Una tirada de Tarot

I.- LA TORRE

Intento huir como de la peste de las versiones extendidas y de los supuestos montajes del director. Tampoco me hace gracia lo que los anglosajones conocen como remakes y mucho menos todas esas fórmulas que se han sacado de la manga en la Meca del cine para explotar éxitos de taquilla. Ya saben, contar el antes y el después de una historia que quizá tocó algo de lo único sano que debe quedar en tu podrido corazón. Evito además con discreta cordialidad los cómo se hizo y las entrevistas que te ofrecen como material de relleno los dvd y los blue ray. Y es que siento que todo se desmorona… Se me desmorona

II.- EL AHORCADO

Cada vez voy menos al cine. Y no solo por el precio prohibitivo de la entrada.

Cosas de la edad, ha llegado el momento en que prefiero verlo en casa.

Recuerdo que antaño esta posibilidad ni se me pasaba por la cabeza.

Recuerdo, además, discusiones subidas de tono con un amigo cinéfilo o de los que solo aseguraba ver “cine de calidad” cuando me ladraba que ya no iba al cine. Que se lo pasaba mejor viéndolo en la soledad de su mansión.

Daban ganas de ahorcarlo aunque siempre, para relajar la tensión, me ponía a imitar la voz en off que durante un tiempo se pudo escuchar en toda película española que se respetase. Ya saben, y si no lo saben me da perfectamente igual, escuchar aquella voz irónica que venía a informar: “Este es el pueblo del Cafre del Campo. Un pueblo tranquilo donde lo más extraño que puede pasar es que Mariano, el de la tienda de abastos, no se levante para abrir su establecimiento a las siete de la mañana. Esta es la plaza del Cafre del Campo, con su fuente de cuatro canalones que fuera donada por el señor marqués cuando al Cafre del Campo aún no había llegado la luz eléctrica…”

III.- EL ERMITAÑO

Detesto, y no puedo fingir que los deteste como quien se come la última croqueta del plato, a los que dicen que conocen a… Cuando no conocen a ese mismo a

Un ejemplo relativamente reciente y verídico como la vida misma.

- Son cosas de Pedro, osea, ya sabes…

- ¿Pedro?, ¿de qué Pedro me hablas?

- ¿Osea, cómo que de qué Pedro te hablo? De Pedro Almodóvar, claro está.

- Ahhhh.

A este equipo pertenecen también los que dicen que han leído a… Y no han leído a

Aunque son relativamente fáciles de detectar siempre y cuando les sigas el juego.

- No me gusta el Galdósssss. Ha quedado tan rancioooo.

- Gracias a Dios que por la misma época estaba escribiendo el Gabriel de Araceli. Lástima que por ser gaditano y de escasos posibles apenas haya trascendido en la historia de la literatura de este país… Aunque Trafalgar¡Trafalgar!

- El poooobre de Araceli. Una tragediaaaa. Lástima que viviese aquí… Si hubiese nacido en otro sitio…

- Inglaterra.

- O Francia.

¿Gabriel de Araceli?

IV.- EL SUMO SACERDOTE

Desconfío también de los tipos/as que salpican con citas cualquier conversación que mantengas con ellos.

- La situación está fatal. Estoy pensando seriamente en mandar todo a paseo.

- La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene, Jorge Luis Borges.

- ¿Eh?

- Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas, Cayo Cornelio Tácito.

- ¿Eh?

- El viejo Franz tenía razón. El mundo es una Kafka, Pedro Ruiz.

- ¿Eh?

Tuve un amigo, que ya no está entre nosotros, con el que mantenía diálogos más o menos parecidos al que acabo de reproducir.

En sus escritos, porque además de ser mi amigo era un excelente escritor, insistía en esa misma manía: reproducir citas y más citas como si quisiera demostrarle al mundo que era una persona leída.

- ¡¡¡Pero si tú ya eres una persona leída!!! ¿Qué pretendes demostrar?- me quejé una vez.

AMIGO: Demostrar a quien habla mal de mi a mis espaldas

- ¿Eh?

AMIGO:…Que mi culo contempla, Winston Churchill.

- ¿Eh?

V.- EL DIABLO

Esto de citar es una costumbre que caracteriza a algunos de los políticos de esta enfermiza comunidad autónoma en la que vivo.

Uno en concreto no pone punto final a sus intervenciones si no es para demostrar que él es como una persona leída.

Lleva gafas, además.

Luego, piensa, la gente debe imaginar que es leída. No leído.

El problema es que no se ha dado cuenta, ni nadie se ha preocupado en convencerle de lo contrario, que con citas no demuestra nada.

