Nicolás Melini: “El festival puede crecer pero no será este año”

La crisis de la Covid-19 ha dejado tocada pero no hundida la celebración de la tercera edición del Festival Hispanoamericano de Escritores. Nicolás Melini (Santa Cruz de La Palma, 1966) explica que la organización tuvo que reestructurar el plan inicial –estaba previsto que México fuera el país invitado este año– con otro festival que, pese a las circunstancias, reunirá a medio centenar de escritores, muchos de ellos hispanoamericanos que residen en la actualidad en Europa.

- La primera pregunta es obligada y más teniendo en cuenta que usted reside en Madrid, ¿cómo pasó el Estado de Alarma?, ¿qué tareas realizó esos días de confinamiento? ¿Comienza la capital de España a sacudirse el sopor de estos meses de aislamiento?

“Creo que lo he llevado bastante bien. No me he estresado en exceso, no he perdido el sueño, me he deprimido solo puntualmente, casi como de costumbre –los creadores solemos tener la idea de morirnos en cualquier momento bastante bien incorporada sin necesidad de pandemias y además solemos vivir en una rutina de cierto confinamiento–. Lo peor, la incertidumbre, no poder avanzar por no saber qué sucederá, ese estar que ni para adelante ni para atrás (por ejemplo con el festival), lo he asumido como lo que es: depende del virus, no de mí, así que me ocupa pero no lo combato. Al principio necesité escribir sobre ello para comprender y resituarme: tres artículos, uno cada una de las primeras tres semana de confinamiento. Tres piezas sobre ello y punto. Luego retomé un libro de cuentos que creía haber terminado pero no lo estaba del todo, y seguí con mis proyectos”.

- ¿Cómo ha afectado la crisis de la Covid-19 a la tercera edición del Festival Hispanoamericano de Escritores que se celebra en Los Llanos de Aridane?

“Teníamos previsto dedicar a México este festival, y antes de la pandemia habíamos invitado a 25 escritores mexicanos que venían desde su país. Como posiblemente no podrán viajar, hemos tenido que posponer este plan para 2021. Si no es por el virus, este año habríamos crecido mucho con bastante firmeza. El festival tiene posibilidades de crecimiento que no vamos a ver este año. Pero el mero hecho de conseguir celebrarlo es un logro. Esperemos que el virus no nos trastoque los planes en el último momento. Como sabemos, todo puede pasar. Estamos muy pendientes de la información y en contacto con la Alcaldía, el Cabildo y el Gobierno de Canarias para tomar cualquier decisión que debamos. Los actos serán al aire libre, con el aforo, el distanciamiento y resto de medidas que proceda”. 

- ¿Cuándo acordaron esta decisión?

“Esta decisión la hemos tenido que tomar hace tan solo unas semanas. Ha tocado rehacer la mitad de las invitaciones a escritores en un tiempo muy corto y con un plazo de antelación a la celebración del festival también muy corto. Pero no importa, lo hemos hecho. Normalmente invitamos en febrero para septiembre. En julio las agendas ya están un poco más complicadas para ese mes. Por otro lado, además, este año se ha concentrado en septiembre gran parte de lo que no se ha hecho durante el resto del año. Pero estas dificultades las hemos solventado bien: será un festival de mayor proximidad, por razones sanitarias, con autores hispanoamericanos que residen en España y más autores españoles de los que hubiesen venido siendo México país invitado. También habrá algún canario más que los que hubiese habido en el festival dedicado a México. Y la media de edad de los autores será inferior, lo cual no tiene porqué ser negativo en absoluto. Por supuesto, hemos mantenido la invitación a aquellos que no vienen de lejos y ya estaban invitados por ser México país invitado. Adaptaremos su participación a una programación en la que México no será el centro”.

- Si se celebrara, ¿qué peso tendrá la presencia de escritores canarios?

