Tres novelas sobre boxeo

INTRO

El boxeo ha sido una fuente inagotable de la que manan historias. En especial, en la literatura estadounidense, quizá la mejor que ha sabido reflejar el ambiente que rodea a un deporte del que se ha escrito ya casi todo.

Son numerosos los títulos que escritores de prestigio han dedicado a reflejar las gloria y miserias del boxeo. O una manera de visualizar en clave poética el combate con o sin guantes que significa el día a día. Ya saben, aguantar las trompadas que, espiritualmente, recibimos y las que repartimos en nuestra aparentemente pacífica existencia.

La escritora Joyce Carol Oates cuenta con un excelente ensayo Del Boxeo (Punto de Lectura) de obligada lectura no solo para los aficionados a las cuatro cuerdas.

Para Carol Oates el boxeo no es metáfora de nada sino simple y llanamente boxeo. Aunque también escribe: “La vida es como el boxeo en muchos e incómodos sentidos. Pero el boxeo solo se parece al boxeo.”

El ensayo de Carol Oates comienza desmontando algunos de los tópicos que, a su juicio, rodea al boxeo como género literario. Y si bien se puede estar de acuerdo con algunas de sus reflexiones, al final uno no deja de pensar que el boxeo es pura literatura. Llámalo si quieres el violento drama de una sucesión de ganadores y perdedores, aunque yo subrayaría en todo caso de perdedores. Algunos de los cuales resultan noqueados e idos tras la derrota.

En mi biblioteca particular cuento sin embargo con tres títulos que para mi son fundamentales para entender las otras dimensiones literarias que ofrece el boxeo.

Se tratan de novelas que leí conmocionado. Títulos que se preocupan más por describir ambientes y sensaciones de presión que, entiendo ahora, no han perdido su aliento de resistencia.

Una resistencia si quieren inútil, desastrosa, pero resistencia al fin y al cabo.

Llegué a dos de estos títulos primero por sus versiones cinematográficas.

Dos películas, por otro lado, excelentes ya que saben transmitir y muy bien el espíritu de su original literario pero que no terminan por superarlos.

Hago mal, no obstante, en comparar los libros con sus adaptaciones cinematográficas porque literatura y cine emplean lenguajes diferentes. Fórmula y estrategias narrativas radicalmente opuestas aunque el mensaje sea el mismo.

Es más, y pese a ver visto antes las películas, durante la lectura de esas dos novelas los personajes, salvo uno o dos, tuvieron rasgos y respuestas distintas a las que descubrí cuando vi la película.

Por último, recomiendo no cometer el error a probables lectores de recuperar estas cintas una vez hayan finalizado los libros. No vale la pena preguntarse por qué se omitió a ese personaje, cuáles fueron las razones que condujeron a sus guionistas a cambiar aspectos del original, a no respetar incluso su oscuro final.

LAS NOVELAS

Nunca llega la mañana (1942).- Nelson Algren se sirve de la ascensión y caída de un boxeador de origen polaco para escribir la que, a mi juicio, es una de las mejores novelas de este escritor que apostó en su literatura por hacer literatura de y sobre personajes del arrollo: boxeadores, prostitutas, drogadictos, malandros de poca monta. Hombres y mujeres desarraigados. En este sentido, pienso que es una pena que la obra de este potentísimo escritor de la calle no se haya reivindicado aún en España con la altura que se merece. Mientras tanto, muchos son los que pierden el tiempo citando a Bukowksi, a quien le encantaba que la gente perdiera el tiempo con sus novelas y relatos sobre todo en los años ochenta del siglo pasado, que fue cuando gozó de bastante popularidad, en especial mientras descansaban sus libros en las barras de los bares que iban de alternativos… Nunca llega la mañana es una novela donde todo se trunca, escrita con un poderoso lirismo que en vez de atenuar, multiplica esa sensación de crueldad que rodea a sus protagonistas. Gente que anda sin rumbo fijo hasta la desaparición definitiva. La edición que cuento de Nunca llega la mañana pertenece a la colección Reno, Luis de Caralt, editor, y data de 1968. La traducción es de Jesús López Pacheco y la portada es una de aquellas llamativas portadas de Reno firmada por Gracia. Esta versión de Nunca llega la mañana cuenta con una introducción del escritor Richard Wright, quien escribe: “La mayoría de nosotros, americanos del siglo XX, rehusamos reconocer la trágica vulgaridad a la que está condenada la gran masa americana: programas de radio febriles, superpublicidad, rascacielos aerodinámicos, películas de gran espectáculo, producción en serie… todo esto nos proporciona la ilusión de que nuestra vida interior es rica. Para ayudarnos a comprender mejor nuestro tiempo, Algren nos muestra lo que hay realmente en los nervios, el cerebro y la sangre de los hijos de nuestras calles”.