Es más, tengo la sensación de que tanta manía por mencionar autores y citar frases sin ningún tipo de pudor le quita verdad a lo que al final no es sino un acto ridículo con el que camuflar una carencia (vergüenza) que solo despierta mis más bajos e inconfesables instintos de desprecio.

Un ejemplo:

POLÍTICO, nazionalista: No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.

PERIODISTA: Pero ¿es consciente que esos mismos problemas lo crearon ustedes?

POLÍTICO, nazionalista: Ah, eso no lo sé, la frase es de Einstein. ¿Otra pregunta?

PERIODISTA (la cosa es ansí): ¿Cómo se escribe Einstein?

POLÍTICO, nazionalista (la cosa es ansí): Con H.

VI.- LOS ENAMORADOS

Otro de los misterios sin resolver del lugar en el que vivo…

(VOZ EN OFF: Un archipiélago fragmentado y desparramado en las azules aguas del océano Atlántico…)

es la desarmante atención que se le presta a todo aquel que sepa pronunciar sonoras C y Z. Aunque lo que venda apeste a monumental estafa. Y últimamente a todo aquel que confunda la R con la L. Es decir, que en vez de puerco diga puelco.

VENDEDOR (acento peninsular): Productores norteamericanos, ein, están seriamente interesados en rodar un remake de Papillon en Canarias… No adelanto quiénes serán sus actores pero uno de ellos comienZa con el nombre de Leonardo…

VENDEDOL: Canalias necesita hoy más que nunca una escuela de cine. Pala que de esa escuela de cine salgan los lealizadoles del mañana… Atención al guión…

VII.- EL JUICIO

Me escribe un viejo y admirado amigo que no recurre a citas, ni menciona a la gente que conoce, ni vende motos porque no tiene necesidad de vender motos, recoldándome una película que, curiosamente, nos hizo un poco más amigos en estos tiempos siniestros que vivimos: La condesa descalza.

¿Qué te parece?, me interroga en un e-mail de apenas cuatro líneas.

Que ¿qué me parece La condesa descalza?

Pues una película que si aún se mantiene viva en mi memoria como espectadol cinematográfico es pol ella.

¿Ella?

La diosa.

Ava.

La mujel.

Y así lo siento y así lo escribo.

VIII.- EL LOCO

Tanto Mogambo como La condesa descalza son películas de Ella.

No de  Joseph L. Mankiewicz ni John Ford.

Sino de Ella.

Y es que

Llega un momento en el que te enfrentas al hecho de que te has convertido en un viejo putón”, Ava Gadner.

Saludos, ¡loco, morena, loco!, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “Una tirada de Tarot”

  1. JAVIER HERNÁNDEZ VELÁZQUEZ Says:

    La versión de el director (Ridley Scott, para más señas) de El Reino de los Cielos es la verdadera película. Cuando la vi me pareció estar viendo dos películas diferentes. Tantos remakes muestran una falta de originalidad. Ahora son de los 80 con Total Recall o Dreep (me recuerda al revival de la música de los sesenta en los ochenta). Ni conozco, ni ganas de conocerlo, a Pedro Almodóvar. Reconozco que me encantan las croquetas. A Ford ni mentarlo, es el puto amo y Ava… que se lo pregunten a Bogard… Rat… rat… rat… pack.

  2. Ricardo Says:

    Genial master!

  3. admin Says:

    Imagino Javier que te refieres al remake de Juez Dreed, ¿no?

  4. El enano Says:

    Otra tirada de Tarot, señor editor, por favor…

  5. Alex Says:

    Mucho se ha escrito sobre el tarot, no obstante, sigue siendo un enigma, un mundo de misterios, ignorando a ciencia cierta su procedencia (la mayoría son teorías e hipótesis) el significado real de sus símbolos e incluso, aparte del carácter adivinatorio, la profundidad, que le permite ser una herramienta, en si misma, muy valiosa para llegar al conocimiento de cada uno.

    Esto es algo que se puede constatar en los dos grupos de cartas que componen la baraja:
    – Arcanos Mayores
    – Arcanos Menores

    Los Arcanos Mayores son veintidós naipes que representan las claves más importantes del Tarot, simbolizan el camino iniciático que todo ser humano debe seguir, en la senda de la vida, para conseguir el conocimiento y el crecimiento personal.
    Y… el camino comienza con la carta de El Loco, numero 0, separado del mazo, nos representa a nosotros al nacer, viajando, comenzando el camino a través del mundo, llevando con nosotros la dualidad. Los instintos no están dominados, nos movemos sin una meta fija.
    Representa el inicio de un viaje, de un paso que se va a dar sin una autentica reflexión, un poco a “tontas y a locas”.

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