Diego Ameixeiras: “Todas las ciudades tienen su cara B, su zona oscura y siniestra”

Diego Ameixeiras (Lausanne, Suiza, 1978) es hijo de emigrantes, lo que explica el lugar de su nacimiento, aunque siendo todavía muy pequeño regresó a la tierra de sus padres donde vivió sus infancia, adolescencia y parte de su juventud en Orense, u Oregón como dicen los naturales de esta ciudad, para dar más tarde el salto a Santiago Compostela.

Escritor gallego que escribe en gallego, Diego Ameixeiras estuvo en la pasada edición de Tenerife Noir para presentar varios de sus libros que han sido traducidos al castellano y que son considerados por la crítica especializada como la nueva esperanza de un género que, como el negro y criminal, parece que finalmente se ha instalado en España.

- Escribe en gallego, ¿no cree que le limita llegar a los lectores que leen en español?
“No, no creo que me limite escribir en gallego además se trata de mi lengua natural porque soy un escritor gallego que ha tenido la posibilidad en sus últimas novelas de ser traducido al castellano por lo que mi literatura sí se ha abierto a otros públicos del resto de España ya que como escritor gallego tengo mis lectores en Galicia”.

- ¿Ha sido usted el traductor de las tres novelas que han sido traducidos al español?
“Las últimas dos novelas fueron traducidas por Isabel Soto mientras que la última ha sido traducida por mi. Lo hice para comprobar cómo es el proceso de hacerlo tú mismo y para poder jugar con los dos idiomas”.

- En estas novelas escritas en gallego, ¿qué piensa que pierde el lector que las lee en español?
“Creo que si se pierde algo es la originalidad del texto pero más allá de eso con una buena traducción se conservan todos los matices del original. Cuando reviso las traducciones de las novelas aprovecho también para corregir algún diálogo aunque las traducciones de Isabel Soto no van en contra del texto sino que garantizan la originalidad del original”.

- Usted antes de ser escritor es periodista, ¿cómo llega al género negro?
- Fue sencillo porque siempre he sido lector de novelas de este género desde que era joven. Me gustaba entonces leer a los clásicos lo que me animó a que en 2014 intentara imitarlos creando un detective que los parodiaba mientras procuraba jugar con el género y al mismo tiempo lo descubría y me convertía en un elector de obras de muchos escritores que desconocía. Como le pasa a la mayoría, llegué a esta literatura a través de la literatura de muchos escritores que desconocía y que me enseñaron que era la mejor manera de ejercer un análisis crítico de la sociedad por la forma que tiene de introducir las emociones y conocer las contradicciones del alma humana. De que se trataba de una literatura que sacaba lo peor que llevamos dentro y que la mejor expresión de cultivar cierta literatura realista, que es lo que más interesa del género aunque mi primera aproximación como lector fue a través de la llamada como novela enigma y más tarde la negra y criminal en sentido estricto que resulta mucho más crítica y social”.

- Los protagonistas de una de las últimas novelas que han sido traducidas al castellano, Conduce rápido, son hermanos…
“Son dos hermanos a los que le surge la posibilidad de hacer un negocio cuando se encuentran casualmente con un fardo de cocaína. Se tratan de pequeños delincuentes, personajes que son también víctimas de la crisis y de la marginalidad. Son casi gente que en un momento determinado se han convertido en víctimas de un sistema económico y social que no les favorece y a mi me interesaba contar la historia de alguien que, en un momento determinado, se ve involucrado más allá de esa vida convencional que podemos llevar todos y que les obliga a traspasar la línea que separa lo legal de lo ilegal y acaban delinquiendo para sobrevivir, que es lo que les sucede a los personajes de la novela y por estas circunstancias, pienso que el lector puede empatizar con ellos porque ante situaciones límites todos, absolutamente todos, respondemos de muchas maneras, incluso cometiendo delitos. No pretendo, en esta novela, juzgar a nadie pero sí que aspiro a comprenderlos como personajes porque esa es una de mis funciones como escritor”.

- Uno de los aspectos más llamativos de Conduce rápido es que muestra el lado oscuro y siniestro de una ciudad aparentemente tan luminosa como Santiago de Compostela.
“Santiago es una ciudad que en apariencia vive en un estado de celebración permanente. Además, de trata de una ciudad monumental muy turística y de un centro cultural, político y religioso en toda regla. Es un símbolo, un gran símbolo que irradia una potencia muy importante que más allá de todo eso la transforma en una ciudad como otra cualquiera con su cara B, con sus barrios, su marginalidad, su delincuencia que no se ha tratado más literariamente porque su vestimenta habitual lo evita aunque si se leen los periódicos uno se da cuenta que es una ciudad con sus dobleces y contradicciones. Ahí está el robo del Códice Calixtino, por ejemplo. O el caso de la niña asesinada presuntamente por sus padres adoptivos, sucesos que ponen de manifiesto que la ciudad está más allá de esa visión de postal que la caracteriza. La literatura lo que hace es hurgar, explorar la cara B que oculta la ciudad monumental, y esto se consigue cultivando un género que no necesita desarrollarse en grandes ciudades portuarias sino en pequeños núcleos urbanos, ciudades de provincias que cuentan también con su cara B, su lado oscuro y siniestro”.