“Creo que el año pasado tuvimos unos diecinueve autores canarios, este año serán algunos menos. Nos alegra que tendremos a un poeta y ensayista canario como Andrés Sánchez Robayna, y también a una debutante en la novela, la jovencísima Andrea Abreu. Una de las razones del festival es que los autores canarios se asomen a un mundo —el de la literatura nacional e hispanoamericana, sus editoriales y autores— que normalmente les pilla lejos. Del mismo modo, los autores que vienen entran en contacto con escritores que normalmente desconocen. Que el número de canarios sea el adecuado es importante para que el festival les sirva”.

- ¿Y nacionales e hispanoamericanos?

“La proporción de hispanoamericanos será menor y la de españoles mayor que si hubiésemos podido hacer “México país invitado”. Contamos con hispanoamericanos que viven en España porque es muy posible que desde América no se pueda viajar. Tenemos que reducir el riesgo de que finalmente los autores no puedan desplazarse por cuestiones sanitarias. En realidad, tenemos que reducir lo más posible cualquier tipo de riesgo para que el festival que programemos no se pueda celebrar como hayamos previsto”.

- El Festival anuncia la creación de una residencia de escritores, ¿en qué consistirá?

“Charo González Palmero tenía el proyecto de poner en marcha unas residencias de artistas. El primer festival tuvimos como invitado al escritor francés Patrick Deville, que es Director de la Maison des écrivains. Yo mismo escribí mi última novela en una residencia de este tipo en Francia, me parece fundamental que esa posibilidad exista y quiero fomentar que esto se produzca en Canarias. Se lo comentamos al Ayuntamiento y la idea gustó. Patrick Deville estaba muy interesado también en que se pusiera en marcha. Nos dijo que el lugar era perfecto y que contáramos con él. Este año se celebrará la primera residencia de escritor. Será durante todo el mes de septiembre. Al escritor se le ofrece un sueldo modesto, alojamiento en un lugar agradable para la escritura, donde no tenga mayores preocupaciones que escribir. Durante el mes, el escritor tiene el compromiso de ofrecer una serie de conferencias o talleres, una o dos por semana. Tanto la municipalidad como el escritor se ven beneficiados sobradamente. Para ponerla en marcha, por ahora, solo hemos constituido un pequeño consejo —sin ningún tipo de remuneración, por supuesto— para la decisión entre todos de qué autoes podrían ser merecedores de la residencia y además qué escritores serán más beneficiosos para el proyecto de residencia. Las cuestiones prácticas las realiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. Y el deseo de todos es que esto vaya bien y se institucionalice”.

-Dice que la mayoría de los actos serán al aire libre.

“Haremos más actos al aire libre. Incorporaremos algún escenario al aire libre que no hemos utilizado en las dos ediciones anteriores”.

- Tras estas dos ediciones ¿se han logrado generar dinámicas entre los escritores?

“Estamos todos mucho más en contacto que antes. Con la pandemia se ha hecho muy evidente. Se ha hecho bastante normal estar al tanto de lo que sucede en México, por ejemplo. Los escritores se escriben, se whatsapean, se relacionan en redes. Están al tanto de lo que publican escritores que antes, por la lejanía y el ámbito tan distinto de difusión, ni siquiera sabían que existían. Son lazos de conocimiento mutuo. Y de reconocimiento también. Con el tiempo esos lazos se podrán hacer profundos”.

- Si en 2021 se descubre por fin un remedio contra la Covid-19 y la situación se normaliza, ¿confirma que la cuarta edición estará dedicada a México?

“Ese es nuestro compromiso”.

- ¿Y por qué México?

“México es una potencia cultural y literaria de primera magnitud. Todo un ejemplo para nosotros. Cuando lees las informaciones sobre los escritores de allí comprendes que han podido dedicarse a su obra, tanto por el número de obras que han publicado como por la calidad de las publicaciones y la ambición de las obras. México adaptó el sistema francés. Para México, como para Francia, la cultura ha sido una prioridad de Estado. Por supuesto también y sobre todo hacia el exterior. La mayor feria del libro del ámbito de nuestra lengua es mexicana, la de Guadalajara, y, además, ha recibido el Premio Princesa de Asturias recientemente. Desde la primera edición hemos contado con el apoyo de la Fundación Universidad de Guadalajara, que hace esa Feria Internacional del Libro.”

