Fantasías animadas de ayer y hoy: El contrato (pesadillas para unos, sueños para otros)

Cuando salió el artista le pegunté cómo era el Diablo. El artista me dijo que un tipo delgado, vestido de frac… Sombrero de copa incluido.

- ¿Y los cuernos?

- No, no lleva cuernos… Se parece de hecho a Fred Astaire.

Delante de mi iba una chica que se comía las uñas. Por los dedos manchados imaginé que podía ser una pintora. O una asesina, porque en esta fila todos teníamos algo que declarar.

La luz roja que estaba encima de la puerta dio paso a la verde por lo que la chica que podía ser pintora o asesina entró.

Me puse un cigarrillo en la boca y lo encendí con el Bic de color violeta que me había dado el personaje siniestro que tenía detrás. Escribo siniestro porque su cara era la de un bebé. Un tipo de cincuenta años con cara de bebé siempre resulta inquietante en la cola del paro.

- ¿Un lingotazo?- me preguntó mostrándome una petaca plateada.

Hice un gesto de rechazo con la mano.

- Usted se lo pierde.- respondió pegándole un lingotazo. Por el olor debía de ser algo así como ron… Ron, la botella de ron…

Eché un vistazo a la larga y sinuosa fila que estaba a mi espalda.

Creí detectar cinco o seis personas detrás a Mel Gibson pero no estoy seguro porque esto que cuento es un sueño.

O una pesadilla.

- Su turno.- me dijo el tipo de la petaca. Me hice a un lado para dejar pasar a la pintora o asesina y entré.

La habitación estaba iluminada con fluorescentes y el Diablo estaba sentado tras una mesa repleta de papeles. El primer pensamiento que tuve mientras me sentaba es que aquel tipo más que Fred Astaire tenía un aire decadente a lo Orson Welles.

Y sí, si que tenía dos hermosos cuernos saliendo de su frente.

- Usted dirá.- dijo Orson/Diablo mientras encendía un cigarro puro.

- Pues yo… Ya sabe, vengo a vender mi alma y todo eso.

- ¿Todo eso?- contestó Orson/Diablo soltando de su boca O perfectas de humo que desaparecían en el aire…

- Sí, sí… Ahórreme el papeleo por Dios…

Orson/Diablo se puso serio.

- Ni lo miente…

- ¿Miente?

- Al Padre, cojones… – dijo Orson/Diablo abriendo un cajón, del que sacó una botella de güisqui DYC y dos vasos.

- ¿Bebe?

Iba a decir que no pero dije que sí con la cabeza. Cuando terminó de llenar los vasos, me invitó a que tomara un trago.

El líquido en vez de quemarme me bajó cómodamente por la garganta seca.

- ¿Y ahora?- pregunté.

- Firmamos el contrato.

Me entregó un papel en blanco.

- No leo la letra pequeña.- bromeé.

Orson/Diablo sonrió.

-Usted firme.

- ¿Y ya está?

Orson/Diablo se encogió de hombros.

- ¿Tiene un bolígrafo?

- Utilice el dedo…

- ¿El dedo?

- Un simple corte, algo de sangre derramada…

- ¿Y ya está?

- ¿Es que no sabe decir otra cosa?

Cogí un abrecartas que estaba sobre la mesa.

- Así que esto es así… Sin cláusulas de la parte contratante…

- Hay mucha gente que espera… ¿Quiere firmar el contrato?

- Es que yo… Yo imaginaba esto de otra manera.

Orson/Diablo acabó su segoviano y soltó un grosero eructo para manifestar su  aburrimiento…

- ¿Quiere hacer el favor o no?

- Es que yo…

- Yo, yo, yo…

- No se me ponga así…

La punta del abrecartas temblaba sobre la yema de mi dedo índice.

-Firme… Firme de una vez, carajo.

Las manos me temblaban tanto que el abrecartas se cayó al suelo. Recordé entonces Apache, una vieja película del oeste dirigida por Robert Aldrich. No sé porqué pensé en ese Apache que tenía la forma de Burt Lancaster en la película de Robert Aldrich pero así fueron las cosas en el sueño.

- Preferiría no hacerlo.- le dije levantándome tan bruscamente que tiré la silla al suelo.

Orson/Diablo lanzó una carcajada que, a mi juicio, nacía de sus tripas…

- ¡Otro!- escupió.

Yo, mientras tanto, y como si tuviera las piernas dormidas me dirigí a la puerta pero Orson/Diablo me señaló la de servicio.

- ¿Eh?- dije.

- ¿Eh?- me respondió burlón Orson/Diablo.

Luego me desperté.

Y Orson/Diablo ya no estaba allí. 

Saludos, esto me pasa por salir por la puerta de servicio, desde este lado del ordenador.

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