- El mal está muy presente en sus novelas.
“Creo que el mal viene provocado por un elemento humano y que todos podemos llegar a cometer actos malvados. Lo que me permiten el género además de describir un conjunto social es denunciar una sociedad corrupta en la que el mal se ha instalado por todos sitios, entre otros la política y la empresa por lo que si el mal se manifiesta en una persona sin como con poder, y en este último caso sus acciones nos afectan a todos. La novela negra juega con esos elementos”.

- ¿Los pequeños delincuentes que protagonizan Conduce rápido están inspirados en la realidad?
“He conocido a algunos e intento trasladar sus experiencias en la novela aunque los personajes son al final hijos de la ficción, creaciones mías en las que estudio su psicología, cómo se enfrentan al mundo de una forma completamente opuesta a la mía diaria, que me permite trabajar en casa y no salir a a la calle para buscarme la vida. Por eso, y partiendo de un pequeño conocimiento que he tenido con algunas de esos pequeños delincuentes he recreado situaciones que son ficción pero que cuentan con una base real”.

- ¿Hasta que punto pesa el periodismo en su obra?
“Creo que algo pesa pero no sé hasta dónde. Es verdad que a la hora de escribir intento hacerlo lo más claro, breve y conciso posible y que leo mucho periódico y reportajes de compañeros que tratan sobre temas oscuros, al margen de la ley. Respeto y aprecio su trabajo y procuro acercarme a la vida a través de lo que cuentan estos periodistas. En este aspecto, mis novelas le deben mucho a los periódicos y a los periodistas pero no sé cuánto puede diluirse en la forma en que están narradas”.

- ¿Cómo construye a los personajes?
“Intento construirlos lo más verosímil posible y doy mucha importancia a la voz que que cuenta la novela, ya que puede aportar mucho a la historia. Historia que puede ser lo primero que se te ocurre o que te aparezcan los personajes y escribas una historia en torno a ellos como me pasó con los hermanos delincuentes de Conduce rápido”.

- Además de Santiago, otras novelas suyas se desarrollan en Orense…
“Adapto mis novelas en Orense y Santiago porque son mis dos ciudades. Orense en mi ciudad, la que llevo dentro aunque por estudio y trabajo estoy dividido con Santiago, y me gusta jugar con escenarios diferentes en el que Orense representa la ciudad gallega más literaria al contar, entre otras novelas, con La parranda, de Eduardo Campo-Amor. En Santiago pasa algo parecido aunque Orense, emocionalmente, es mi ciudad, la que conozco más a fondo.

- Orense, a la que también se conoce en algunas de sus obras como Oregón.

- Alguna gente de la ciudad la conoce así, es un nombre que se utiliza informalmente por lo que bautizarla Oregón en esas novelas le daba a la ciudad una categoría un poco mitológica. Eduardo Campo-Amor llamaba a Orense como Áurea, así que he hecho lo que han hecho otros escritores, crear su propio espacio literario, su propia ciudad que yo he rebautizado con un nombre que no es mío ya que está en boca de mucha gente cuando se refiere a Orense pero que me sirve para enmarcar una visión determinada de la ciudad que tengo en la cabeza”.

- Este mes se publica su nueva novela.
“Y en gallego y castellano simultáneamente. Es la primera vez que he tenido esa posibilidad.

- ¿Y el título?
La crueldad de abril”.

- ¿Puede adelantar algo de su historia?
“La acción comienza cuando se descubren dos cadáveres calcinados en una casa abandonada y la investigación que emprende el protagonista más allá de la que dicta la versión oficial ya que parece que hubo un incendio, pero un incendio provocado que acabó con dos sin techo y el relato de sus vidas pasadas. El género negro me sirve para contar una realidad que tenemos delante pero a la que no le prestamos importancia por lo rápido con lo que circulan las noticias en la que, desgraciadamente, consigna muertos de primer y segundo orden.

- La novela negra es la novela realista de nuestro tiempo, defiende el escritor hispano mejicano Paco Ignacio Taibo II.

“Si alguien quiere contar una historia actual con personajes reales y reconocibles de nuestras ciudades saldrá siempre algo negro. La mejor forma de ser realista en literatura actualmente es la novela negra, no la de enigma, sino la negra y criminal que cuenta historias sobre la marginalidad y esa doblez que todos llevamos dentro”.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador

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