José Giovanni, hasta el último aliento

Yo mismo he sembrado el desorden. Pero en el desorden no hay prosperidad posible. La anarquía es fatal para los débiles, que son los primeros perdedores.”

(José Giovanni)

El pasado 24 de abril se cumplió el décimo aniversario de la muerte del escritor José Giovanni, uno de los narradores más personales e interesantes de la literatura negrocriminal francesa –en el país de los quesos blandos y olorosos se conoce al género como polar– y un escritor que debe de figurar con luz propia en los territorios de una literatura tan necesitada en los últimos tiempos de miradas legendarias y rabiosas.

Como todo autor que se precie, resulta igual de apasionante la vida del escritor que su producción como narrador y cineasta. Se trata de una vida marcada por la sospecha y el sello de la traición, también por la de transitar durante un tiempo por la senda de los que trabajaron al margen de la ley.

José Giovanni, como Edward Bunker antes de dedicarse a las letras, fue ladrón, amante y un canalla.

Condenado a muerte, sus experiencias por el lado salvaje de la vida son algunos de los temas a los que recurre en su novelística, aunque omitió escribir sobre una etapa tenebrosa de su pasado. Etapa que lo vincula a una activa colaboración con los nazis durante la II Guerra Mundial, y en donde actuó al lado del tristemente célebre Abel Danos, verdugo de la Gestapo Francesa.

Al margen de tan siniestro capítulo de su currículum, y sin juzgar los motivos que lo condujeron a prestar servicio como gángster al servicio del ejército de ocupación alemán, la obra de José Giovanni resplandece con luz propia no solo en el género negro, al que difumina muchas de sus sombras, ya que trasciende fronteras y sabe, hemos dicho, a verdad.

Los protagonistas de sus novelas son así profesionales del crimen, escoria que vive bajo un férreo código de honor que no duda en levantar la tapa de los sesos a quien se salte la sagrada regla del silencio.

Escritor y cineasta, la obra de Giovanni gira en torno a la amistad viril, la que se forja entre hombres de los bajos fondos que han perdido la fe en casi todo. Y resulta, en este sentido, tremendamente aleccionador y muy políticamente incorrecto para los tiempos que corren, igual de blandos y olorosos que el queso francés.

El escritor cuenta con un puñado de títulos, muchos de los cuales fueron llevados al cine por él mismo y otros directores como Jacques Becker y Jean-Pierre Melville, que pide a gritos una justa reivindicación. En este sentido, damos nuestra palabra que adentrarse en su literatura, que Akal está recuperando en España en fantásticas ediciones de bolsillo, no dejará indiferente a nadie.

Leer a Giovanni irrita, puede incluso hasta molestar, pero también seduce y fascina porque todo en él es como real, incluso su empeño en describir con clave épica lo que pensaban y hacían los que formaron parte del hampa francesa. Un ejército cerrado y rígido. Brutal en ocasiones, y que responde con la violencia de las armas cuando la ley, una ley cuyas fuerzas están integrada por seres probablemente igual de indeseables que ellos, les planta cara.

Para los interesados en acercarse a su obra cinematográfica, ruda y efectista, la Filmoteca Valenciana editó hace unos años un volumen escrito por Antonio Llorens y que con el título de José Giovanni: la aventura de la serie negra analiza su aportación al séptimo arte. Películas hoy prácticamente inencontrables, pero que forman parte de la formidable cinematografía gala, capaz de los mayores revulsivos cuando se empeña en demostrar que cualquier tipo de revolución puede ser posible aunque esté condenada al fracaso.

Y en ellas, en ese cine que convirtió en imágenes su prosa rocosa, actúaron actores iguales de pétreos que su literatura como Lino Ventura, Jean Gabin y gatos salvajes llamados Alain Delon y Jean Paul Belmondo, entre otros.

¿Algunos títulos para iniciarse en José Giovanni?

La evasión y A todo riesgo. También Hasta el último aliento y El excomulgado, editadas recientemente por Akal. O, si tienen suerte y la encuentran en un rastro o librería de viejo, Los mercenarios, una novela cruda y bélica que al modo de su compatriota, ese periodista, escritor y hombre de acción que fue Jean Lartéguy, ensalza las supuestas virtudes castrenses de un grupo de hombres que solo sirve y obedece al mejor postor.

Avisos a los navegantes: José Giovanni es un escritor incómodo.

Y cuando muerde, porque siempre muerde, es inútil partirle los dientes porque ni con ésas soltará a su presa.

Último aviso: si se inicia en su literatura es usted un caso perdido.

Saludos, salve José Giovanni, desde este lado del ordenador.

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