Triple agente, una novela de Jorge M. Reverte

La relación con los moros era muy contradictorias en la España franquista. Las damas sevillanas colgaban de los pechos de los mercenarios rifeños que combatían del lado nacional estampas del Sagrado Corazón. Si cobraban por luchar de su lado ¿por qué no pensar que se acabarían convirtiendo a la religión verdadera a cambio de dinero y atenciones? Aunque, en realidad, nadie acababa de fiarse de esos hombres. Luchaban por un sueldo y en cada familia española había una historia atroz relacionada con África. Pero los ciudadanos partidarios de Franco les aplaudían con rabia cuando desfilaban orgullosos luciendo sus lanzas y sus escarapelas sobre los caballos enjaezados con adornos morunos de gran vistosidad.”

(Triple agente, Jorge M. Reverte. Editorial Espasa, 2007)

Jorge M. Reverte dedica, entre otros, su Triple agente a Eric Ambler, probablemente el mejor escritor de novela de esponaje de la historia, y un autor por el que en este su blog El Escobillón.com sentimos predilección. Amor confeso por declarado, locura sensata en tiempos como son los actuales tan insensatos aunque quieran parecer lo contrario.

No responde sin embargo a las expectativas amblerianas su Triple agente… Carece de la sustancia y solidez del maestro. Debe ser leída así como una más del Reverte, pero nunca como la novela de espías sobre nuestra Guerra Civil que muchos esperábamos de un Reverte transmutado en Eric Ambler.

El protagonista de la historia, Mariano Fernández, es un sencillo periodista que trabaja en Burgos al servicio de la propaganda de los rebeldes. Los caprichos de la historia convierten primero a Fernández –que habla idiomas, francés e inglés y algo de alemán– en un espía al servicio del ejército de Franco, más tarde de los comunistas y de los franceses cuando todo parece perdido.

En esta peculiar aventura por tres bandos, no queda muy claro cuál es la misión de su protagonista, aunque el relato comienza a ir hacia delante tras abandonar Fernández el lado nacional y conocer en una Barcelona que se derrumba ante el impetuoso avance rebelde, al amor de su vida.

Mariano Fernández más que un superviviente es un pobre hombre al que las cosas le salen relativamente bien.

Parece que la fortuna le acompaña en una guerra donde se hace pasar por traidor para salvar la vida de su madre y hermana, aún a consta de despertar las sospechas de fascistas y comunistas y termine por ser una marioneta de otro gobierno que observa en el mapa de España los movimientos que realizan alemanes, italianos y soviéticos.

Falta apenas un año para que finalice la guerra y su victoria ya se decanta entre los partidarios de Franco. Recordar el último parte: “Cautivo y desarmado el ejército rojo…

Ha pasado mucho tiempo desde que se publicó Triple agente, una novela que su autor, Jorge M. Reverte, presentó en una Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife. Recuerdo que Reverte no supo entonces vender bien su novela.

Con todo, Triple agente se convirtió en uno de esos libros que tenía que leer porque el marco histórico en el que se desarrolla atraía y atrae mi atención. Además, me agradaban otros títulos que había leído de su autor. La serie Gálvez es una lectura facilona, sin complicaciones y con un algo de progre ironía. Debo de tener como unos tres Gálvez en algún rincón de mi caótica biblioteca. Un personaje al que, indirectamente, se recuerda en Triple agente en sus últimas páginas. No voy a revelar el motivo con la idea de que alguno de ustedes, iniciados en la producción literaria de Reverte, lea su Triple agente

En contra de los libros que Jorge M. Reverte dedica a la Guerra Civil Española –La caída de Cataluña, La batalla del Ebro y La batalla de Madrid, entre otras, y a la espera de hacerme con Guerreros y traidores, en la que cuenta la vida de Bill Aalto, comunista y homosexual norteamericano que combatió en los suelos de España– Triple agente es una novela sencilla, demasiado sencilla sobre un tiempo demasiado complejo.

Reverte procura quedar en tablas entre los odios que desató aquel conflicto, aunque la balanza del desprecio se inclina inevitablemente en contra de los fascistas, aunque no deje en buen lugar a comunistas. Entre medio, entre el fuego cruzado de unos y de otros, Mariano Fernández intenta encontrar su lugar en el mundo.

Le falta a la novela tomarse en serio. Y curtir a los secundarios.

Es inevitable pensar en Ambler, un narrador que se caracterizó no ya por sus tramas rocambolescas sino por el dibujo que hacía de los otros, y sobre todo de los villanos. La mayoría más interesantes que el héroe. Un héroe a su pesar al que las circunstancias coloca como una legaña en el ojo del huracán.

Triple agante es una fantasía animada muy tintinesca ambientada en nuestra Guerra Civil. Pero nada más. Un libro que se lee y olvida.

Han pasado siete años desde su publicación en tapa dura y entonces y ahora abrigaba la esperanza de encontrarme con una novela de espías con aroma a Ambler. El autor de La máscara de Dimitros o Viaje al miedo.

Y necesito más te y menos café.

Saludos, una cierta angustia, desde este lado del ordenador.

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