La política desleal de la Viceconsejería de Cultura con el libro

Hace unos meses la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias anunciaba que iba a seleccionar por convocatoria pública las colecciones literarias que iba a editar. Se añadirían dos nuevas (infantil y cómic) a las ya existentes (narrativa, poesía, ensayo y teatro) pero no se decía, nunca se dice aunque las administraciones presuman de transparentes (yo tampoco), que el departamento que dirige Juan Márquez clavaba otro clavo (y van) a la cruz que sostienen las pequeñas empresas editoras que se reparten por estas islas. Olvidadas, tan olvidadas de la mano de los dioses.

Hace dos años entrevisté a Juan Márquez (1) a quien le estoy agradecido que me adelantara unas cuantas primicias que con el paso del tiempo, es verdad, ha ido cumpliendo. Márquez me pareció un tipo serio, todos los que llevan barba lo parecen menos unos cuantos que trabajan precisamente con Márquez en Tenerife, aunque percibí cierto nerviosismo en su mirada. Pero me dije que sería cosa del cargo, de la nueva responsabilidad que asumía… No he vuelto a tropezarme con él desde entonces, pero algo me dice que ese mirar a un lado y al otro quizá ya no existe. Que se muestra más cómodo ahora que empieza a creerse que es Viceconsejero de Cultura. Y mira que el caballero, o mi niño que decimos por esta tierra, no lo ha tenido fácil de momento.

El confinamiento al que nos sometieron en 2020 y la pandemia que sigue ahí ha deslucido un mandato que por muy poco que haya hecho ha hecho el doble que su antecesor en el cargo, Aurelio González, entonces no sé si ahora miembro del Partido Nacionalista Canario (yo tampoco).

En resumen, que Juan Márquez me pareció un tipo voluntarioso y con ganas de cambio. Pasado el tiempo, voluntad no sé si conserva pero de lo que sí estoy seguro es que cambios poco, o prácticamente ninguno porque siguen ocupando las mismas responsabilidades los que trabajaron a las órdenes de González, de ahí que llamen maliciosamente al actual Viceconsejero y su director general, Rubén Pérez Castellano, los gatopardos por aquello de que todo cambia para que no cambie nada.

Oh, sí, es verdad que ya no existe Canarias Cultura en Red que sirvió para cambiar (aunque no cambió nada) aquello que se llamó Socaem. Ahora, con Márquez, más que desaparecer se sustituye Canarias Cultura en Red por Instituto Canario de Desarrollo Cultural, aunque al paso que van quizá sea mejor reconocerlo como Instituto Canario del (sub)Desarrollo Cultural porque mucho Márquez, mucha izquierda con conciencia, mucho cambio para que al final no cambie nada. Es decir, que se da juego a los de siempre.

En este sentido, la gestión con el libro parece diseñada más para neutralizar que estimular el negocio de las editoriales canarias. Así que mientras espero que alguien le recuerde al Viceconsejero de Cultura que su mando en plaza algún día concluirá, explique también porque ha dado luz verde a una serie de iniciativas que en vez de dejar huellas ya están (de)generando en una catástrofe de incalculables dimensiones para el sector editorial de las islas. Tanto, que Márquez y su equipo (heredado de Aurelio aguañac González) podrían pasar a la Historia como el Imán y los muyahidines que al grito de Allah akbar! se cargaron el sector editorial en Canarias.

El nuevo proceso que proyecta la Viceconcejería de Cultura a través de la secta, digo la Unidad del Libro para lo que resta de 2021 es el siguiente: que se elija una nueva obra (con independencia de la colección) original e inédita, de la que se editarán 500 ejemplares, 50 de los cuales se entregará a su autor junto a un incentivo económico de 4.000 euros, contemplando su distribución para el siguiente año.

“Todo ello con la firme voluntad de potenciar, incentivar y ayudar a la difusión de la literatura canaria”, esto último parece estar escrito con la diabólica ironía de un Guayota de papel.

El caso es que hasta hace unos días pensaba que era tarea de las editoriales privadas y no del Gobierno canario la de publicar, rescatar y recuperar la obra de escritores/as inéditos y que los objetivos del Gobierno regional deberían ser los de dar a conocer los grandes nombres de la literatura que genera una tierra en la que sus editores se encuentran al borde del precipicio.

Pero parece que los que dirigen, los que tienen ciertas responsabilidades en la Viceconsejería y a los que se les paga, por cierto, por ello, no se enteran. O no se quieren enterar, lo que resulta más incómodo.

Les invito a que consulten las condiciones específicas de cada colección en www.icdcultural.org. Y a que me respondan con la cabeza fría ¿por qué?

