Otros felices descubrimientos del 2016

El 2016, con todo lo que tuvo de intrincado y de complicaciones globales e individuales, fue un año notable en Canarias en cuanto a producción narrativa, poética y ensayística se refiere. Esto nos anima a extender el comentario que la semana pasada se publicó sobre las novelas a los relatos que pudimos leer ya que, leído lo leído, es un  género que en la actualidad disfruta en las islas de buena salud. Tanta, que casi parece que se ha recuperado del estado a medias comatoso en el que se encontraba no hace demasiado tiempo.

Los títulos que citamos a continuación resultaron los que más nos llamó la atención. Una atención que en varias ocasiones se despertó por lo personal de sus propuestas y en otros por su originalidad y sentido narrativo, digámoslo así.

1.- La niña de la luna (Nanoverso), de Elizabeth López Caballero, es un relato aparentemente para niños. Y se escribe aparentemente para niños porque su lectura es recomendada también para los adultos no sé si con la idea de que retrocedan a su infancia pero sí para que viajen por una historia que hace posible lo imposible.

2.- Puro cuento (Baile del sol), de Yolanda Delgado Batista, es un libro de, ya lo anuncia el título, cuentos, que revela a una escritora que se mueve muy bien en el género, proponiendo más de una treintena de relatos en los que subyace un sentido del humor que raya con la ironía, así como una facilidad pasmosa para tantear historias de toda clase y condición, y una sobresaliente capacidad para contarlas a través de distintas voces, lo que dota de entidad a estos cuentos que, efectivamente, son eso: cuentos en su estado más puro.

3.- El letargo (La playa del ojo), de Rafael-José Díaz, fue otra de las sorpresas de ese año que hace apenas unos días claudicó ante las doce campanadas. Muchas de estas historias tienen aroma kafkiano, y todas ellas son inquietantes, y en otras ocasiones algo crueles. Merece la pena adentrarse en algunas, si no todas, estas puertas que propone el autor a modo de un laberinto que no deja de ser, al final, el de la vida misma.

4.- El diablo se esconde en los detalles (Escritura entre las nubes), de Yurena González Herrera, también ha sido una de las sorpresas del año. Y supone una sorpresa porque el color de este conjunto de microrelatos es el negro. Y en otras ocasiones, el rojo también. No soy un entusiasta de las historias breves (microrrelatos lo llaman ahora) pero en este caso sí que muchas de ellas me desarmaron. Cosas de la atmósfera.

5.- Un estremecimiento me desarma. Chilajitos (Editorial Konkursbuch), de María Gutiérrez, fue otra de las grandes alegrías de ese año que se fue. Se trata de un libro repleto de anécdotas, cuentos, episodios pero sobre todo recuerdos de una escritora que sabe transmitir sensaciones y que incluye fotografías personales de niña y adolescente en mucho de los escenarios que describe en un libro cuidadosamente editado y bilingüe (alemán y español).

2 Responses to “Otros felices descubrimientos del 2016”

  1. Rafael-José Díaz Says:

    Querido Eduardo: muchas palabras por las gracias que le dedicas a “El letargo”, digo, exactamente lo contrario: muchas gracias… etc. Complace empezar el año con tu testimonio de lector, al que siempre le concedo el beneficio de la autenticidad y la transparencia. Un abrazo.

  2. admin Says:

    El mérito es tuyo, Rafael. Un abrazo.

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