Una escuela de aprendices, compañeros y maestros

La Mutua de Accidentes de Canarias acogerá entre el 9 y 30 de abril la exposición Rostros de la Logia Añaza en la que se quiere recordar con nombres y apellidos a quienes formaron parte de la masonería en Santa Cruz de Tenerife.

La exposición será inaugurada en un acto en el que intervendrá el Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo 33º, Jesús Soriano, leemos en un despacho de la agencia Efe y durante las fechas en las que estará abierta la muestra se desarrollará un ciclo de conferencias en el que se abordará La masonería en el debate social de la España de la Restauración, que ofrecerá Jesús Soriano; Filantropía y masonería en Santa Cruz de Tenerife, que expondrá el doctor en Historia del Arte por la Universidad de Granada, David Martín López, y otras charlas que impartirán el arquitecto Carlos Pallés y el presidente de la Asociación Isleño North American, Jonathan Cabrera.

El 23 de abril habrá además una visita guiada en grupo al edificio masónico que está ubicado en la calle de San Lucas de la capital tinerfeña.

El edificio, pese a todo lo que ha sufrido desde que fue ocupado por las fuerzas rebeldes aquel ya lejano verano de 1936, aún conserva los rasgos distintivos que caracterizan a este tipo de espacios aunque el enclave más atractivo para el público continúa siendo su cámara de reflexión, una gruta que se encuentra justo debajo de donde los masones solían realizar sus ritos.

La Logia Añaza 270 se inauguró en 1902 y tiene tres plantas. La sociedad estaba integrada en el Grande Oriente Español y fue una de las tres que formó parte de la Gran Logia de Canarias. Estaba adscrita, para altos cargos, al Supremo Consejo del Grado 33 del Rito Escocés hasta su disolución, informa Efe, aquel verano de 1936.

No sabemos si esta nueva exposición –a finales de septiembre del año pasado se organizó un ciclo de conferencias y una exposición en la misma sala bajo el título de Masonería y sociedad– desparramará algo de luz sobre esta hermandad iniciática y el protagonismo que asumió en la sociedad tinerfeña hasta ese lejano verano de 1936, pero nos basta con el compromiso que asume con todos aquellos que en su momento trabajaron en esta ciudad y en esta isla como humildes aprendices, compañeros y maestros.

Saludos, allí estaremos, desde este lado del ordenador.

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