En la boca del miedo

La escritora Mónica Ojeda ha roto los esquemas tras la publicación de Mandíbula (Editorial Candaya, 2018) una novela que indaga en las raíces del miedo, la emoción más antigua de la humanidad según H.P. Lovecraft; así como explora con mirada de entomóloga territorios como la adolescencia y las pulsiones sexuales que laten a esa edad en un ambiente tan castrador como un colegio femenino del Opus Dei.

Mandíbula que ha alcanzado un notable éxito no es un libro fácil de leer pero esto hace más reseñable la proeza que consigue. La obra está bien armada y avanza como si se tratara de la bestia artificial creada por el doctor Victor Frankenstein solo que en el libro de Mary Shelley el monstruo busca una compañera con la que compartir la soledad mientras que en la novela de Mónica Ojeda el trío protagonista (las alumnas Annelise y Fernanda, y la profesora Clara) actúan como figuras de un calidoscopio. Con estas piezas articula un interesante estudio sobre el miedo y el dolor.

Mandíbula conoce las claves que estructuran todo su edificio literario y se asoma a la realidad de internet a través de unas chicas que estudian, como ya se dijo, en un colegio de élite del Opus Dei. El grupo cultiva el género de terror y se dedican a contarse historias de miedo y a escribirlas y colgarlas en la red. Lo interesante de esta afición es que dos de las jóvenes han fabricado su propia mitología. La creencia y adoración de un dios blanco.

Novela en la que prácticamente no aparecen personajes masculinos salvo un castrador profesor de religión y ese dios blanco que se materializa en los sueños y pesadillas de sus devotas seguidoras, Mandíbula es una novela que introduce el veneno de la inquietud en el lector, un viaje a un lugar en el que todo es lo que parece.

El libro habla también de una venganza y del despertar sexual y cuenta con capítulos demoledores. Se le puede achacar, no obstante, demora en llegar a una conclusión que se torna demasiado turbia. Aunque en sus páginas laten emociones de todas clases mientras las historias se bifurcan y se avanza y retrocede en el tiempo de la narración. Ojeda sabe manejar estos elementos y los aplica para explorar un pequeño y sórdido universo de rituales que resultan igual de perversos que los que empleamos en nuestra vida cotidiana.

La novela despierta interrogantes y sabe conectar para que el lector la siga leyendo. En mi caso revivió miedos que creía ya borrados de mi memoria y que sin embargo continúan ahí.

Mandíbula maneja muy bien las fuentes genéricas de las que bebe, como puede ser la literatura de terror desde Lovecraft hasta Stephen King, y se sostiene por el hondo perfil psicológico con el que da vida a los personajes que desfilan en sus páginas. También cuenta con una notable capacidad para recrear espacios en el que mover a unas protagonistas que en privado revelan obsesiones de acosadora.
Llama la atención con la que Mónica Ojeda construye la novela. Las fórmulas técnicas son ricas y recurre a ellas con oficio. El relato identifica las distintas voces que lo pueblan y logra hacer sencillo lo que resulta solo en apariencia complejo. Mónica Ojeda conoce como son sus protagonistas. Todas ellas tienen miedo y cada una de ellas lo combate o lo sirve como mejor sabe.

Mandíbula comienza como una novela gótica al uso: una alumna de un prestigioso colegio del Opus Dei despierta maniatada y con la boca tapada en una cabaña en lo más profundo del bosque. Conocemos que ha sido secuestrada por una de sus profesoras. El libro se centra en la historia de esta alumna y en la relación que mantiene con otras compañeras de clase, en especial Annelise que es la que tiene más imaginación. Una imaginación torcida que transmite a sus compañeras mientras se cuentan y escriben relatos de miedo y le hacen la vida imposible a la profesora del principio, la que parece que va a ejecutar venganza.

Mandíbula
no ahorra los golpes bajos pero también va directa al estómago. Llegué a ella sin saber nada de su autor a ni de la novela y el efecto fue más que alentador. La escritora tiene su propio mundo e invita a conocerla un poco más. No es fácil lo que intenta hacer con Mandíbula pero doy fe de que lo consigue: Miedo

NOTA: La escritora es una de las invitadas de Tenerife Noir

Saludos, correr, correr y correr, desde este lado del ordenador

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