Dick por Crumb, una experiencia religiosa

La primera vez que tomé contacto con Philip K. Dick no fue a través de sus libros ni de las hoy numerosas adaptaciones cinematográficas. La primera vez que tomé contacto con Philip K. Dick fue leyendo El Víbora, gracias a una historia adaptada y dibujada por Robert E. Crumb que en español se tituló La experiencia religiosa of Philip K. Dick.

Tras descubrir a Dick de la mano del creador de Mr. Natural resultaba inevitable que llegara al escritor a través de su obra.

Tras el éxito de Blade Runner, esa rareza en la filmografía de Ridley Scott, un amigo me prestó una antología Dick que incluía ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, cuento que inspiró la película de Scott, pero que no me conmovió como el cómic de Crumb. Más tarde llegaron Ubik y El hombre en el castillo pero fue después del cómic de Crumb.

Crumb interpreta un fragmento de la vida de Dick y le pone imágenes. Una experiencia mística que resume su velocidad como creador de anticipación y que Crumb define como “la cualidad ilusoria de la realidad”.

En marzo de 1974, Dick vio lo que luego describiría como una visión del Apocalipsis, y dedicó el resto de la vida a intentar comprender lo que había experimentado. ¿Era el inicio de una esquizofrenia o una auténtica revelación? O, lo que es más, ¿existe alguna diferencia entre ambas cosas?

Robert Crumb ilustra sin renunciar a su cínico cachondeo el origen, cómo a raíz de un encuentro fortuito con una joven K. Dick siente en ese momento “lo que, como luego supe, se denominaba Anamnesis –palabra griega cuyo significado literal es ‘perdida del olvido’.

El cómic, que recoge casi todos los diálogos de El último testamento de Philip K. Dick según Gregg Rickman, refleja muy bien la metamorfosis del autor en una lectura que a veces se vuelve demasiado peligrosa:

Aquello invadió mi mente y asumió el control de mis centros motores, y obraba y pensaban por mí… Esa mente, cuya identidad me era completamente a oscura, estaba equipada con tremendos conocimientos técnicos. Tenía recuerdos que se remontaban a dos mil años… Hablaba griego, hebreo y sáncrito. Al parecer, no había nada que no supiera.”

El relato contado por Crumb continúa y lo que es peor, abduce.

Puede molestar al principio tanto  globo, tanto bocadillo en las viñetas pero todo es palabra de Dick.

Me recuperé del intento de sucidio pero, de no haberme recuperado, todo habría seguido sin mi.”

(*) La historieta gráfica de La experiencia religiosa of Philip K. Dick está recogida también en Crumb. Obras completas-3, La historia de mi vida, Ediciones La Cúpula.

Saludos, ubik, desde este lado del ordenador.

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