Las colecciones, que llevan nombres propios salvo una, son Agustín Espinosa (narrativa), Natalia Sosa Ayala (poesía); Clavijo y Fajardo (ensayo de literatura o lingüística); Nuevas Escrituras Canarias (poesía, novela, cuentos y microrrelatos, ensayo, teatro) que solo admite a escritores/as de 18 y 35 años; libro infantil ilustrado que lleva el nombre de Isabel Medina y la de Cómic, que no lleva como decíamos nombre propio. Le sugeriría, y gratis por cierto, al viceconsejero de Cultura, Juan Márquez, y su equipo de apandadores que rebautice la colección cómic con el nombre de Enrique Cichosz, que fue como no sabe ninguno de los que han puesto en marcha esta política, uno de los mejores guionistas y dibujantes de Canarias. Kiko, como lo llamamos quienes lo conocimos, dejó de estar con nosotros en 2011 pero para muchos sigue estando presente.

No sé en que estarían pensando en esa santa casa que es la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias pero parece que vive en otra realidad. Y eso que apenas cuenta con funcionarios que son, estos últimos, los que sí viven en otra realidad (ese milagro de contar con un trabajo fijo). Otra cosa son sus “técnicos” y “asesores”, gente que se ha agarrado al sillón como la lapa se aferra a la roca.

Por esto y más, agradecería que alguien me explicara cuando las colecciones comiencen a andar el impacto económico que va a suponer para el área que dirige Márquez y cómo calarán estos libros entre los canarios que cogemos todavía la guagua o el tranvía. También los que pillan la guagua de San Fernando, un ratito a pie y otro andando.

Mientras tanto, el sector más dormido que acobardado, asiste en silencio a su aniquilación ante la competencia desleal que pretende ejercer el Gobierno canario a través de la Viceconsejería que dirige Juan Márquez y sus cuates. Lo que es muy grave, sobre todo en estos tiempos que vivimos. Tan confusos, extraños, de fantasmagóricos virus que cada día se parecen más a los indocumentados que fraguan la política del libro en Canarias.

El caso es que ya comienzan a protestar algunas de las asociaciones del mundo del libro. Una de ellas es la de Profesionales y Empresas de Diseño de Canarias (di-Ca) que en una nota de la que se hace eco la edición digital de Canarias 7 (2) expresó por carta “y en dos ocasiones a la Viceconsejería de Cultura del Gobierno su disconformidad con la convocatoria pública para actualizar el diseño de cada una de las seis colecciones literarias que se editan desde esta entidad”.

Al parecer y desde el Ejecutivo se les aseguró, también por escrito, que el procedimiento se ajustaba a la legalidad aunque así no lo ven los profesionales del diseño en Canarias, que en la información afirma que este “no es un procedimiento correcto y lo que hace es ayudar a precarizar aún más al sector. Hicimos un acercamiento primero explicándoles las cosas que estaban mal, modificaron algunas, pero lo que han sacado está aún peor, porque incluye cosas como exigir la residencia fiscal que consideramos incluso que puede ser ilegal”, opina Ignacio Alcántara, presidente de la Asociación de Profesionales y Empresas de Diseño de Canarias (di-Ca).

El colectivo, cuyos asociados no se presentarán a esta convocatoria en señal de protesta, llama también la atención “sobre la falta de transparencia sobre los integrantes del Jurado”, denuncia que puede hacerse extensible a quiénes serán las personas (“con acreditado prestigio”) que formarán el comité que dará el visto bueno a la publicación de las obras que se presenten a la seis colecciones que prevé editar la Viceconsejería de Cultura a través de la Unidad del Libro, que haberla hayla, aunque no haga bien las cosas.

Algunas de las preguntas son:

¿Por qué competir con las editorial privadas?

¿No era más adecuado y solidario convocar un concurso entre las editorial de las islas?

¿Repetirán como jurado los mismos de siempre?

¿Qué criterios se tendrán en cuenta para publicar a unos y no a otros?

¿Por qué no se dice quiénes formarán parte del jurado?

Preguntas, preguntas y preguntas que no tendrán respuesta aunque como escribió Pedro García Cabrera, republicano y socialista, “la esperanza me mantiene”. Claro que… ¿hasta cuándo?

(1) Juan Márquez Fandiño: “Canarias Cultura en Red se identificará ahora como Instituto Canario de Desarrollo Cultural”

http://www.elescobillon.com/2019/12/juan-marquez-fandino-%e2%80%9ccanarias-cultura-en-red-se-identificara-ahora-como-instituto-canario-de-desarrollo-cultural%e2%80%9d/

(2) La asociación de diseñadores y la Viceconsejería ‘chocan’ por la convocatoria para las colecciones

https://www.canarias7.es/cultura/asociacion-disenadores-viceconsejeria-20210710190259-nt.html

Saludos, esto es todo… por ahora, desde este lado del ordenador

Escribe una respuesta