Una historia (gráfica) de perdedores

Llega a mis manos una novela gráfica, que así llaman ahora a los colorines, tebeos, chistes, cómics, y disfruto con su lectura un rato largo. Tan largo que me da tiempo para pensar que los colorines, tebeos, chistes, cómics son una obra de arte cuando el dibujo y la historia contraen matrimonio, un matrimonio feliz y bien avenido. Me pasa con muchas hsitorietas pero como decía me sucedió recientemente con Joe Schuster. Una historia a la sombra de Supermán (dibujante Thomas Campi/escritor Julian Voloj, dib-buks, 2018) que relata en viñetas la historia de uno de los creadores del hombre de acero, probablemente el súiper héroe más famoso con permiso de las criaturas enmascaradas de la Marvel.

Me pregunto, mientras leo y observo cada página, como a nadie se le había ocurrido antes rendir justicia como se debe a estos dos creadores que se adelantaron a su tiempo. El otro, además de Shuster, que se encargó de los dibujos fue Jerry Siegel, y que convirtieron los coloriones, tebeos, chistes, cómics en lo que son hoy aunque ello significara pactar con el diablo,. Y pactar con él fue lo que hicieron precisamente cuando cedieron sus derechos a un grupo de empresarios que actuaron más que como empresarios como auténticos piratas.

La historia de estos dos perdedores comienza a finales de los años 30 y es además de la triste crònica de un robo legal, la de una amistad que pasó, como todas las amistades por sus buenos como malos momentos. Es además una historia que rinde homenaje a muchos profesionales de la historieta y pone los puntos sobre la ies con determinados artistas que no supieron estar a la altura de la circunstancias y se vendieron al diablo como Bob Kane, el primer dibujante del primer Batman.

Joe Shuster es la historia de un buen chico, de una demasiado buena persona a la que no se le reconoció su firma hasta que a raíz del estreno del Superman de Richard Donner se puso de nuevo en órbita al hombre de acero, el primer súper héroe disfrazado, el primero en tener súper poderes, el primero en robarle el corazón a millones de niños y adolescentes norteamericanos y del resto del planeta.

Leyendo esta historieta uno descubre la otra historia de un personaje de papel que casi deja en la indigencia a sus verdaderos padres, dos jóvenes judíos que recrearon a su manera algunas de las historias del Viejo Testamento para moldear un personaje que todavía vuela por el firmamentio de los colorines, tebeos, chistes, cómics…

Leo, decía, Joe Shuster y hago constar que como decía el viejo Toutauin, ¿o fue Javier Coma?, a veces, solo a veces, los colorines, tebeos, chistes, cómics son un arte.

Saludos, ¿es un pájaro, es un avión?, desde este lado del ordenador

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