Más dura será la caída (1947).- Muchas son las voces que aseguran que, probablemente, la novela de Budd Schulberg sea una de las más grandes dedicadas al mundo del boxeo. No me atrevería a secundar esta opinión aunque sí que se trata de un libro que trasciende el boxeo para transformarse en Literatura. Conseguí no hace mucho un ejemplar a precio de saldo en el rastro de la ciudad que habito, publicado en Libros Plaza, por lo que sí que puedo asegurar que su lectura, pese al tamaño de letra microscópica, me  deja k.o. La novela, más allá del retrato de un periodista reconvertido en agente de prensa que vende a un púgil de segunda como de primera clase mientras recibe dinero fácil de su promotor, es una historia amarga. También una feroz reflexión sobre el fracaso y la explotación. Su lectura sabe por eso, en estos tiempos caníbales que vivimos, a necesaria. Schulberg retrata con distancia el carácter de todos sus personajes, por lo que no justifica las debilidades de uno ni la inocencia de otro, apodado Toro, un deportista que solo piensa en ganar dinero para que su familia, en Argentina, escape de la indigencia. Más dura será la caída es un ejercicio certero sobre la manipulación, así como un desagradable topetazo con la realidad. El escritor concluye que nadie está a salvo de caer en las bajezas humanas. Que no hay esperanza para la redención. Con suerte, se puede conseguir aún en Alba Editorial, que la reeditó en 1999. Los que no tengan esa suerte, puede recurrir a la versión cinematográfica firmada por Mark Robson en 1956 y protagonizada por Humphrey Bogart, Rod Steiger, Jan Sterling y Mike Lan, entre otros. Pero no es lo mismo. Y eso que el filme de Robson aguanta todavía el paso del tiempo.

Fat City (1969).- Leonard Gadner cuenta la historia de dos boxeadores, uno veterano y otro novato, al que las fuerzas de las circunstancias han retirado provisionalmente del cuadrilátero. La novela propone así un retrato de seres a la deriva que todavía estremece por su sabor a derrota. Un título que ladra rabia y que destila un poderoso sentimiento de fracaso que, como los dos títulos anteriormente citados, aún deja huella. Que sepa, no se ha vuelto a reeditar esta novela, la edición que consta en mi poder es de la desaparecida Euler así que háganme caso, si tienen la oportunidad de encontrarla no lo piensen más y llévensela a casa. Fat City es una novela que aún respira fuerza y sobre todo hondo calado humano. Lo que la hace más grande si cabe, porque se trata de una pequeña historia en la que apenas pasan cosas salvo el desmoronamiento vital y moral de sus dos protagonistas. Esto quizá explique la razón que llevó a John Huston a llevarla al cine en 1972. Fat City. Ciudad dorada reúne así muchos de los elementos que marcaron la carrera de este cineasta norteamericano que a mi, personalmente, me resulta extremadamente contradictorio. No he vuelto a ver Fat Ciy. Ciudad dorada, así que no sé como habrá aguantado el paso del tiempo, solo sé que cuando la descubrí en el cine fue algo así como una revelación…

(*) En la imagen Stacy Keach en Fat City (John Huston, 1972)

Saludos, tambaleándome, aunque aún en el ring, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Tres novelas sobre boxeo”

  1. Daniel León Lacave Says:

    the set up (nadie puede vencerme) de Robert Wise con Robert Ryan. La mejor peli de boxeo, basada en un poema. Recomendada

  2. admin Says:

    Son muchas las grandes películas que se han rodado sobre el boxeo, amigo Daniel. Además de la que citas, y es que tengo debilidad por Robert Ryan, recomendaría también Marcado por el odio y Toro salvaje, solo por mencionar dos grandes títulos que se basan en las autobiografías de dos grandes boxeadores: Rocky Marciano y Jake LaMotta. Marcado por el odio está dirigida sí, por el mismo Robert Wise de The Set Up. Un fuerte abrazo.

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