- ¿Cuál es su visión de las nuevas literaturas hispanoamericanas? ¿Destacaría alguna de sus narrativas en particular?

“Destacaría autores, o libros concretos, porque la literatura, al final, es esa obra que te deslumbra. Por citar a algunos extraordinarios que hemos invitado pero aún no han podido venir por uno u otro motivo, gente más o menos de mi generación a la que leo con mucho placer, me acordaré de la argentina Samantha Schweblin, del guatemalteco Eduardo Halfon, del mexicano Yuri Herrera, del colombiano Juan Gabriel Vásquez. En fin. Leerlos no es en absoluto una pérdida de tiempo. Por otro lado, en España estamos muy bien servidos de escritores hispanoamericanos que leer con devoción, y además amigos, como el argentino Marcelo Luján, por ejemplo, o el venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, o Juan Carlos Chirinos”. 

- ¿Y qué cree que deben de aprender los escritores de unas y otras orillas?

“No sé. El mundo se ha hecho muy pequeñito. Somos muy distintos y sin embargo nos parecemos demasiado. Tautológico pero cierto. Más aún cuando compartimos el idioma. Quizá debamos aventurarnos más en el otro. Ir. Que vengan. Cada vez lo haremos más. De eso se trata. Creo que el proceso de que el mundo se convierta en un pueblito, en una aldea, como se ha dicho, es irreversible salvo cataclismo universal. El virus no solo ha demostrado hasta qué punto ya lo somos, sino que ha acelerado el proceso”.

- ¿Qué le gustaría mejorar del Festival?

“No sería por mejorarlo, sino por desarrollarlo. Creo que hay posibilidades de que el Festival sea también un encuentro sectorial. Este año vendrán algunos editores, alguna traductora a otro idioma, algún agente… El festival puede ser un punto de encuentro, que venga a La Palma mucha gente por distintos motivos”.

- El apoyo de las instituciones ha sido fundamental para la consolidación del Festival. Creo que este año el respaldo del Gobierno de Canarias, entre otros, ha sido determinante.

“En este caso todas las voluntades políticas son indispensables, pero es cierto que el Gobierno de Canarias nos está ofreciendo este año un empuje casi moral. Coincidimos en que hay que hacer todo lo posible por celebrar este festival este año, porque el próximo año será muy complicado, y, si perdemos la continuidad tan pronto y dos años seguidos, luego podría ser bastante difícil retomarlo. Además, el festival puede ayudar, modestamente: podemos contribuir a que algunos proveedores de la isla lo pasen menos mal. Aunque los presupuestos para las cuestiones artísticas no son precisamente espectaculares, hay un tejido empresarial, en este caso no solo de la cultura, al que le llega algo de liquidez que en este momento puede significar aguantar en un momento muy malo. Financiación que en parte viene de fuera de la isla, financiación que, por poca que sea, ingresa en la isla. Por otro lado, creo que los escritores querrán hablar de todo lo que nos está pasando, podemos llenar el mundo de algunas palabras lúcidas que nos ayuden a comprender y a sobrellevar y a superar mejor la adversidad del virus, y este beneficio no es solo para la gente que acuda a los actos, también para la gente que asista por estreaming desde cualquier lugar o que vea luego los vídeos a través de la web del festival”

- ¿Cree que el festival forma parte ya del paisaje urbano y sentimental de Los Llanos de Aridane?

“Se demuestra que lo importante cuando programamos cultura no es ni siquiera la infraestructura cultural, sino las personas. Que podamos hacer este Festival es debido a que nos hemos juntado una serie de personas capaces de hacerlo, y luego la voluntad política. Se demuestra también que cuando ofreces cultura, y no sucedáneos, la gente responde. Al principio nos trasladaron muchas dudas de que el festival pudiera funcionar en Los Llanos de Aridane. Yo no tuve ninguna duda. Tampoco Armas Marcelo. Y luego Los Llanos ha sido un lugar muy acogedor con los escritores. Los escritores se sienten bien en Los Llanos, esto es también, otra vez, sobre todo por la gente. La gente se encuentra por la calle a los escritores, se para a tres metros de ellos y les grita: ‘¡Gracias!’ Es una maravilla”.

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