‘¿Quién cuidará de mis guardianes’, once relatos de Alba Sabina Pérez

Sergio tenía turno de tarde y éramos como Lady Halcón, solamente nos unían los eclipses nocturnos y los fines de semana en la residencia. Los sábados rebuscábamos actividades que poder hacer, sobre todo Sergio proponía lo que quería y yo lo seguía, embelesada por su voz, él por mis rizos y mis ojos, Ma belle de jour, mi Lolita, Franny and Zooey… fuimos tantas cosas.”

(El muchacho con alas en los pies, relato incluido en ¿Quién cuidará de mis guardianes?, de Alba Sabina Pérez, colección Tid, Ediciones Idea)

¿Quién cuidará de mis guardianes? reúne once historias escritas por Alba Sabina Pérez, historias en las que se aprecia la sombra alargada y agradecida de J. D. Salinger. Salinger porque detecto en Alba Sabina Pérez la pulsión pero también la frustración que animó al autor de El guardián entre el centeno a escribir aquello de “No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo.”

Los cuentos que se reúnen en este libro tienen fuerza y alma. Ganas de contar, de revelar sin estridencias vidas en las que, probablemente, se confunde ficción y realidad.

El caso es que estas historias atrapan porque están escritas desde dentro y en mucho de los casos con la perspectiva suficiente para no caer en la nostalgia. Tiene nervio y un estilo que hace que te preguntes, efectivamente, ¿quién cuidará de mis guardianes? También de quién los vigilará.

El libro derrama generosa sinceridad, tan generosa que debería de sacarle los colores a muchos escritores de aquí y de allá empeñados en confundir literatura con pesado cripticismo, con ejercicio experimental a través del cual camuflar carencias.

Alba Sabina Pérez se muestra así como una escritora con voz, con universo propio, muy alejado de molestas influencias de familias con olor a misa.

Descubro a una escritora que sabe moverse entre sus recuerdos, que sabe masticarlos y digerirlos con emoción contenida, sin caer en lo cursi. Una escritora que deja sensación que lo que cuenta son cuadros con lecturas. Mucho más allá de la anécdota, del fogonazo que a veces revienta en nuestra memoria.

Una escritora que escribe, afortunadamente, más con el corazón que con la cabeza. Y por ello  conmueve y emociona.

Aprecio en la mayoría de sus historias un fondo de melancolía que no irrita. En todo caso, sabe a resignación, a necesidad por aprehender pedazos de una existencia que solo entiende de tiempo presente.

¿Quién cuidará de mis guardianes? no contiene tremebundos ajustes de cuenta sino un examen literariamente objetivo en el que se repasan unos hechos, momentos, que la escritora describe con sentimental pulso narrativo. Lo leo en Al borde la piscina, La parada intermedia y en Ociosas banalidades: “A pocos metros de allí, un hombre se retorcía de dolor. Tenía el pie izquierdo dormido, pero él creía que se lo iban a amputar, así que hacía semanas que no iba al médico. En aquel preciso instante mucha gente estaba cerrando los ojos para siempre o hasta mañana. A quién le importa, la vida es una simple distracción.

El cine es también una constante en la mayoría de las historias de ¿Quién cuidará a mis guardianes? pero se trata, otra vez afortunadamente, de una cinefilia que huye del cine, cine, cine por faaaaavor de Luis Eduardo Aute.

Amarcord, en Inventario de mi Pretty Baby o Dersu Uzala en Dersu Uzala y los cambuyoneros son algunas de las películas que aparecen en estas historias. El cine también está en La calle del ocho y medio, un texto plagado de frases ingeniosas: “pero ese día la cartelera parecía haber sido tomada por un obseso de Houllebecq, y llevada al colapso de la desesperación humana.

En ¿Quién cuidará a mis guardianes? también se habla de otros libros pero sobre todo de autores. Por ahí aparece Salinger, Kafka e incluso Dante, entre otros. Y como el título del primer relato, se dibujan Líneas fronterizas que exploran esa difusa y delgada línea roja que nos separa y aleja de nosotros mismos.

Saludos, escuchando a The Kinks, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “‘¿Quién cuidará de mis guardianes’, once relatos de Alba Sabina Pérez”

  1. ANGHEL MORALES Says:

    mucha suerte Sabina, se que te lo has currado y que estás trabajando muy bien, te auguro un futuro prometedor en el mundo de la literatura. Enhorabuena por tu libro.

  2. Alba Sabina Pérez Says:

    Gracias Eduardo por este emotivo texto y por el placer de haberte conocido en persona.

    Me gustaría que leyeses mi post sobre The Kinks y otras joyas musicales en mi muro. Me hiciste recordar muchas cosas. Has sido generoso, pero sé que sincero, y eso lo agradezco. Me ha llegado a ese corazón con el que escribo.

    Ánghel, gracias por el comment, un placer haberte conocido también y gracias por ese rato y por esas cervezas que en mi caso fueron Aquarius. Fue un rato inolvidable. Algún día merecerá un cuento. Personas que vale la pena conocer, ustedes dos.

  3. Iván Cabrera Says:

    Bello y generoso texto, Eduardo. Gracias por la atención prestada al libro y tu sensibilidad al leerlo. Yo lo conozco bien, he leído muchas veces cada uno de los relatos que lo componen, y verdaderamente me fascina continuar leyéndolos con la frescura y el interés de la primera lectura; como tú dices: “sin olor a misa” y con referencias cinéfilas vividas y gozadas y no demodé. Una virtud que tiene el conjunto es la variedad de personajes, deescenarios, de temas e incluso de humor. Es difícil elegir uno o decir cuál es el que más me gusta porque adoro “Líneas fronetrizas”, “La calle del ocho y medio”, “Inventario de mi Pretty baby”, “Kafka en el parking, Dante en la orilla”… En fin, un hermoso itinerario a través de la buena literatura joven de estas islas. Saludos cariñosos desde este lado.

  4. Iván Cabrera Cartaya Says:

    En el relato “Líneas fronterizas”, dos amigas que van a trabajar en una granja de ocas en Bélgica cruzan una frontera geográfica a la vez que vital; la pareja de amigas va a encontrarse durante el viaje con dos extraños y misteriosos personajes que comparten, aún sin saberlo, una infancia y una culpa que han olvidado o sobrellevan de modo tortuoso y hostigador. Las fronteras son débiles, son tenues, nos dice la voz narrativa en el relato; apenas son un puro artificio que no acaba de separar a las personas destinadas a reencontrarse tarde o temprano o para que dos amigas cumplan su cometido.
    En “Inventario de mi Pretty baby”, una niña de apenas tres años nos habla de una memoria precoz, de un despertar yuxtapuesto y fabuloso a imagen de la bella “Amarcord” de Fellini. La niña no tiene tiempo para perderse nada y todo el relato es un recuento de experiencias no previstas para el olvido, no dadas a lo olvidable y que la memoria guarda y reinventa como una sutil técnica de suprevivencia por la inocencia.
    Y así en nueve fascinantes relatos más donde la complejidad no está exenta de fluidez y donde ni siquiera las referencias culturales son una alharaca o un lujo inútil, sino parte cardinal de la vida narrada y de la narración como vivencia. Maravilloso y muy prometedor libro.

  5. cesar Says:

    es una escritora fantastica.me gusta mucho silence.me r ecuerda mi niñes e.espn ese entorno .espero me escriba.fascinante novela.gran calidad narracion

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