y la literatura.”

* Cuaderno de agua, Hugo Clemente (Canalla Ediciones).- El escritor Jorge Eduardo Benavides define al autor de este libro “dueño de una prosa cuidada, ágil y llena de inesperados hallazgos visuales.” Y ello tratándose de la primera novela de Clemente, un escritor que escribe con la misma rabia y sincopado de un músico de free jazz. La playa, el surf son solo algunos de los escenarios y protagonistas de un volumen que no deja indiferente a nadie. Tiene imágenes bellas, algunas de la cuales alcanzan un lirismo que potencia el atractivo de un libro que son fragmentos, estampas que, como indica Benavides, quieren buscar sentido “a esa vida peregrina y altamente emotiva que parece también escurrírsele de entre los dedos.”

* La ceniza que avanza, Juan R. Tramunt (colección Sitio de fuego, Baile del Sol).- Seis cuentos de distinto calibre conforman este volumen en que su autor quiere rendir homenaje a la literatura que lo ha hecho persona. No todos son redondos, no todos son notables pero sí hay piezas, momentos, que saben a verdad. El libro contiene los relatos Hallelujah, En pos del loco Amoenus, El ángel erguido, Laura, La mujer evanescente y Fondeadero. Por razones sentimentales, me quedo con Laura. Pronto le dedicaremos a este libro un comentario como se merece.

* Geometría del azar, Fernando Palazuelos (colección Narrativa, Baile del Sol).- “¿Qué es lo casual? Estas preguntas y otras muchas se agazapan en este singular texto híbrido, una especie de libro de bitácora dedicado a los sucesos casuales y a los hechos paralelos. Sus páginas estimulan la perplejidad, la reflexión y la risa. Con eficacia narrativa Palazuelos ha elaborado un texto ameno y conciso; un placentero recorrido por la duda del ser, del destino y del futuro; una comedia personal (a la vez que cósmica) acerca de la fortuna y lo inesperado, esos dos espectros que a menudo sentimos pulular sobre nosotros.” (De la contraportada)

* Un yanqui en Canadá, Henry David Thoreau (colección Dando pata, Baile del Sol).- Entre otras debilidades genéricas, tengo debilidad por la literatura de viajes. Género en el que Thoreau fue un maestro, un escritor de afinado olfato y mirada. Una especie de hippie adelantado a su tiempo capaz de escribir un libro como Walden o de impartir incendiarias conferencias como La desobediencia civil de, mucho me temo, obligada lectura. Por fortuna,  la editorial tinerfeña Baile del Sol está contribuyendo a que no olvidemos su refrescante y ejemplar trabajo en español.

* A solas, sin testigo, Carlos Pinto Grote (colección Poesía, Baile del sol).- El señor Pinto Grote es de esos escritores nacidos en Canarias que ya forman parte del universo donde no existe ni el bien ni el mal. No soy un buen lector de poesías, pero me han llamado la atención algunos de los poemas que forman parte de este volumen, editado con mucho cariño y mimo por Baile del Sol.

* Paisaje de lágrimas, Abdourahman A. Waberi (Colección África, Baile del Sol).- La editorial tinerfeña continúa apostando por las letras africanas tras Los aromas esenciales y La estación del caos, de Guita Jr. y el premio Nobel de Literatura Wole Sonyinka, respectivamente. Waberi, nacido en Yibuti, escribe en Paisaje de lágrimas un fascinante relato sobre el desarraigo y el exilio, también sobre la inexplicable necesidad por regresar a la tierra de tus orígenes. ¿Alguien piensa todavía que en África se escribe en minúsculas?

* El niño, János Háy (colección Narrativa, Baile del Sol).- Si el año pasado una de las apuestas de la editorial tinerfeña fue Stoner, la fascinante novela del escritor norteamericano John Williams, este año el fenómeno podría reproducirse con El niño, del húngaro János Háy. La novela examina sin pudor la sociedad de su país y cuenta la historia de un hombre de uno cuarenta años con un destino incierto entre las manos.

Saludos, leed, hijos míos, leed, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “Qué leer…”

  1. JAVIER HERNÁNDEZ VELÁZQUEZ Says:

    Hay un más allá del fútbol, sin duda, pero si no existiera habría que inventarlo. Ya he dicho en varios foros que el balonpié no tiene la culpa de lo que está sucediendo y tengo el mismo derecho de ser feliz (tontamente) viendo un partido de fútbol que “revisionando” Freaks (La parada de los monstruos) en mi DVD. Con respecto a la literatura, los que continuamos creyendo en ella, siempre que exista un editor valiente y unos lectores que apuesten por nuestro trabajo comprando nuestros libros seguiremos en la brecha.

  2. admin Says:

    Lamento decirte que me aburre el fútbol y que me espanta la orgía de patrioterismo que genera. És más, todos los Freaks del clásico de Browning parecen normales al lado de tanto exaltado enarbolando la gloriosa bandera de España. He dicho con desesperada sonrisa en los labios.

  3. Arima Says:

    A mi nunca me ha gustado el fútbol, pero ahora mismo me parece que representa muchos aspectos negativos de una sociedad al completo. El otro día comenté en una red social mi opinión al respecto y fue, además, escrita con pies de plomos, procurando, en todo momento, no ofender, no insultar… sino solamente una expresión lo más correcta posible de mi opinión. El maravilloso resultado no fue otro que el de recibir insultos y ser expulsada de la conversación sin posibilidad a responder, actitud que me parece fascista y retrógrada. No voy a generalizar porque tengo la esperanza de que no sea una actitud generalizada tampoco, pero sí creo que el fútbol está cegando a muchas personas en la medida en que las transforma en fanáticos de algo, y como tales, no atienden a razones ni respetan que a alguien no le parezca oportuno que parte de su dinero vaya destinado a pagar una prima a unas personas que ya son millonarias (jugadores y demás) y a pagar viaje, estancias y varios etcéteras de príncipes, presidentes y otras personas cuyo sueldo mensual puede sacar a varias familias de su agonía económica.

    Sentémonos a leer, que las discusiones al respecto al menos nos ilustra.

  4. Jesús Castellano Says:

    Leed, malditos.
    De “El sueño de Goslar” me acuerdo de la figura del guerrero caído, estatua o copia de Moore que tuvo en su momento aspiraciones a símbolo de Puerto Santo (registro Juan Royo) o Santa Pus (Dr. R (JRamallo)). Nunca la Capi, como la nombra otro escritor de por aquí. O simplemente Santa Cruz, como en la novela de Javier Hernández.
    La escultura luego de la Gran Exposición se hizo personaje imprescindible. Los grafitti, los tuneos, la humanizaron, le dieron vida. Hasta que alguien (espero que no haya sido mi amigo Juan) mandó repararla. Desde entonces no es más que un objeto más en la rambla, sin que señale nada especial en el espacio. En el espacio de la novela de Javier, una muestra de cómo se mueve el negocio del arte, un tema recurrente en el autor. Bienvenida, y a descubrir si el robo es verosímil o una fantasía animada en el negro de una cloaca de nuestra invicta ciudad.

  5. admin Says:

    Tenga usté fe, don Jesús…

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